Central está frente a un enorme desafío, pero un desafío de los denominados “lindos”, porque debe afrontar un partido en el que puede lograr cosas importantes, aunque se traten de los primeros pasos para ir después por objetivos superadores. Pero frente a ese desafío hay también una necesidad imperiosa, frente a la cual parece acorralado: o mejora ya su performance como visitante o se conforma con lo que logró hasta aquí. Es a todo o nada. Plantel, CT y comisión lo saben, y por eso hubo una charla para reforzar la idea de aprovechar esta magnífica oportunidad.
Lo primero que debe destacarse es que hasta aquí Central ya tiene en el bolsillo la posibilidad de jugar la próxima Copa Sudamericana, un logro realmente bueno, más teniendo en cuenta la producción del equipo en los últimos años. Y que lo que Central va a buscar a cancha de Arsenal es el reaseguro en Copa Libertadores y, sobre todo, la posibilidad de meterse en los cuartos de final de la Copa de la Liga.
Hasta allí todo bien, nada que sorprenda ni que exponga condicionamientos, salvo que esa apuesta fuerte será en condición de visitante. Ahí en donde aparecen las cuerdas en las que la realidad le hace poner la espalda a este equipo de Miguel Angel Russo. Porque puede parecer un dato menor, pero no lo es.
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El de La Plata, con Gimnasia, fue uno de los tres partidos del torneo que Central perdió como visitante.
Celina Muti Lovera / La Capital
El razonamiento parece más o menos sencillo. Si el partido fuera en el Gigante, los hinchas transcurrirían la previa con otro tipo de sensaciones, pensando que los objetivos que están al frente serían fácilmente alcanzados. Pero la cosa es distinta cuando en “este Central” se habla de jugar de visitante.
El escollo que tiene el canalla no se llama Arsenal ni mucho menos, sino que lo que el equipo está obligado a dar es ese paso hacia adelante jugando fuera del Gigante. Es cierto, por ahí el tema ya aburre porque se habló y se escribió demasiado durante el año sobre el mismo, pero el partido que viene no sólo no es la excepción, sino que se trata de una verdadera prueba de fuego.
El destino puso a Central frente al reto de olvidarse de todo lo malo que hizo como visitante a lo largo del año y de romper con el molde que le fue formateando un traje que nunca le terminó de calzar bien.
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Los futbolistas de Central celebran el gol en contra de Francisco Alvarez, en el partido contra Barracas Central.
Virginia Benedetto / La Capital
En Central, como en todos los equipos, suelen haber conversaciones en la previa de los partidos, entre el plantel, con el cuerpo técnico y porqué no con integrantes de la comisión directiva respecto a las oportunidades que se van presentando y que debieran ser aprovechadas. Pero que suceda a menudo no invalida que no deba resaltarse la charla que hubo entre todos ellos y en la que a los futbolistas se les hizo saber que están frente a la gran oportunidad de pelear el campeonato y que, posiblemente, no todos tendrán en sus carreras demasiadas chances de hacerlo.
En definitiva, lo que se les planteó a los futbolistas no fue nada extraño ni de otro mundo, simplemente se los incentivó desde lo anímico para ir a cancha de Arsenal más metidos que nunca. Y de eso se trata un poco la cosa en relación a lo que se intenta explicar. Y se insiste, si el partido fuera en Arroyito probablemente este incentivo no hubiera sido necesario, pero como será en condición de visitante, todo lo que se pueda aportar...
No hace falta ni siquiera mencionarlo, pero el tránsito de Central a lo largo del año jugando como visitante fue muy endeble, al punto que la única vez que se volvió con los bolsillos llenos fue en aquel recordado partido frente a Huracán (2-0), por la 8ª fecha del torneo pasado. En total disputó 18 encuentros fuera de Arroyito, de los cuales ganó 1, empató 9 y perdió los 8 restantes.
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En cancha de Instituto el canalla no pudo ganar, pero al menos logró traerse un empate.
Sebastián Suárez Meccia / La Capital
Ni siquiera pudo levantar la puntería en esta Copa de la Liga, en la que en las dos últimas excursiones (Instituto y Barracas Central) al menos pudo rescatar un punto.
Por eso, el gran obstáculo que se le presenta al canalla en el cierre del torneo no tiene nombre propio, en este caso Arsenal, sino que es la condición de visitante. Y justo da la casualidad que el equipo de Russo tiene que ir a una cancha ajena en busca de ese triunfo que necesita como el agua.
No son tres puntos más los que hay en juego para el canalla, son tres puntos que le asegurarían el pasaporte a la Copa Libertadores, pero sobre todo los que necesita de manera imperiosa para lograr que el del domingo no sea el último partido del año. Hasta aquí siempre tuvo problemas para dar ese salto de calidad y dentro de dos días estará parado nuevamente en el andén, con la obligación de abordar el último tren.