"La patria me ha dado un tesoro: he aprendido a leer y a escribir", irrumpió un grupo de chicos y chicas cantando sobre el escenario del Teatro Karl Marx de La Habana. El mensaje es parte de una canción que rememora la Campaña de Alfabetización cubana que en diciembre pasado cumplió el 55º aniversario de su culminación. El hecho histórico fue resaltado por la ministra de Educación de la isla, Ena Elsa Velázquez Cobiella, durante la conferencia inaugural del Congreso de Pedagogía que se realiza en Cuba.
La sala principal del teatro ubicado en el barrio habanero de Miramar estaba colmada de educadores y educadoras representantes de unos 40 países. En el entorno colgaban grandes carteles, con pensamientos de José Martí y de Fidel Castro. De Martí aquel que afirma: "De todas las profesiones la de maestro es la que lleva paz en el alma" y de Fidel, uno que devela el valor del derecho a la educación: "No hay peor enemigo del hombre, no hay peor enemigo de los pueblos, no hay peor enemigo de la humanidad que la ignorancia". No es extraño escuchar a las docentes caribeñas calificar a las escuelas como "martinianas" o escuelas "fidelistas" cuando se las quiere resaltar.
La ministra cubana se presentó como "maestra revolucionaria" y dedicó sus primeras palabras para Fidel Castro y la gran campaña alfabetizadora unida a los inicios de la Revolución. Una gesta que convirtió a la nación del Caribe en un territorio libre de analfabetismo, la llenó de escuelas y permitió la total escolarización de todo su pueblo. Enseguida invitó a transformar la tristeza de la partida del líder "en energía creadora".
Lo que siguió por casi una hora fue siempre un discurso impecable de Velázquez Cobiella, de sólido valor pedagógico, unido a la historia e identidad de nuestros pueblos, y en especial a reconocer la sensible tarea de las maestras y los maestros.
"Cuántas cosas ya puedo decirte, porque al fin he aprendido a escribir, ahora puedo decir que te quiero, ahora sí te lo puedo decir..." continuó la hermosa canción interpretada por los estudiantes y que ganaba las lágrimas entre el público, marcadamente docente.
"¿Qué importancia tiene para nuestros pueblos la erradicación del analfabetismo?" preguntó y respondió en otro tramo de su conferencia la ministra Velázquez Cobiella: "Por supuesto que la liberación de millones de seres humanos que ya ven la vida de otra manera, que ya descubren mejor el mundo que les rodea, pues como señalara Fidel ‘enseñar a leer y a escribir a todo el mundo era la única forma de liquidar el otro analfabetismo terrible, el analfabetismo político, pues solo un mundo alfabetizado podía ser capaz de adquirir esa cultura política, sin la cual ningún mundo mejor será posible'".
"Cuántas cosas ya puedo decirte, porque al fin he aprendido a escribir, ahora puedo decir que te quiero..."
Una de las primeras medidas tomadas por la Revolución cubana iniciada en 1959 fue darle un lugar trascendente a la educación. Enseguida se lanzó una histórica campaña para alfabetizar a los pobladores de la isla, en ese entonces mayormente analfabetos. Estuvo a cargo de brigadas de voluntarios y voluntarias que se metieron en cada rincón de la isla con la consigna "Alfabetizando venceremos". Ese hecho fue recordado también por los estudiantes cubanos que ingresaron a la gran sala del teatro Karl Marx, vestidos como en aquella gesta y portando las farolas que acompañaron su trabajo.
Una revolución intensa gana el interior de las personas adultas que se alfabetizan, no sólo recuperan un derecho negado sino que sus vidas recuperan la autoestima y empiezan a dibujar otro futuro. El gran Eduardo Galeano lo cuenta amorosamente en su libro "Los hijos de los días" bajo el título "Septiembre 8":
Sergipe, nordeste del Brasil: Paulo Freire inicia una nueva jornada de trabajo con un grupo de campesinos muy pobres, que se están alfabetizando. "¿Cómo estás, Joao?" Joao calla. Estruja su sombrero. Largo silencio, y por fin dice: "No pude dormir. Toda la noche sin pegar los ojos". Más palabras no le salen de la boca, hasta que murmura: "Ayer yo escribí mi nombre por primera vez".
El saldo de esa primera gran decisión política de emprender la Campaña de Alfabetización fue el cumplimiento del derecho a la educación para todo el pueblo cubano. La ministra Velázquez Cobiella repasó con estos datos lo alcanzado desde que triunfó la Revolución: "El grado de escolaridad de la población, que de tres grados promedio en 1958, se elevó a más de 10 grados en general y en la actualidad asciende a 11,5 grados, en los ciudadanos de más de 25 años, con bastante similitud entre la población de las zonas rurales y urbanas en todas las provincias del país. De igual manera la equidad de género de 1.0 revela la igualdad entre las niñas y los niños en el acceso y tránsito por el sistema de educación y la alta retención en el ciclo normal, en todos los niveles educativos".
En la gala inaugural del congreso que se desarrolla hasta el viernes hubo poesía, canto, arte, bailes de todos los géneros, organizados por los chicos. Y sobre todo mucha emoción en las delegaciones de educadores y educadores que se dan este tiempo para la formación colectiva.