A los 88 años falleció hoy Berta Szpindler, la esposa del recordado humorista Mauricio Borensztein, más conocido como Tato Bores, un referente de la televisión argentina que se mantiene aún vigente tras 24 años de su muerte.
Berta junto a su hija Marina Borensztein.
A los 88 años falleció hoy Berta Szpindler, la esposa del recordado humorista Mauricio Borensztein, más conocido como Tato Bores, un referente de la televisión argentina que se mantiene aún vigente tras 24 años de su muerte.
El nombre de Berta se hizo conocida justamente porque su esposo Tato Bores la mencionaba habitualmente en sus monólogos. Ellos se casaron en 1954 y tuvieron tres hijos: Marina (escritora), Alejandro (periodista) y Sebastián Borensztein (guionista).
Berta recién concedió la primera entrevista periodística en 2002, y allí se mostró orgullosa de sus hijos porque "son buena gente", dijo.
“Me dicen ‘te felicito, qué talento tus hijos’. Sí, son muy talentosos, pero a mí lo que más me gusta de ellos es que son muy buena gente”, dijo Berta.
La esposa de Tato Bores cultivó siempre un bajo perfil y siempre fue reticente a mantener un contacto con la prensa, ya que consideraba que su esposo e hijos eran quienes tenían la tarea de hacerlo debido a sus actividades profesionales.
Fue en esa nota en la que Berta fijó la posición: “Cuando yo veía a las esposas que daban notas no entendía mucho, porque a mí me parecía que yo no tenía nada para decir. A mí me parece muy bien que haga declaraciones la gente que tiene algún peso en algo, si sos artista, un pintor, un político. Yo sentía que era la señora de Tato Bores, nomás”, indicó en esa recordada nota en Página 12. “Es la primera vez que doy una nota, ni siquiera junto con Tato lo hice. Sí me prestaba a sacarme una foto, pero nada más”, recordó.
Claro que Tato en sus monólogos la convirtió en un personaje, a tal punto que su nombre se hizo reconocido en el público. Y eso lo admitió la mujer en dicha entrevista. “Como él siempre hablaba en primera persona, que todas las cosas le sucedían a él, y él tenía muchos interlocutores en esos monólogos, yo era uno”, contó, pero enseguida dijo que no se sentía identificada con la imagen que el humorista y los guionistas habían hecho sobre el personaje, ya que habían construido "una mandona" que nada tenía que ver con ella.
Por Pablo R. Procopio
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