El Ministro dice que se instalaría entre el gurú Osvaldo Pugliese y el rock descarnado de Nirvana. El Ministro es bandoneonista y miembro fundador de la Orquesta Típica Fernández Fierro, agrupación que se presenta esta noche a las 21.30 en la Plataforma Lavardén, para presentar en vivo los temas de "Ahora y siempre", el nuevo disco de estudio integrado por nueve temas propios y de compositores contemporáneos, y primer álbum de estudio con Julieta Laso en la voz. Es cierto lo que dice el músico de extraño nombre artístico, el riff de la Fernández Fierro es tan virulento como el de la banda de grunge estadounidense. También El Ministro dice que del tradicional concepto de orquesta típica sólo le quedan el formato y la instrumentación.
La Fernández Fierro es una rara avis en el planeta del tango. Lo que fueron los Redondos en sus inicios para el rock. Es algo así. Por un lado es una orquesta de tango que rescata la vieja orquesta típica pero con una estética novedosa en el género, y por otra parte es un proyecto colectivo ejemplar que hasta lugar propio para tocar tienen en el Abasto porteño. Su plan cooperativo de trabajo implica la edición independiente de sus discos, libro de partituras, DVD, la gestión de su propia radio (Radio CAFF), así como la administración y programación de su propio club de conciertos, el Club Atlético Fernández Fierro (CAFF).
El Ministro, además de ser uno de los cuatro bandoneonistas de la agrupación, es coautor de varios temas (junto al director de la orquesta, el contrabajista Yuri Venturin) como el que da nombre al nuevo álbum o la opresiva y magnífica "Demolición".
—En lo musical "Ahora y siempre", ¿es una continuación de lo que venían haciendo en discos anteriores?
—"Ahora y siempre" es una continuación de lo que venimos haciendo si tenemos en cuenta que todos nuestros discos fueron marcando un camino. En este caso tiene bastantes logros, no sólo en lo orquestal y en que es la primera placa de estudio en la que participa nuestra cantante Julieta Laso, sino también porque fue grabado en los Estudios ION, que es un lugar mítico en el que se grabó gran parte de la historia de la música argentina, y con Walter Chacón que es un gran técnico, y la masterización con Mario Breuer que es un referente y que siempre busca un sonido actual. Estamos muy contentos con este disco.
—En este disco han puesto especial atención en las letras, ¿cómo diseñaron esta parte de las canciones nuevas?
—En este CD, la singularidad de las líricas se basa en que son tangos contemporáneos, muchos de ellos inéditos, que tratan de contar historias actuales y desarrollar temáticas que tienen que ver con nosotros y con este momento tan particular que estamos atravesando como país.
—¿En qué cambia la presentación en vivo en relación al disco?
—Siempre intentamos lograr en los discos nuestro sonido en vivo, que tiene que ver con la adrenalina, con la presencia del público, cosa que es muy difícil de lograr en el estudio. Sin embargo creo que en este disco logramos acercarnos mucho a ese objetivo, por lo cual será más simple llevarlo al escenario. Lo editamos en CD y también en vinilo, y en los dos formatos creo que se percibe bien esa cosa potente y desmesurada del vivo.
—Los show están acompañados por los visuales de Gisela Faure, ¿de qué se trata?
—Con las visuales pasó algo muy interesante. Nos reunimos con Gisela, quien nos vino a ver en vivo varias veces, tuvimos varias charlas acerca de la forma de trabajo de la orquesta, su ideología, nuestra forma de ver la vida, similar a las charlas que tuvimos con Alejandro Ros el diseñador de la tapa del disco, pero sin darle ninguna pauta, ninguna indicación de lo que tenían que hacer y, en ambos casos, los dos trajeron propuestas que reflejaron muy bien el "espíritu Fernández Fierro" y estamos muy contentos con el resultado.
—Teniendo en cuenta el espíritu y el sonido de la Fernandez Fierro, ¿entre qué dos orquestas la pondrías?
—Sí o sí pondría de un lado a la orquesta de Osvaldo Pugliese que es nuestro referente y nuestro punto de partida, una especia de gurú en cuanto a lo artístico y a lo organizativo acerca de cómo manejar un grupo, y del otro pondría algo tipo Nirvana, ese tipo de bandas que desgarran la música.
—Se sabe, ustedes son referente de las nuevas generaciones y al mismo tiempo rescatan la vieja orquesta típica, ¿Cómo se explica eso?
—Nosotros, quizás por la persistencia en el tiempo -ya tenemos más de quince años con una formación muy difícil de sostener en el tiempo como es la de orquesta típica- gracias a esa testarudez y a ser consecuentes con nuestro caminos, pudimos conseguir algunos adeptos, si se quiere. Quizás también ayuda nuestro espacio, el CAFF, que ya es un lugar de encuentro. Pero lo que nos une en este momento con el tradicional concepto de "orquesta típica" es solo la formación, en cuanto instrumentos. Después, de todo lo demás nos hemos alejado bastante.
—A propósito, ¿cómo anda el CAFF? y ¿cómo es gestionar un proyecto independiente en estos tiempos tan duros?
—El CAFF es nuestro propio espacio, lo inauguramos en 2004 en el barrio del Abasto y ya fue atravesando muchas crisis. Nunca fue pensado como un proyecto que diera réditos económicos sino como un lugar donde pudiera ensayar la orquesta. Y como la orquesta era relativamente nueva, no teníamos todavía un público propio. Y los lugares de tango que había no nos gustaban mucho, así que armamos el CAFF para tener un lugar propio. Y fue creciendo. Ahora estamos en los momentos más difíciles entre alquiler y tarifazos, pero vamos a resistir y tenemos la ayuda de nuestros colegas músicos que nos acompañan.
—¿Cuál fue la experiencia más excitante o extraordinaria de la orquesta?
—En lo personal, lo más emocionante fue cuando tocamos en el 2012 en el Festival Roslkilde de Dinamarca, que es un festival en el medio del campo que dura cuatro días; nosotros tocamos a las seis de la tarde y a las nueve tocó The Cure. Para mí, que aprendí inglés sólo para saber las letras de The Cure fue un momento inesperado que me conmovió muy profundamente.
—¿Te acordás cuál fue la primera inspiración para armar la Fernández Fierro?
—Nuestra primera inspiración fue escuchar la orquesta de Pugliese en la Escuela de Música Popular de Avellaneda; hablamos con Rodolfo Mederos, nos contó acerca de su experiencia con la orquesta de Pugliese, nos pasamos discos... en ese momento no había ninguna orquesta que no fuera "institucional", no había orquesta autogestionada como si fuera una banda rock. Y por otro lado, tanta música que fue desarrollando Pugliese y se cortó por lo inevitable del destino, las nuevas generaciones no retomaron desde ahí sino que se fueron por otro lado, el individualismo, Piazzolla... Nosotros encaramos un proyecto grupal con esa mirada, con lo colectivo.