En sólo dos meses el salario promedio de la economía perdió un 20% de su poder de compra. En otras palabras, respecto del final del gobierno de Alberto Fernández, cada trabajador está “trabajando gratis” un día hábil todas las semanas. Así describió el Mirador de la Actualidad, el Trabajo y la Economía (Mate) el corazón del ajuste que lleva adelante el presidente Javier Milei.
La inflación, subraya el centro de estudios en su último informe de coyuntura, es “parte esencial del proyecto económico” ya que licúa salarios, jubilaciones y ahorros, “al tiempo que incrementa las ganancias de empresas concentradas”.
En tres meses el gobierno de Milei acumuló una inflación de 71,4% y elevó de 161% a 276% el registro interanual. El presidente y su ministro de Economía muestran como un éxito la desaceleración desde el 25,5% al que la llevaron tras la megadevaluación de diciembre. Y aseguran que en marzo “se acercaría” a un dígito, aunque la mayoría de las consultoras la midieron bastante cercana a la de febrero (13,2%).
El titular del Palacio de Hacienda trabajó intensamente para que el Indec no se vea obligado a reflejar en el mes que pasó un número mayor que el del anterior. Presionó a supermercados, topeó paritarias, escalonó aumentos de tarifas, abrió importaciones y atrasó el dólar. En pocos días más se conocerá el fruto estadístico de tamaño esfuerzos. El de bolsillo no está en la preocupación oficial.
Según números de Mate, el salario real en el sector privado se acerca al mínimo histórico desde diciembre de 2001. El del sector público cayó más profundo todavía. Y las jubilaciones atadas al régimen de movilidad jubilatoria cayeron “a valores de miseria”. Su poder de compra es un 60% menor de 2015 y un 28% menor a los mínimos de la década de 1990. Los bonos, que sólo cobran los perceptores de la mínima, no alcanzan a compensar la aceleración inflacionaria.
El nuevo gobierno sumó a un escenario de estancamiento dos decisiones políticas de cosecha propia. Hundir la actividad económica (la industria cayó 11%, el comercio 8% y la construcción 17%) y aumentar el desempleo. “El gobierno de Milei heredó la menor tasa de desempleo de los últimos 30 años, esta realidad otorga bastante margen al nuevo gobierno para la aplicación de políticas disciplinadoras contra la clase trabajadora”, advirtió Mate.
Los 15 mil despidos del sector público anunciados recientemente, los casi 200 mil obreros afectados por la parálisis de la obra pública, los miles de trabajadores licenciados, suspendidos o cesanteados en el sector industrial abonan el “éxito” del plan Milei no sólo en la demolición del sector público sino también del privado. La crisis del repelente, en medio del brote de dengue, sintetiza el experimento: bajo esta no gestión, ni el Estado nacional ni el mercado lograron que aparezca el producto. Eficiencia cero en el reino del dejar hacer y dejar pasar.
Pero los inversores financieros, analistas y opinadores celebran, con una fuerte caída del riesgo país, el 38% de recorte en el gasto. Un ajuste inédito financiado por las jubilaciones, principales aportantes al “ahorro fiscal”, con casi $ 2 billones en el primer bimestre del año. Le sigue la caída del gasto en obra pública.
Este recorte alimenta la fiesta la city pero se muerde la cola en la economía real. La recaudación nacional de marzo cayó 16% interanual en términos reales y acumuló una baja de 10% en el trimestre. Ganancias, por una conjunción de la ley Massa y la recesión, bajó 40% en el tercer mes del año. Pero también cayeron el IVA y las contribuciones patronales, relacionadas con el derrumbe de la actividad económica. Solo el impuesto País, que Milei subió, y las retenciones a las exportaciones, por la recuperación de la cosecha y la devaluación, subieron.
Como la Nación concentra más los escasos recursos, la coparticipación cayó el doble. Golpeados por el látigo fiscal de Milei y por la baja de sus recursos propios, los gobernadores de Juntos por el Cambio volvieron a la Casa Rosada para negociar su apoyo a la nueva versión de la ley Bases. El gobierno ofreció reponer Ganancias y los mandatarios se mostraron dispuestos a escuchar la propuesta, con retoques, aunque prefieren coparticipar el impuesto País. Las retenciones, pese a que se recaudan en el interior y quedan en la Casa Rosada, no entran en ese reclamo de los jefes territoriales, atentos siempre al veto de la mesa de enlace.