El músico tucumano Diosque pertenece al tipo de artistas que se mueve en el terreno nebuloso de la web con la comodidad que Bob Dylan podría moverse en su rancho de Minnesota. "Internet es nuestra patria, prácticamente. Podemos encontrarnos ahí...", dice con sincera naturalidad. Juan Román Diosque tiene un universo estético y discursivo propio, y pertenece al mundo de lo singular, es decir un lugar opuesto a lo convencional. "Un rarito", podría pensar más de uno. Por esto mismo es difícil colocarlo en un casillero estilístico; las estructuras de sus canciones, sus letras y el sonido no se parecen a nada que suene hoy por estos pagos.
Diosque grabó en 2007 el experimental "I Can Cion", un primer disco hecho en soledad en un cuarto de su casa, con una guitarra criolla y una computadora; después armó una banda y se metió en un estudio profesional para "Bote", en 2011. Para su tercer álbum, "Constante", contrató un productor. Su último disco es "Llanero", de 2017. Y es el mejor de todos sus discos: hay que escuchar canciones como "Lluvia" y "Este canto paga todo" para saber cómo sería bailar en un caos controlado y felizmente lúdico.
El tucumano llega hoy a Rosario para participar desde las 18, en el Galpón de la Música, del Festival Dorado, junto a artistas como Leo García, Tomás Justo (voz de Onda Vaga), Francisca y los Exploradores, Muñecas y los corbobeses Valdes, entre otros. Creado en 2016, Dorado es un ciclo musical con entrada gratis generado por Geiser, sello discográfico que también funciona como colectivo cultural y que busca promover la obra de artistas emergentes. Su propuesta plantea un encuentro donde se pueda disfrutar de agrupaciones y solistas tocando en vivo, así como de intervenciones artísticas, en un ambiente descontracturado que rompa con el formato tradicional.
—¿Ser un artista autogestionado es posible en una sociedad salvajemente capitalista como la de hoy?
—Claro que sí, siempre ha sido muy difícil en general la vida de los músicos o las bandas. Aparte en este lugar del mundo, desde que tengo uso de razón, estamos en crisis. En lo personal siempre tuve una obsesión con mi trabajo, llevo años ya en esto y de a poco va dando sus frutos. El arte va por ahí, por cerrar los ojos y escribir una buena canción dejando todo de lado.
—Parece contradictorio pero este sistema parió la internet, una buena herramienta para los artistas que surgen fuera de los circuitos comerciales convencionales...
—Absolutamente, internet es nuestra patria, prácticamente. Podemos encontrarnos ahi, y por los tiempos que corren parecería ser que hasta se hace justicia usando la red.
—¿Qué ventajas estéticas encontrás al trabajar de un modo independiente?
—Soy un músico independiente, siempre lo fui y pese a que hoy tenga un respaldo discográfico en un sello puedo seguir trabajando con absoluta libertad. Eso es lo primordial.
—Unos 12 años de camino en la música, ¿qué perspectiva podés trazar y qué proyectás?
—Que fue un lindo trayecto, y que espero morirme haciendo música y escribiendo. Estoy enfocado en varios proyectos como Diosque II y Dos Aguas, la banda que formé este año con Michael Mike. El 31 sale nuestro primer single de un disco llamado "Artimañas del rap". Te juro está buenísimo, estamos muy entusiasmados con las canciones que hicimos. También vamos a visitar México en octubre para llevar "Llanero".
—Llanero" va a cumplir un año de vida, eso te da distancia para mirarlo de otro modo... ¿Qué tiene de diferente del resto de tus discos?
—Con "Llanero" creo que cierro una etapa; es la continuación de "Constante" para mí. Pongo como en un mismo lugar a estos dos discos en comparación con el resto de mi obra. Yo todo lo dejo atrás, no vuelvo a escucharme una vez lanzado el disco, tengo buenos recuerdo eso sí, de "I can ción" y "Bote", en su momento le puse toda la mente.
—¿Qué sabés del Festival Dorado del que vas a participar?
—Hemos tocado unas cuantas veces en el festival, siempre suena bien y en este caso es especial por que es en Rosario, debería pasar mucho más seguido esto de condensar bandas y estilo por las provincias.
—Daniel Melero te apadrinó desde el primer disco, ¿qué aprendiste de él?
—Ni bien llegué a Buenos Aires tuve la suerte de conocer a Daniel, quien me presentó la mayoría de los amigos con los cuales aún trabajo. El es un verdadero maestro, principalmente aprendí a enfocar lo que es la vida de un músico, algo así como un bohemio y un despojado con compromiso.