Por Javier Felcaro
La decisión de la Casa Gris de acelerar el debate legislativo de una batería de reformas políticas, que incluye —en caso de haber consenso entre los distintos partidos— una actualización de la Constitución de Santa Fe, agita las aguas tanto en la oposición como en el propio oficialismo.
Según el plan trazado por la administración de Omar Perotti, el voto joven, la autonomía municipal, la ampliación de mandatos en las comunas (de dos a cuatro años) y la Carta Magna provincial se erigen como pilares del paquete de iniciativas reformistas.
De hecho, entonado por los acuerdos que permitieron destrabar, el jueves pasado, la aprobación del presupuesto 2022, el Ejecutivo buscará por segunda vez la sanción del proyecto que amplía los derechos políticos de los jóvenes de entre 16 y 18 años, conocido como voto joven, en el marco de las sesiones extraordinarias.
Pero lo que más revuelo genera es la intención de Perotti de reflotar la reforma de la Constitución santafesina, cuya última enmienda fue en 1962 y, desde entonces, todo intento de modificarla desembocó en un fracaso.
En la vereda oficialista hay quienes aventuran con que la inminente reunión del consejo ejecutivo provincial del PJ (cuya mesa chica definirá el viernes próximo) podría darle el puntapié inicial a la movida reformista.
No obstante, otros actores del peronismo auscultan el termómetro interno y advierten: si perottistas, rossistas, bielsistas y demás sectores que dan cuerpo al Frente de Todos (FdT) santafesino no pudieron ponerse de acuerdo para materializar días atrás una reunión en clave de unidad, impulsar en ese contexto las modificaciones a la Carta Magna es una jugada con final abierto.
Si la Casa Gris emitirá directamente el planteo reformista, es otro interrogante todavía sin respuesta. En 2018, el entonces gobernador Miguel Lifschitz enfiló hacia ese objetivo, pero la iniciativa se frenó en la Cámara baja. Sin embargo, los recientes acuerdos con la oposición y parte del oficialismo en la Legislatura acicatearon a Perotti para ir por un nuevo intento.
La posibilidad de que el justicialismo santafesino termine propiciando la modificación constitucional adquiere fuerza frente a la necesidad de alejar la figura de Perotti de toda especulación reeleccionista y de un eventual choque con la mayoritaria oposición en Diputados (donde hay dos proyectos reformistas).
En ese sentido, la Legislatura ya obra como caja de resonancia. “No hay chances de avanzar con retoques a la Constitución sin una convocatoria formal a todos los partidos políticos con representación parlamentaria y sin que el Ejecutivo exprese cuál es su intención”, deslizan a La Capital entre las bancas frentistas, donde también bregan por una agenda consensuada.
Paralelamente, entre las filas macristas admiten la existencia de “muchos rumores, pero cero contacto” con el oficialismo respecto de una probable reforma de la Carta Magna.
Y advierten en voz baja: “Si gobiernos con mayor consenso político y un volumen legislativo superior al actual no pudieron avanzar en su momento con los retoques constitucionales, hoy no resultaría sencilla una movida de ese tipo”.
Incluso, señalan que las restantes reformas políticas fogoneadas por la Casa Gris para tratar por la vía legislativa, en rigor, deberían concretarse a través de una enmienda a la Carta Magna.
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