Hay personas que viven cansadas, a quienes todo les cuesta y se muestran sin
ganas de encarar las actividades cotidianas. Preocupadas por las numerosas quejas recibidas de
pacientes con estas características y sin un diagnóstico de una enfermedad orgánica evidente, un
grupo de profesionales de distintas disciplinas estudió a 109 personas desde un enfoque integral.
En la mayoría de los casos encontraron que detrás del cansancio había un trastorno emocional.
"Astenia, mucho más que un síntoma", se titula el trabajo del grupo rosarino
integrado por la especialista en clínica médica Viviana Gennero, la bioquímica Delia Ostera, la
especialista en medicina familiar María Valeria Cattaneo y la psicóloga Nora Senestrari.
El enfoque del estudio se basó en la psiconeuroinmunoendocrinología (Pnie), rama
de la medicina de nombre interminable que estudia las relaciones de los sistemas psicológico,
neurológico, inmune y endocrino del organismo.
Los objetivos de la investigación fueron correlacionar el síntoma astenia como
forma de presentación clínica de un trastorno emocional e identificarlo con marcadores bioquímicos
de estrés, ansiedad y depresión. Para ello se observaron 109 pacientes (la mayoría mujeres) de
entre 18 y 80 años con diagnóstico de astenia de más de tres meses de evolución. A todos se les
hizo la evaluación clínica y bioquímica completa para descartar una patología orgánica, además de
la entrevista psicológica.
"En primer lugar se buscó descartar la presencia de enfermedades oncológicas,
hematológicas, inmunológicas, metabólicas no controladas e infecciosas crónicas", dijo Gennero.
Durante la evaluación psicológica se efectuó un test de calidad de vida que
abarcó preguntas acerca de salud física, aspectos laborales, motivación personal, compromiso con
tareas de la casa, relaciones familiares, posibilidad de disfrutar y encuentros con amigos, entre
otras.
A través del análisis bioquímico se procuró identificar en los pacientes los
marcadores de estrés, ansiedad y depresión.
"Mediante el estudio de moléculas químicas (hormonas, neurotransmisores e
interleuquinas) se puede mostrar cómo se comunican los sistemas psicológico, neurológico, inmune y
endocrino. Estos se expresan en base a los niveles de sangre periférica y orina de estas
moléculas", explicó Ostera. "Se obtiene una visión integral de este diálogo y se puede demostrar
que existe una alteración en el aparato Pnie", agregó la bioquímica.
Resultados. Los pacientes con astenia sometidos a esta evaluación mostraron en
el 96 por ciento de los casos alteraciones en los marcadores bioquímicos más desórdenes
emocionales, y en sólo el 4 por ciento las determinaciones bioquímicas fueron normales.
En las entrevistas psicológicas se halló que la angustia era el síntoma más
frecuente, seguido por ansiedad, somatización y depresión. Además, en algunas personas descubrieron
que el cansancio era el síntoma de una situación traumática sin resolver.
"Este abordaje permitió indicar la consulta oportuna a salud mental, definir la
terapia psicofarmacológica adecuada, evitar sobremedicar, no subestimar los síntomas y demostrar la
evidencia de una alteración Pnie en estos pacientes", dijeron las responsables del estudio.
La detección temprana de la astenia posibilita, además, la prevención de una enfermedad. "El
síntoma es un intento de autocuración, un llamado que el cuerpo envía para pedir la cura", destacó
Ostera.