Episodios delictivos de alta expresividad pública (un crimen mafioso, dos atentados simultáneos a edificios judiciales, la balacera a una funcionaria de Fiscalía) se entremezclaron en ese corto lapso con las maniobras que, según la acusación, Alvarado iba tejiendo en las sombras para inculpar a sus enemigos o a miembros de Los Monos. Maniobras de un alto grado de sofisticación para las que contó con un grupo de policías infiltrados en el corazón de la pesquisa más sensible del momento en la provincia.
El prestamista Lucio Maldonado fue secuestrado y ejecutado a balazos el 11 de noviembre de 2018. Dos días después su cuerpo apareció con cuatro tiros y un cartel que rezaba “con la mafia no se jode”, al estilo de Los Monos, en uno de los extremos del barrio que vio nacer a esa organización de la zona sur. Le siguió un diciembre agitado por atentados a balazos a edificios públicos que parecían continuar la saga achacada en octubre de ese año a la banda rival.
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Cuando promediaba el verano de 2019, más precisamente el 2 de febrero, Alvarado fue detenido en un camping de Embalse Río Tercero hasta donde llegaron bajo estricto secreto efectivos de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) y la Tropa de Operaciones Especiales (TOE). En ese lugar, un policía de la TOE rescató tanteando en el agua el iPhone sumergible del sindicado líder. “Estos audios son muy gráficos porque se puede ver de qué manera ellos (la banda) se iban preocupando por lo que íbamos descubriendo en la investigación al saber que estábamos cada vez más cerca de obtener elementos para detenerlo”, dijo el fiscal Matías Edery al finalizar la jornada del viernes.
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Ante los jueces. Alvarado sigue desde el penal de Marcos Paz el juicio a él y otros seis integrantes de la banda.
El contenido del aparato reveló que en menos de noventa días Alvarado “se disfrazó de Mono”, al decir de la acusación, pero además jugó al gato y al ratón con los investigadores: según los fiscales Edery y Luis Schiappa Pietra, se ocupó de borrar rastros, desviar investigaciones, plantar evidencia y hasta fabricar delitos para enrostrarlos a la competencia. A la vez que se iba enterando mediante policías cómplices de los elementos reunidos en su contra. En la cronología de esos 83 días _contenida en una de las acusaciones_ queda claro el paso a paso de una investigación repleta de reenvíos y capas superpuestas entre el fugitivo y los buscadores. Aquí la cronología de ese tiempo:
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12/10/2018: Doce personas fueron acusadas por la saga de catorce balaceras a edificios judiciales ocurridas entre mayo y agosto de ese año. Uno de los imputados fue Ariel “Guille” Cantero, condenado seis meses antes como jefe de la banda de Los Monos. Uno de los buscados, con pedidos de captura desde dos días antes, era Leandro “Chulo” Olivera.
11/11/2018: El prestamista Lucio Maldonado fue secuestrado frente a su casa de Garibaldi 608. Cámaras de la cuadra registraron cómo los captores lo subieron a una Renault Kangoo, se llevaron su Chevrolet Cruze y más tarde regresaron en el vehículo de la víctima a revisar la casa.
13/11/2018: Apareció el cuerpo de Lucio Maldonado con cuatro disparos a 200 metros del casino City Center, en la colectora de Circunvalación. Tenía los brazos atados a la espalda y un cartel que decía “Con la mafia no se jode”.
28/11/2018: Allanaron la quinta del paraje Los Muchachos, en la ruta A012, donde el GPS del auto del prestamista arrojó que había estado retenido por 64 minutos. Se detectó que la propiedad estaba a nombre de los hijos de Alvarado con usufructo vitalicio para el padre y se secuestró documentación de otros inmuebles.
29/11/2018: Catorce propiedades vinculadas con Alvarado fueron allanadas. Entre ellas, la vivienda de Funes Hills donde habitaban sus hijos con su expareja.
30/11/2018: Se pidió la captura de Alvarado. La orden fue comunicada a los jefes de las seis fuerzas de seguridad actuantes en la provincia.
04/12/2018: Se presentó a declarar en la fiscalía provincial el testigo de identidad reservada Rodrigo Ortigala, quien previamente había prestado testimonio en una fiscalía federal. El hombre había sido colaborador de Alvarado pero, tras una diferencia personal con su jefe por una infidelidad, fue coaccionado a entregar su casa a cambio de su vida. Reveló cómo funcionaba la organización y su intervención en hechos resonantes.
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10/12/2018: Se produjo un doble atentado contra el Centro de Justicia Penal y los Tribunales provinciales. Atacantes en moto efectuaron disparos calibre 9 milímetros contra los edificios. “Con la mafia no se jode. Atentamente: Esteban Alvarado”, decía un cartel que dejaron.
17/12/2018: Tras el secuestro de un arma no registrada en la cocina de Club Fire (un boliche de Oroño al 4700 sospechado como fuente de financiamiento de Los Monos) se presentó en la fiscalía el dueño del boliche Roma, de Pellegrini y Maipú. Reveló que era extorsionado por esa organización de zona sur que le exigía un “canon” para funcionar sin incidentes. Dijo que le pasaba a cobrar “Chulo” Olivera, aún prófugo por las balaceras a edificios judiciales, de quien aportó un celular. La Unidad de Gravedad Institucional intervino ese teléfono con la modalidad de “directo”, es decir que cada mensaje o llamada era reportado al instante a los investigadores.
18/12/2018: El policía Pablo Báncora, quien trabajaba en una oficina de la fiscalía, averiguó cuál era el celular intervenido de “Chulo” Olivera y pasó ese dato a Jorgelina “Pepo” Chaves, por entonces jefa de la comisaría 24ª de Granadero Baigorria. Dejó abierta su sesión de WhatsApp web y lo descubrió una compañera que tomó fotos de la pantalla. Estos dos policías luego fueron condenados por sus aportes a Alvarado, a quien ese dato le permitió concretar la maniobra conocida como de los “teléfonos espejo” que consistía en insertar en la pesquisa aparatos falsos de Chulo y el testigo Ortigala a fin de incriminarlos en el crimen de Maldonado y en una balacera.
19/12/2018: Atacaron a balazos la sede del Concejo Municipal de Rosario. Dos personas en una moto a contramano por calle 1º de Mayo efectuaron al menos quince disparos con un arma calibre 9 milímetros y dejaron un cartel: “Con la Mafia no se jode, la próxima a sus casas”.
20/12/2018: En el teléfono intervenido de “Chulo” Olivera aparecieron cinco mensajes de texto enviados que decían: “Chu, con esto no va a quedar ninguna duda que el Esteban está detrás de todo, esta con esto, me lo va a pagar, ya lo mío está hecho de hablar en el federal y en el provin ahora”. Los mensajes impactaron en la antena de Centenario 337 de Rosario. Un día antes, el policía Báncora había consultado dónde impactaban las antenas del celular intervenido a Olivera. El mismo día se produjo un segundo atentado (el anterior había sido el 14 de agosto) contra la sede del Ministerio Público de la Acusación en Montevideo 1968. Dos atacantes en moto efectuaron varios disparos que impactaron contra propiedades linderas.
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21/12/2018: Báncora manifestó al equipo de investigación que el extraño mensaje enviado a Chulo tenía que proceder de Ortigala, el testigo clave al que Alvarado intentaba incriminar. Comentó que Ortigala se había reunido en una estación de servicios con Nicolás “Fino” Ocampo (mano derecha de Esteban y asesinado por sicarios en abril de 2021) y ambos estaban “conspirando” contra el líder. El policía insistió ante sus pares para intervenir el teléfono mellizo sin lograrlo.
13/01/2019: En la puerta de la casa de una funcionaria técnica del MPA, en Rioja al 500, apareció una caja que contenía una cabeza de perro.
31/01/2019: El mismo domicilio fue atacado con al menos ocho disparos calibre 9 milímetros _dos impactaron a medio metro de la cabeza de una abuela de la víctima_ desde una moto de baja cilindrada con pedido de captura que los atacantes abandonaron en Juan Manuel de Rosas entre Mendoza y San Juan. A una cuadra subieron a un Volkswagen Up que se dio a la fuga y fue captado por cámaras de vigilancia. Ese auto, se descubrió luego, era una copia del auto de Ortigala, a quien Alvarado pretendía que acusaran por el ataque.
02/02/2019: Detuvieron a Alvarado en un camping de Embalse Río Tercero, donde arrojó al agua su iPhone 8.
5/2/2019: Un informe de la Brigada Operativa de la entonces Policía de Investigaciones (PDI) mencionó que el dominio del VW Up usado en el ataque a la funcionaria era AC871SZ, sin identificar a Ortigala como su titular. Los dos policías que firmaron ese informe declararon en una audiencia que al dato de la patente lo aportó Martín Rey, otro de los siete policías condenados por sus aportes a la banda.
11/2/2019: Imputaron a Alvarado como instigador del crimen de Lucio Maldonado. En la audiencia dijo que le hicieron “una cama” o que le querían “tirar un muerto”. Aún se desconocía el contenido del celular rescatado del lago cordobés.
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27/02/2019: Se produjo la apertura del celular de Alvarado en la compañía informática Cellebrite, con sede en Nueva York, que desbloqueó el aparato y extrajo una copia del contenido. En unos 4.500 audios quedaron registradas maniobras de Alvarado para eludir la investigación por el crimen de Maldonado, cómo gestó el plan de los teléfonos espejo y seguimientos a Ortigala a fin de detectar en qué auto se movía y clonarlo.
29/04/2019: En un extraño allanamiento a una cochera de Rivarola al 5200 se encontró, dentro de una camioneta Chevrolet DS10 bordó, un arma 9 milímetros y tres celulares. El mismo día el abogado Claudio Tavella (quien defendía a Alvarado y fue condenado por pertenencer a la asociación ilícita) se presentó y dijo que en esos teléfonos había elementos que podrían desincriminar a su defendido. Eran los celulares “falsos” que la banda pretendía endilgar a Ortigala y Olivera.
“A esa altura de los acontecimientos en la unidad a cargo de la investigación existían sospechas fundadas de connivencias policiales con Alvarado. Ya habíamos escuchado los mensajes de Telegram del teléfono de Alvarado, sabíamos que habían planificado estos hechos, sabíamos que había un teléfono que tendría información falsa y suponíamos que lo querrían insertar en la investigación”, plantearon los fiscales en su acusación al revelar cómo se palpitó por dentro la pesquisa que sorteó desvíos y pistas falsas. Según indicaron, el plan de la banda para consolidar la coartada falsa siguió su curso aún con Alvarado preso porque hasta ese momento nadie sabía que el iPhone había sido desbloqueado: “Sabíamos cuál eral plan porque estaba todo allí, en el teléfono”, concluyeron los fiscales.