Después del 2018, el peor año para Cambiemos, el 2019 llega con un suspiro en la economía para el gobierno de cara a las elecciones presidenciales. Una señal negativa para la oposición. Macri debe recuperar su imagen y credibilidad de cara a las presidenciales luego de que en mayo y noviembre del pasado año cuando la economía argentina hizo un boom y comenzó la tendencia bajista; la imagen positiva de todo el oficialismo bajó. Desde el G-20, Argentina se encuentra con más esperanza mirando el mundo, afianzando relaciones con potencias financieras como lo son China, Estados Unidos y Japón. Los bonos argentinos dejaron su tendencia a bajar y el dólar se mantiene estable. Pensar en un cercano 2001 es descabellado. El riesgo país se mantiene pero la especulación electoral es unas de las mayores causas de su volatilidad. Realmente, este es un respiro ya que la incertidumbre de los mercados que están expectantes de los resultados electorales es mucha. Las encuestas dan Macri ganador y Cristina en segundo puesto, pero no reconocer que estas no son tan confiables es muy peligroso. Observando a Brasil, luego del triunfo de Bolsonaro, acá podría pasar algo muy parecido. El efecto Macri podría consolidar más la economía nuestra internacionalmente y darles un respiro a los inversionistas, pero un efecto Kirchner sería catastrófico para las acciones argentinas en el exterior. Hasta no tener un ganador, nuestra economía se guiara lamentablemente por una agresiva especulación: que si Macri, que si Cristina, que si Massa o Espert.