La historia del mundo del entretenimiento está poblada de agrios enfrentamientos entre músicos y sellos discográficos. Hay casos emblemáticos que terminaron en escándalo en los tribunales y la prensa, como la batalla entre Prince y Warner, entre George Michael y Sony o los Rolling Stones y Decca. Sin embargo, nadie ha encabezado la lucha por los derechos de los músicos frente a las grandes corporaciones como Taylor Swift. Y este es uno de los aspectos menos reconocidos (pero más interesantes) de la cantante y compositora que vendrá a la Argentina en noviembre y que agotó en tiempo récord tres estadios de River.
Taylor Swift ha vendido más de 200 millones de discos y es la artista femenina con más números uno en la historia. Algunos opinan que, actualmente, la rubia de 33 años no es sólo la persona más poderosa de la industria discográfica: ella ES la industria en sí misma. Lo destacable es que ha usado ese poder para cambiar ciertas reglas de juego en favor de los músicos, y por eso su figura representa un antes y un después en una industria que ha experimentado grandes transformaciones en las últimas décadas. Swift se ha enfrentado a Spotify y a Apple Music, y puso en jaque a las compañías discográficas con la inédita cruzada de regrabar sus primeros discos.
Entre 2006 y 2017, la cantante grabó y editó sus primeros seis álbumes con el sello Big Machine, una discográfica de Nashville especializada en country y pop. Los problemas empezaron en julio de 2019, cuando Big Machine fue comprada por el empresario Scooter Braun por un valor de aproximadamente 300 millones de dólares, de los cuales casi la mitad correspondían al catálogo de Swift. Braun era representante de artistas como Justin Bieber y Ariana Grande... y también archienemigo de Taylor (se dice que mandaba a clientes suyos como Kanye West a maltratar a la cantante por redes sociales), por lo cual la guerra estalló. “Nunca en mis peores pesadillas imaginé que el comprador sería Scooter. El sabía lo que estaba haciendo. Controlar a una mujer que no quería estar asociada con ellos. En perpetuidad. Para siempre”, declaró la estrella entonces.
Swift reveló que había intentado comprar sus masters a Big Machine, sin embargo la opción que le ofrecieron fue la de renovar su contrato con la discográfica y “ganarse” un álbum a la vez, es decir, obtener la titularidad de uno de sus discos originales por cada uno nuevo que entregase. Es decir, seguir enganchada con ellos. Como una salida a esta encrucijada, la artista anunció que regrabaría todas las canciones de sus primeros seis álbumes, algo que un vacío legal en el contrato que firmó con Big Machine le permitía. Y esta estrategia resultó un hallazgo: bajo la etiqueta de “Taylor’s Version”, estos “viejos nuevos discos” comenzaron a publicarse a partir de 2021, dejando prácticamente en el olvido a los originales.
“Fearless” fue el primer trabajo regrabado, y le siguieron “Red” y “Speak Now”. Todos incluyen temas inéditos, versiones extendidas de canciones y videos estreno. El éxito fue arrollador. “Fearless (Taylor’s Version)” alcanzó el número uno de la lista Billboard 200, y “Red (Taylor’s Version)” rompió una serie de récords comerciales, como llegar a tener el mayor número de reproducciones en un solo día para un álbum de una artista femenina en Spotify y las ventas de LP de vinilo más altas en una semana en la historia de MRC Data. Con “Speak Now (Taylor’s Version)”, la autora de hits como “All Too Well” y “Love Story” superó a Barbra Streisand como la mujer con más álbumes número uno en la historia de Billboard. Y seguramente lo mismo pasará cuando el próximo 27 de octubre se edite la nueva versión de “1989”, uno de los discos más populares de la carrera de Swift.
Esta movida sin precedentes de los discos “Taylor’s Version” (que además cosecharon muy buenas críticas) nunca hubiese logrado semejante repercusión sin la estrecha y especial relación que mantiene Taylor Swift con sus fans. La cantante fue sincera y transparente sobre los motivos que la llevaron a regrabar sus discos, y el fandom respondió con total fidelidad. Mientras tanto, las discográficas observan el fenómeno con preocupación. Según The Wall Street Journal, los grandes sellos ya pusieron manos a la obra para modificar sus contratos y doblar el tiempo en que los derechos de las canciones les pertenecen para frenar las regrabaciones futuras.
Las discográficas siempre han argumentado que ese tiempo que los artistas permanecen atados a sus sellos es a cambio de la inversión que éstos hacen para lanzarlos al éxito: el riesgo de la apuesta, la distribución, la promoción y los costos de la grabación. Pero en los últimos años, con las herramientas tecnológicas y las redes sociales, un artista no necesita expresamente que una discográfica apueste por él para lanzar su música. Y eso asusta a las empresas que durante décadas han lucrado con este tipo de contratos abusivos.
Bastante antes del cortocircuito con su discográfica, Taylor Swift ya había desafiado al mayor gigante de la música en streaming. En 2014, la cantante decidió sacar todo su catálogo de Spotify, porque consideraba que la plataforma era injusta con sus medidas de pago. Luego de arduas negociaciones y charlas con su sello, se lograron mejores pagos para los artistas, ya que las canciones son reproducidas por cuentas premium de Spotify.
Un año después, surgió un conflicto similar con otra poderosa empresa tecnológica. Cuando Apple presentó su nuevo servicio de reproducción de música, los usuarios podían escuchar canciones gratis durante tres meses: tres meses en donde los artistas no ganarían dinero por sus composiciones. Entonces Swift escribió una carta pública para mostrar su fuerte descontento frente a este modelo. Y según ella, varios artistas habrían guardado silencio por miedo a enfrentarse con la compañía. “Esto no es sobre mí —escribió—. Estoy por mi quinto álbum y puedo mantenerme a mí misma, a mi banda y a todo el equipo gracias a las actuaciones en vivo. Esto es por el nuevo artista o banda que acaba de lanzar su primera canción y no se le pagará por su éxito. Esto es por los músicos que trabajan incansablemente para innovar y crear, al igual que los innovadores y creadores de Apple son pioneros en su campo”. Gracias a este carta, Apple se retractó de la decisión que había tomado y anunció que pagaría a los artistas por cada escucha recibida.
Taylor Swift - Dear John (Taylor's Version) (Lyric Video)