Se sabe, Paula Shocron nunca se quedó quieta. La pianista rosarina se debate entre el puro riesgo y la pasión pura, y aquí la frontera se diluye, sobre todo porque el riesgo del que hablamos es sinónimo de aventura. Su último disco, "Los vínculos", es una obra exquisita que propone el desafío de cómo tocar Bach, desde qué lugar hacerlo. ¿Desde la pianista de jazz? ¿Desde la chica que suponemos se ejercitó con Bach y otros clásicos desde los primeros entrenamientos? En "Los vínculos" Shocron se sumerge en el microcosmos de las "Variaciones Goldberg" de Johann Sebastian Bach y, si no fuera por su derrotero de gran improvisadora y su urgencia de tocar siempre libre, nos olvidaríamos inmediatamente de que estamos escuchando a una pianista de jazz. Paula inventa un gran puzzle con las "Variaciones Goldberg": las interpreta como si estuviera practicando en su casa; reinterpreta, reinventa, improvisa, toca libre... Y después, a ese material casi de entrenamiento, de largas horas de tocar en casa, sí, a esa grabación casera la interviene en su laboratorio como si fuera una artista plástica o la edita como si fuera Orson Welles manipulando largas horas de película en crudo. Y así en "Los vínculos", si bien es una obra única e indivisible, conviven dos capas: la de una grabación casera que suena como de otros tiempos, de un pasado indefinible pero que podemos imaginar de peluquines, peinados extravagantes, jubones entallados, brocados de sedas polícromas y encajes, y por otro lado el sonido nuevo, de estudio, supergrabado, improvisación al piano de alto nivel. Una forma distinta de abordar a Bach, llena de libertad y pasión, con una docena y media de títulos en español que introduce cada tema como si quisiera explicarlo en palabras.