Una sobreviviente de La Perla afirmó ayer que el ex titular del III Cuerpo de
Ejército Luciano Benjamín Menéndez visitó "al menos dos veces" ese campo de exterminio de la
dictadura, y aseveró que el militar se habría quedado "con valijas llenas de dólares" capturadas a
los montoneros, pero "no los habría repartido a sus subordinados".
Teresa Celia Meschiatti, que pasó dos años y tres meses
secuestrada en el centro clandestino cordobés, inauguró la ronda de testigos en el juicio oral y
público a Menéndez y a otros siete acusados por el secuestro, tortura y muerte de cuatro militantes
del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT).
En el juicio se ventilan los hechos en torno al secuestro,
tortura y homicidio sufridos por Hilda Flora Palacios, su pareja Humberto Brandalisis, Carlos Lajas
y Raúl Cardozo, que fueron prisioneros en La Perla y fueron asesinados el 15 de diciembre de
1977.
Meschiatti, de 64 años, dijo al tribunal que se jubiló en
Suiza, país donde se refugió tras su liberación. Posteriormente reconoció uno por uno a los
acusados y los identificó, incluso por sus alias o los sobrenombres que usaban en la represión
ilegal.
La testigo recordó que en La Perla le hacían confeccionar
listas "por triplicado" de los detenidos-desaparecidos recluidos y detalló que una copia iba a
Menéndez, otra al Destacamento 141 (donde estaba Rodríguez) y la tercera quedaba en el campo de
concentración.
La mujer señaló a los acusados Jorge Acosta y Luis
Manzanelli como responsables de las torturas en la sala denominada por ellos como "terapia
intensiva", y también mencionó al mayor de Ejército Ernesto "Nabo" Barreiro, extraditado desde
Estados Unidos y actualmente en prisión preventiva como otro de los torturadores.
Aseguró que vio a Menéndez "al menos dos veces" dentro de
"La Perla", con lo cual puso en cuestión la coartada del ex general acerca de que no visitó el
centro clandestino de detención durante la permanencia de los cuatro militantes del PRT. En cuanto
a las víctimas, recordó haberlas visto pero confió que en aquel momento desconocía sus nombres.
Además se acordó de que otro de los sentados en el banquillo, Ricardo
Lardone, solía quejarse de que Menéndez se había quedado "con valijas llenas de dólares luego del
asalto al Castillo (donde cayeron varios militantes de Montoneros) y no haberlas repartido a sus
subordinados". l