Jorge Rojas celebró diez años de carrera solista con un impactante show en Metropolitano. Ante dos mil personas, el artista neuquino criado en el Chaco Salteño puso en escena las canciones más representativas de su historia como intérprete.
Por Pedro Robledo
Jorge Rojas celebró diez años de carrera solista con un impactante show en Metropolitano. Ante dos mil personas, el artista neuquino criado en el Chaco Salteño puso en escena las canciones más representativas de su historia como intérprete.
Con "A todo corazón", el tinku con el que comienza su último disco "Hoy", inició un set de canciones que permitieron un recorrido por su prolífica y exitosa carrera.
El amplio escenario de Metropolitano le permitió el despliegue al que se sumó un notable trabajo técnico de sonido, luces y pantalla de video. La planta técnica, montada un día anterior, fue supervisada por él mismo, atendiendo personalmente todos los detalles.
"Hemos venido a compartir nuestras canciones, donde está nuestra música, lo mejor de nosotros", dijo en el saludo inicial antes de cantar "Lo que el tiempo me enseñó", una letra reflexiva escrita por Tabaré Cardozo, y "Hoy", dos temas del nuevo disco que contiene sonidos latinos y folclóricos.
De repertorio anterior, rescató "Uno mismo", donde aparecieron los primeros suspiros femeninos y "La vida", una letra simple con mensaje esperanzador que incluyó un logrado contrapunto de su voz con la guitarra eléctrica de Marcelo Cáceres. Recorrió el ancho escenario y el ritmo caribeño del final del tema invitó a la participación del público, tímido aún.
Con solvencia y seguro cuando se instala en el género, recordó dos piezas del folclore, "Para cantar he nacido" y "La yapa", dos chacareras donde muestra su esencia.
En otra pausa, dio la bienvenida con el coqueteo habitual con sus fans y recibió regalos de la platea. Expresó su satisfacción por haber logrado comunicarse con sus canciones y regaló piropos: "En este ámbito podemos observarlas como no se puede en los festivales, se han tirado toda la pilcha encima, qué lindas que están", dijo agradeciendo carteles de la gente que lo sigue desde hace diez años y que están en todos sus shows.
Un sonido impecable, prolijamente diseñado, y un video que lo mostró componiendo acompañado de un buen vino, permitió que luzca su versión de "De eso se trata", obra de la colombiana María Isabel Saavedra. Las imágenes complementaron también "Ya no vendrás", una zamba adaptada a su estilo.
El pensado y cuidado orden de los temas, permitió enlazar las historias que cuentan "Por si volvieras" y "Sin memoria", relatos de abandono y regreso.
Mediante un hábil manejo de los climas y las sensaciones, fue entibiando el ambiente con "El secreto de tu vida". Estirando los finales, con un sonido que desmejoró y se corrigió rápidamente, la canción que relata historia de amantes hizo explotar a las damas. Las "rojeras" no se resistieron y produjeron algunos desbordes dejando sus butacas para arrimarse al escenario.
Después de "Milagro de amor", ofreció "Una sola voz", el himno de la Fiesta de la Cultura Nativa, el evento solidario que Rojas organiza todos los años en el Chaco Salteño, sitio de su infancia y adolescencia. Aprovechó para contar detalles e invitar a la fiesta.
El único invitado de la noche fue el uruguayo Carlos Malo. "La música hace que nos hermanemos", dijo Rojas y, prestando su banda, le cedió un espacio para que el oriental se luzca con dos polcas. En "No saber de ti" invirtió los roles: cantó la gente y él escuchó y culminó el show con "Dónde estará mi primavera", del Marco Antonio Solís.
El show transitó por todos los climas: románticos, reflexivos y festivos. Fueron dos horas de concierto donde Jorge Rojas mostró su solidez como intérprete y la eficacia de su repertorio. El desafío es sostener un show extenso y exigente con su protagonismo excluyente. Bien plantado en el centro de la escena, demuestra no sólo su talento como cantante sino también sus amplios conocimientos sobre producción general.