Por nocaut, y cuando la pelea apenas promediaba, Cristina Kirchner ganó el contrapunto dialéctico con el presidente Alberto Fernández. El conflicto por las políticas económicas al interior del FdT tomó estado público con el acuerdo con el FMI, pero las diferencias ya se venían incubando desde el año pasado. El viernes, en la CGT, el presidente interpretó de manera recortada a Juan Perón, y trató de parapetarse ante el recurrente apriete de su vice “usá la lapicera”, con algún fragmento extractado del general fundador del movimiento, referido a que la fuerza política de la “persuasión” es superior el uso de la “lapicera”. Hoy Cristina, con la ventaja de la última palabra del fin de semana, volvió a encantar a más de dos mil dirigentes en Ensenada y de arranque metió una vistosa patada voladora a los dichos de ayer de Alberto: trajo a cuento el mítico manual “De Conducción Política” de Perón, donde justamente el líder fundador refiere a que la conducción es “con hechos” y no “con palabras”
La disputa sobre cómo interpretar a Perón es parte del gran debate nacional, y viene desde el siglo pasado. Pero plantear que en Perón prevalecía la idea de “persuasión” sobre la “acción” (lapicera), resulta, cuanto menos, novedoso.
Para completar el panorama de derrota sin atenuantes, al momento del discurso de la vice presidenta en el sur del Gran Buenos Aires, el ministro más cuestionado por el kirchnerismo, y el último mástil al que se tomaba el presidente para surfear el temporal de la inflación y la caída de los ingresos populares, Martín Guzmán, presentó su renuncia. Con una larga carta (ver aparte), lanzada con la pretendida picardía de disputar la atención mediática de Cristina.
Todo indica, para el gobierno nace una nueva etapa; y una oportunidad para resolver las diferencias, o bien, profundizarlas. El nuevo ministro debería nacer de un consenso entre todos los componentes del FdT, y dar por terminada la etapa de cartas, reproches, críticas, chicanas entorno de su majestad “la lapicera”.
Hoy Cristina profundizó el análisis retrospectivo del peronismo, y del famoso uso de “la lapicera en nombre del pueblo”, que caracterizó al líder fundador. Cristina pidió expresamente desarrollar un capitalismo “para cambiar la realidad desde el estado”
El viernes en la CGT, Alberto también hizo racconto celebratorio de las grandes transformaciones que produjo el peronismo en la Argentina durante los 30 años de vigencia de Juan Perón vivo. Evocó el 48 aniversario de aquel día lluvioso de 1974, tan lluvioso como como el actual 1ro de julio de 2022. En ámbito de la CGT de la calle Azopardo fue el elegido: un inusual acto, donde una envejecida (y dividida) cúpula de la CGT prestó su casa, a la vez que cedió la organización a las autoridades de la Casa Rosada. Con casi todo el gabinete nacional presente, y con Héctor Daer y Carlos Acuña sentados en el estrado con Alberto, fue el leyendario bombista rosarino “Tula” quién hizo sonar algunos acordes de inseparable instrumento cuando el discurso presidencial entraba en pausa.
Sorprendió, con todo, que el ya casi octogenario bombista que nació al conocimiento público como integrante y referente de barra brava de Rosario Central a principios de los años 70, tuviera un lugar tan relevante dentro del Salón Felipe Vallese y su presencia fuera celebrada por el propio presidente: “bien venido Tula, gracias por venir” le dispensó Alberto ni bien ingresó. Luego, con el devenir del acto, lo tuvo que corregir, cuando “El Tula”, intentó varias veces introducir una consigna de guerra de la derecha peronista de los 70, “ni yankis ni marxistas, peronistas”. Alberto lo cortó, “no Tula, eso ya no va más”.
Una anécdota, apenas, que sin embargo grafica un acto pobre de figuras relevantes, con escaso clima entre los dirigentes presentes, sin ningún anuncio de parte del presidente para los dueños de casa, que, por lo demás, no atinaron a tomar el micrófono y presentar a la máxima figura institucional de la Argentina. En la calle, algunos centenares de militantes gremiales, acompañaron el acto que se desarrolló por 30 minutos en el salón principal de la calle Azopardo, ocupando las algo más de 300 butacas del auditorio.
Con la tarde noche ya cayendo sobre Ensenada, Cristina definió a propósito de los posibles cambios en el rumbo económico que muchos esperan en el FdT; “es hora de convocar al resto de la sociedad a hacer algo diferente, hacer lo mismo, que nadie discute, que todo se anule, no va más”. Luego remató, “el mejor homenaje a Perón es ver lo que hizo, y arrimar el bochín un poco”.