Por José Cavazza
En un paréntesis de la lectura de aquel milenario conjunto de reflexiones, sentencias y pensamientos íntimos con formato de aforismos del emperador-filósofo, Silvio Rodríguez contestó un puñado de preguntas a Escenario.
¿De qué va esta gira? Qué repertorio te acompaña?
—La primera parte del concierto va a ser de temas más recientes, posiblemente enfatizada en las relaciones de pareja, desde la perspectiva de los derechos de la mujer. Es un tema que trabajó mucho mi generación de trovadores y ahora vemos que ha recobrado fuerzas. Seguramente también haremos algunas de esas canciones que la audiencia canta con nosotros.
¿Qué recordás de Rosario? si es que tenés algún recuerdo de esta ciudad...
—Recuerdo que la primera vez que fui a Rosario me estaban esperando unos muchachos con el acta de nacimiento del Che, y después me llevaron a un apartamento donde había vivido, su casa natal. También recuerdo que en uno de los primeros conciertos una multitud arrolló a un compañero que supuestamente nos cuidaba, y que los músicos tuvimos que cargarlo y luego tuvo que operarse una rodilla. Dos flashazos.
—¿Más de 500 canciones escritas, ¿hay alguna que hoy te guste más, que puedas decir "esta sí se acerca a la canción perfecta"?
—Difícil eso de "la canción perfecta"... No creo que exista, puede que sea un ideal; pero no creo que haya que ser perfecto, aunque sea legítimo aspirar a un grado de perfección: porque es un motor para andar, para autoexigirse, y eso sí que es muy válido.
—Es decir, no hay canción perfecta...
—Hay canciones que parecieran inmejorables: "Gracias a la vida", "Los ejes de mi carreta", "Yesterday", "A felicidade", "Perla Marina", y claro que muchas otras, cada cual debe tener su lista.
—De esa montaña de canciones escritas, ¿te arrepentís de haber escrito alguna o algunas?
—Todo es parte de un aprendizaje, por supuesto que en gran medida uno ha fallado, pero arrepentirse de aprender podría hacernos volver a caer en los mismos errores.
¿Cómo está San Antonio de los Baños? Vas de visita por tu pueblo natal?
—San Antonio tiene algunos problemas, aunque el más grande es la poca atención al río y los bosques. El pueblo me queda cerca y por eso voy bastante a menudo; me reúno con un grupo de amigos que empujamos para que se haga más. No es posible olvidar, sobre todo lo hermoso, y por supuesto que hay que luchar porque el género humano tenga justicia pero hay que luchar porque la naturaleza también la tenga.
En 1953, a los 7 años y a comienzos de la Revolución cubana, ingresaste al Conservatorio La Milagrosa, ¿qué recuerdos tenés de aquellos días que marcaron el futuro de Cuba?
—Era un niño... oía los tiros en la calle, atendía a los comentarios de mis mayores; aprendí a ser discreto cuando pasaba la policía y a escuchar muy bajito Radio Rebelde, que se transmitía desde la Sierra Maestra. Cuando la revolución triunfó, en 1959, ya estaba más al tanto y la seguía.
De haber fracasado la revolución, ¿qué tipo de cantante serías hoy? en el caso de haber sido cantante...
—No tengo idea de lo que hubiera sido con otra historia nacional. Cuando niño quería ser astrónomo, aunque no sé si hubiera podido llegar a la Universidad. Difícil especular con esas cosas.
Hoy los Castros, por primera vez desde la revolución cubana, no están al frente del país. ¿Cómo vislumbrás el futuro?
—En armonía con el pasado porque nuestro presente sigue siendo de lucha, sobre todo por mejorar nuestra economía y garantizar nuestra independencia. Tenemos problemas, aunque también tenemos una base de justicia social difícil de encontrar en países no desarrollados industrialmente. Claro que no nos basta. No se trata de ser perfectos, se trata de querer ser mejores.
Las noticias de los últimos tiempos no nos permite ser optimistas respecto al futuro del mundo...
—La humanidad es muy numerosa y parece que va a seguir creciendo... El agotamiento de los recursos naturales, según se están administrando, parece inevitable. Bueno, son datos que si no nos inspiran sensatez y prevención, vamos a sufrir mucho.
¿Quienes forman parte de la música joven cubana, de qué hablan sus canciones?
—Hay jóvenes haciendo bellísimas canciones en Cuba, canciones inconformes que alertan sobre nuestras deficiencias, canciones de compromiso poético y de rigor musical. Es la continuidad de una tradición trovadoresca que está transitando por su tercer siglo de existencia. Traten de escuchar a Lien y Rey, por ejemplo.
¿Hoy podés ver y saber cuáles fueron los grandes momentos de tu vida?
—Yo no vivo pensando en esas cosas, acaso porque supongo que todavía me esperan buenos momentos, si no grandes... Nacer es un gran momento; irse, otro. A veces los grandes momentos son secretos y, cuando son así, mejor es no contarlos, para que sigan siendo como son.
—¿Cuáles son hoy las inspiraciones, si es que hoy las hay?... hace de 2015 que no grabás un disco de canciones nuevas.
—Tengo al menos cuatro discos grabados y sin publicar. Hay uno con Afrocuba, agrupación con la que trabajé durante cinco años, en los 80. Otro con Diákara, banda con la que trabajé en los 90. Tengo otro disco inédito con Trovarroco, conjunto de cuerdas pulsadas de la ciudad de Santa Clara, con quienes trabajo desde hace unos 15 años. Por mi parte sigo componiendo y tengo algo más de una veintena de temas de los últimos años, ya grabados. En esta gira vamos a hacer algunos.
Con los años a uno le pasan menos cosas vertiginosas , ¿cómo te llevás con esta etapa de tu vida? en argentino sería: ¿cómo te pegan los años?
—Con los años uno no sólo se vuelve más pausado, también más exigente. Yo he priorizado una actividad que he preferido: los conciertos en barrios desfavorecidos de la Habana y de otras ciudades de Cuba. En los últimos siete años, por ejemplo, hemos hecho 96 presentaciones en vecindarios. Hemos conseguido hacer algunos de estos conciertos en otros países, al final de las giras. También he compuesto y grabado, no sólo mis temas, porque he colaborado con muchos amigos. Hace ocho años que llevo un blog bastante animadito. Ultimamente, Ojalá, el proyecto que dirijo, también publica libros. En fin, hacemos lo que podemos y, con los años, esto casi siempre coincide con lo que tenemos ganas.
—¿Qué estás leyendo?
—Ahora mismo estoy volviéndome a leer las "Meditaciones" de Marco Aurelio.