Peter Bogdanovich, director de películas como “¿Qué me pasa doctor?” (1972), “Luna de papel” (1973) y “Máscara” (1985), murió la madrugada del jueves por causas naturales en su casa de Los Angeles, informó su hija Antonia Bogdanovich a The Hollywood Reporter. Tenía 82 años y fue uno de los cineastas que ayudaron a cambiar el clásico Hollywood por el llamado Nuevo Hollywood junto a William Friedkin, Brian De Palma, George Lucas, Martin Scorsese, Michael Cimino y Francis Ford Coppola, entre otros.
Como Francois Truffaut en su momento, Bogdanovich comenzó como crítico de cine. Esquire, Village Voice y The New York Times publicaron sus reseñas. En 1964, Roger Corman lo contrató para colaborar como guionista y ayudante en “Los ángeles del infierno”, de 1966. Dio tan buen resultado su incursión que se lanzó a dirigir en 1968 con “Targets” para dar con la tecla precisa tres años más tarde en “La última película”, un éxito comercial y de crítica que fue nominado a ocho premios Oscar. Entre los premios que recibió a lo largo de su vida se destacan la Concha de Plata del Festival de San Sebastián y el premio del jurado en 1973 por “Luna de papel”.
jennifer-aniston-owen-wilson-peter-bogdonavich-shes-funny-that-way-premiere.jpg
Bogdanovich llegó a ser considerado como “el nuevo director más emocionante del momento en Estados Unidos” y fue venerado por la industria, no solo por su papel tras las cámaras sino por haber practicados casi todos los roles: productor, guionista, actor y uno de los historiadores del cine más importantes de la industria del cine.
Para el crítico británico David Thomson “Bogdanovich fue un valioso crítico de inspiración francesa que insistió en la dirección como autor, tanto que muchos estadounidenses comenzaron a tomar a los directores más en serio por lo que escribía”.
De origen yugoslavo, Bogdanovich nació en Nueva York el 30 de julio de 1939. Aficionado al cine desde niño, a los 20 años comenzó a trabajar en el Museo de Arte Moderno de Nueva York en la preparación de una antología de películas sobre Orson Welles y Howard Hawks.
Al mismo tiempo empezó a escribir artículos sobre el séptimo arte y se convirtió en uno de los más prestigiosos críticos cinematográficos de Estados Unidos. En 1964 dejó su puesto en el museo y se trasladó a Los Angeles donde su carrera se diversificó y fue conocida por el gran público.
A Tribute to Director Peter Bogdanovich
Su última película fue “Terapia en Broadway”, estrenada en Argentina 2015. Bogdanovich llegó al país en 2016 como invitado estelar del Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente (Bafici) donde su trabajo fue motivo de una restrospectiva. En aquella ocasión dejó conceptos sobre su trabajo y recordó a maestros suyos como John Ford, Howard Hawks y Roger Corman.
“Me siento muy halagado de que el Bafici piense que mis películas valen una retrospectiva. Me sorprende mucho que alguien en Argentina siga viendo y valorando mi obra. Es como haber tirado una piedra al agua hace muchos años y que las ondas se sigan expandiendo todavía”, dijo en aquel momento.
“Creo que la humanidad se perdió las películas y nos quedamos más que nada con los efectos. Increíblemente todavía existen directores que se interesan por el hombre y sus preocupaciones esenciales, como Wes Anderson”, señaló Bogdanovich, a quien el director de “El gran hotel Budapest” lo llama cariñosamente “papá” y lo ayudó a producir su última película, “Terapia en Broadway”.
De Hawks y Alfred Hitchcock aprendí el vocabulario y la gramática del cine. Y aprendí algunas cosas de dirección haciéndoles preguntas todo el tiempo. «¿Lo único que sabés hacer es hacer preguntas?», me decían De Hawks y Alfred Hitchcock aprendí el vocabulario y la gramática del cine. Y aprendí algunas cosas de dirección haciéndoles preguntas todo el tiempo. «¿Lo único que sabés hacer es hacer preguntas?», me decían
Para este guionista y productor, “las películas estadounidenses se degeneraron con los efectos especiales. Mi padre era pintor y me prohibía ver cómics debido a que estaban mal dibujados. Por eso crecí sin que los superhéroes me llamen la atención. Lo más básico de hacer una película es que el espectador suspenda su falta de creencia y pueda darle verosimilitud a la fantasía. Y las películas de efectos especiales hacen todo lo contrario”, consideró.
En ese sentido, Bogdanovich aseguró que “los filmes de superhéroes son pura mierda. Me gustan las películas sobre la gente, que indagan sobre distintos aspectos de los seres humanos. En ese sentido, creo que al igual que en el cine, la actualidad del arte en general no es muy buena”.
“Creo que las series de TV después de «Los Soprano» mejoraron mucho”, consideró el artista sobre aquel éxito en el cual se desempeñó como actor. “Hay mejores roles para las mujeres y los guiones son mejores porque están hechos para adultos, mientras que la mayoría de las películas están hechas para adolescentes. Desearía que no fuera así pero lo es”, señaló el cineasta, que actuó en varios capítulos como el supervisor psicoanalítico de la doctora Melfi y dirigió otro de la popular serie televisiva centrada sobre la vida de una familia de mafiosos de Nueva Jersey.
bogda3.jpg
Cher y Sam Elliott en "Máscara".
Sobre su modo de trabajo, que incluye varias películas para televisión, indicó: “Me gusta trabajar rápido. No siento que comprometa nada por subir la velocidad. Lo que aprendí de Howard Hawks, Orson Welles y John Ford fue que no hay que filmar cosas de más, sino sólo lo esencial. De ellos aprendí que no hay que filmar cosas que no se necesitan y por eso, en mis filmes, me puedo mover de manera tan rápida y eficiente”, agregó.
Hablando de sus maestros, recordó: “De Hawks y Alfred Hitchcock aprendí el vocabulario y la gramática del cine. Y aprendí algunas cosas de dirección haciéndoles preguntas todo el tiempo. «¿Lo único que sabés hacer es hacer preguntas?», me decían. La última vez que vi a Ford se moría en una cama. Había ido a verlo con Hawks. Y apenas entramos, le gritó desde la cama: «¿A vos también te hace todas esas preguntas?». Creo que eso significaba que les caía bien”, consideró.
Bogdanovich, cuyos filmes “hablan básicamente sobre la gente, la condición humana y sus problemáticas”, indicó que la mayoría de los cinéfilos “creen que soy un intelectual, pero la verdad es que soy un ser más emocional. Reacciono más a partir de las emociones que por el intelecto. Por eso, no sé si me siento a pensar mucho cuál es el tema de mis películas. Simplemente las siento y las hago”.
En relación a su extensa y prolífica carrera como director, actor, guionista, productor y crítico cinematográfico, el estadounidense admitió que “las cosas sólo se me dieron así, por una serie de azares y casualidades. Cuando era niño todos pensaban que iba a ser actor y yo también lo pensé y estudié cuatro años actuación con Stella Adler, donde también surgió mi vocación de director”.
bogda2.jpg
Barbra Streisand y Ryan O'Neal en "¿Qué me pasa doctor?".
Tras dirigir su primera obra teatral, Bogdanovich -que todavía vivía con sus padres- consiguió trabajo escribiendo sobre cine en un diario de Nueva York, dinero con el cual ahorró lo suficiente para viajar a Hollywood, donde buscó sin éxito un lugar en la revista Harpers y conoció a grandes directores como Hitchcock, Hawks y Ford.
“Un día, en una discusión sobre cine con un desconocido en un bar, descubrí después que se trataba del editor de la revista Esquire y unos días después lo llamé y le mostré un artículo sobre Hollywood. Lo aceptó y luego me pidió un perfil de Jerry Lewis. Así me encontré por accidente con el hecho de no ser crítico y escribir regularmente sobre cine”, rememoró.
Se mudó a California sin dinero, con su esposa y su perro, y allí conoció a Roger Corman, que sabía que escribía en Esquire y le ofreció guionar una película juntos: “Aprendí de él la velocidad para el trabajo y la necesidad de mantener la máquina funcionando todo el tiempo. Luego me llamaron del MoMa para curar una retrospectiva de Orson Welles y esa curaduría terminó convirtiéndose en mi primer libro”.
“Entre muchos otros azares -agregó Bogdanovich- pude entrevistar a Ford tres semanas en uno de sus rodajes. Aprendí mucho de dirección de un hombre de 69 años a quien todos le tenían miedo y era realmente brillante. Las películas que se hacen hoy no tienen nada que ver con las que él hizo. Aprendí mucho de su actitud y la manera de desenvolverse en el set”.