"Wormwood" es una ingeniosa mezcla de documental y película de ficción que nos cuenta cómo desentrañar la misteriosa muerte de un hombre —¿suicidio, accidente o asesinato?— pero sobre todo se trata de la búsqueda paciente y emocionante de un hombre hoy septuagenario que desanda varias veces el hipnótico camino hasta la habitación del hotel donde su padre en los años 50 cayó al vacío desde la ventana de un décimo piso. En efecto, esta serie de seis episodios dirigida por Errol Morris empieza con aquel fatídico día, el 28 de noviembre de 1953, cuando el biólogo Frank Olson (Peter Sarsgaard en la dramatización) cae por la ventana de una habitación del piso 10 de un hotel de Nueva York. Con el correr de los minutos la historia empieza a mostrar distintas aristas, como por ejemplo que Olson había sido un científico reclutado por la CIA para formar parte de un equipo que lleve delante un programa secreto de la Guerra Fría, específicamente un proyecto de guerra biológica llamado MKUltra. Unos minutos después del trágico suceso, el compañero de cuarto de Olson toma el teléfono, hace una llamada y sólo dice: "Partió". Así arranca "Wormwood" y la historia se pone cada vez más buena. Esa diferencia entre "caer" y "saltar" desde un décimo piso fue la obsesión y el centro de atención durante más de 60 años de Eric Olson, y también es la columna vertebral de "Wormwood". Dos cosas quedan claras desde el primer capítulo: que Frank Olson no estaba de acuerdo con el proyecto MKUltra y que la CIA usaba LSD para el control mental de aquellos involucrados en sus planes sospechados de traición o simplemente dubitación.