
Todos los defectos que tuvo Maradona lo tenemos distribuidos los argentinos. Ahora en el Cielo vuelve a ser un niño feliz, sin drogas, sin mentiras, sin vacío existencial. Valorará sólo las cosas que tienen perfume a trascendental. Dios le dará besos, abrazos que muchos seres humanos se lo negaron. Todos los defectos que tenía Maradona lo tienen distribuidos los argentinos. Qué manía la nuestra, la de castigar a un niño aprendiz, poniéndole el nombre de Dios o la de condenarlo para que sea un asfixiado ídolo. Hoy la justicia Divina le sacó ese peso insoportable. Cuando lo volvamos a ver, veremos a un hombre feliz, haciendo jugadas magistrales por el aire.