Las historias que le contaba su papá desde muy pequeño avivaron su incansable imaginación y también los deseos de crear sus propios cuentos y animarse a participar en un Mundial de Escritura. Alexis Favre vive en la ciudad de Funes y logró el primer puesto con su historia “Los cuentos del mundo”. Es la primera vez que escribe y participa de un concurso. Su equipo, “Los sauces boxeadores”, en el que participó junto su hermana melliza Gina, también resultó ganador en la categoría de 6 a 9 años.
A principios de diciembre se desarrolló la octava edición del Mundial de Escritura, una experiencia literaria que tiene como principal objetivo incentivar el hábito de la escritura y la edición entre pares. Se realiza tres veces por año y se trata de una competencia online y gratuita, abierta a personas de todas las edades y nacionalidades. Entre más de 11 mil participantes de 60 países del mundo distribuidos en dos mil equipos, esta vez el podio en las tres categorías se lo llevó Argentina. “No hace falta ser escritor ni tener experiencia previa, solo ganas de sumarse y el compromiso de escribir un texto cada día”, promueven desde la organización del mundial. Se compite por equipo y según la edad: infantiles (menores de 12 años), adolescentes (de 13 a 18 años) y general (más de 19 años).
En esta competencia -que no es un concurso literario tradicional- los y las participantes deben escribir (siguiendo un ejercicio sugerido) tres mil caracteres diarios durante una semana, y mil quinientos en el caso de los niños. Cuando finaliza la etapa de escritura, los integrantes de cada grupo eligen un texto que los representará en la instancia de evaluación final. Los autores y autoras de los cuentos ganadores reciben como premio la participación en cursos, talleres y órdenes de compra de libros.
Imaginar historias
Desde la localidad de Funes, el ganador de la octava edición y elegido entre 500 niños y niñas de otros países, recibe a La Capital acompañado por sus padres Judith y Carlos. “Pensar e imaginar historias es lo que más me gusta de escribir”, dice Alexis, orgulloso por este reconocimiento obtenido en su primera incursión en la escritura. Y enseguida nombra a cada uno de los personajes protagonistas de su historia que persiguen una misión: derrotar al Capitán Garfio.
Disfrutando de sus vacaciones, el niño también se muestra emocionado por el otro mundial, el que su generación pudo ver a la selección argentina de fútbol campeona del mundo. Atento para el momento de las fotos, en sus manos lleva un peluche -regalo de Navidad- y también uno de sus libros preferidos; Tonio y Tux de Liliana Cinetto. Acostumbrado a concurrir a la escuela en el turno tarde, tarda un poco en desperezarse y hablar de su experiencia. Un poco más extrovertida, su hermana explica que en el equipo - que integraron junto a Renata Lodriguez, Avril Guadalupe Hisano Scocco, Guadalupe García Paytas y Sofía Arias Regalía- todos debían escribir un cuento por día, algo que asume le resultó bastante difícil, aunque no la desalienta a participar de una nueva edición. “Eso me pasaba cuando no tenía tanta inspiración”, dice la pequeña.
Los mellizos pasaron a tercer grado del Colegio María Auxiliadora de Funes y sus padres valoran el apoyo de parte de la institución y el incentivo de sus docentes a participar en este tipo de competencia.
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Alexis junto a su hermana Gina, fiel compañera de aventuras.
Virginia Benedetto
Escribir todos los días
Alexis menciona algunas de las consignas propuestas para cada día de la competencia. “Escribimos sobre una familia que de repente encuentra que el mundo se volvió desierto, también cómo es la vida de un superhéroe o ser parte de una obra de arte o una canción”. Así fue que uno de sus cuentos salió elegido por sus compañeros para representar al grupo y luego resultó ganador en la categoría. “Funciona como un prejurado”, explica el papá acerca del mundial. El equipo también resultó premiado por ser el que mayor cantidad de cuentos presentó durante la semana. “Valoramos su esfuerzo cuando se quedaban hasta tarde escribiendo para presentar al día siguiente. Fue una semana intensa y sin ayuda escribían su historia en la compu”, señala Carlos.
La familia Favre hace referencia a los cuentos que inventaron y llamaron “Lucas y Emilia”, un hábito que incentivan en su casa y despertó el interés de los mellizos desde muy pequeños. “Acostumbramos a crear historias y cuando alguna pega y les gusta hacemos la saga con las nuevas aventuras de estos dos hermanos que viajan por agujeros negros en el tiempo y aparecen en distintos lugares”, aseguran. “Disfrutamos mucho de la lectura y buscamos darle nuestro apoyo”, agrega el papá.
Al mejor estilo de la película “Cuentos que no son cuentos” -protagonizada en el año 2018 por Adam Sandler- reconoce su predilección por imaginar historias y compartirlas con sus hijos. Además de los libros y esta reciente pasión que los transporta de la oralidad a la escritura, durante el año los hermanos asisten a clases de inglés y aprenden robótica. Luego del receso de verano, Alexis cuenta que retomará la práctica recreativa de fútbol y Gina se anotará en telas.
Acerca de El Mundial de Escritura, creado por Santiago Llach, surgió en el año 2013 como un juego interno durante los talleres del escritor. En 2020 se abrió la competencia al público general y, en plena pandemia se inscribieron más de tres mil personas. En sus primeras ediciones, participaron reconocidos escritores, editores y referentes internacionales de la literatura proponiendo consignas, coordinando talleres y evaluando los textos de los participantes. Al poco tiempo de su lanzamiento, se incorporó también la categoría infantil.
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El libro preferido de Alexis es “Tonio y Tux” de la escritora Liliana Cinetto.
Virginia Benedetto
Los cuentos del mundo
Había una vez dos niños que se llamaban Lucas y Emilia y que un día encontraron un agujero negro. Los dos entraron y de un segundo para el otro ya estaban ahí, en el país de Nunca Jamás. Lucas y Emilia encontraron a Peter Pan, quien les pidió algo, que derrotaran al Capitán Garfio y les dijo que su barco tenía en la punta la cabeza de un cocodrilo que había matado.
Lucas y Emilia fueron al mar de Nunca Jamás y vieron un barco, pero estaba muy lejos. Lucas agarró su espada de madera y empezó a llamar a Pochito y a Copito, los personajes del cuento anterior, a Noah el del segundo cuento, también llamó a Valentino del tercero y a Juan del cuarto. Les pidió ayuda para vencer al Capitán Garfio y les contó que su barco tenía en la punta la cabeza de un cocodrilo que mató.
Copito llamó a la familia del desierto cachirulo, del primer cuento, y le pidió que le presten el auto arco iris con alas.
Esperaron un rato hasta que llegaron, pero no alcanzaban los asientos, les faltaba uno. Como Noah era un superhéroe que podía volar se fue volando y todos juntos fueron a buscar al Capitán Garfio. Después de un largo rato Noah vio el barco del Capitán Garfio estacionar en la isla de Nunca Jamás. Noah fue corriendo a derretirle el garfio con sus rayos láser, lo pudo hacer, pero le empezaron a disparar con sus cañones.
A Pochito se le ocurrió una idea, fue a buscar su arma secreta, mientras Valentino preparaba una trampa. Pero el Capitán Garfio tenía una máquina de clonar y se clonó cincuenta veces. Noah estaba muy cansado así que se fue a descansar.
Juan entró al barco por la parte de abajo y le rompió la máquina de clonar. Todos los clones desaparecieron al instante, el capitán fue corriendo a agarrar a Juan, pero cuando llegó, Juan se había ido.
Valentino ya había terminado la trampa, como en su mundo el agua era lava y la lava era agua, hizo bombuchas con agua para quemarle el barco al Capitán Garfio, entonces Lucas y Emilia le tiraron las bombuchas al barco. El Capitán tuvo que tirarse al agua. Pochito vino de atrás y le tiró su arma secreta que era un león bebé, parecía tierno pero era más fuerte que Hulk y le rasguñó toda la cara. Luego vino el hijo del cocodrilo que había matado y que tenía su cabeza en la punta del barco y se comió al Capitán Garfio.
Después todos volvieron felices a sus casas y este cuento de los cuentos se ha acabado.