Una charla con dos figuras nacionales del PRO generó una mini guerra en el Colegio de Abogados de Rosario, donde se reproducen a menor escala las disputas que atraviesan a la oposición santafesina.
Por Mariano D'Arrigo
Una charla con dos figuras nacionales del PRO generó una mini guerra en el Colegio de Abogados de Rosario, donde se reproducen a menor escala las disputas que atraviesan a la oposición santafesina.
Todo comenzó en WhatsApp. Allí empezó a circular hace unos días el afiche de una actividad de debate imposible de camuflar como una jornada académica o de capacitación profesional.
El título era “Salir del populismo, lecciones y estrategias”. Los disertantes, dos diputados nacionales del PRO, Luciano Laspina y Federico Angelini, que no son abogados. Y el lugar, el auditorio del colegio, ubicado en Oroño 1542. Ante esto, la actual oposición, Foro Unido, salió con los tapones de punta.
La agrupación que nuclea a abogados que tributan a distintos sectores del peronismo, el radicalismo, el socialismo e incluso la izquierda pidió al presidente del colegio, Lucas Galdeano, la inmediata suspensión de la actividad.
El argumento es que el artículo 298 de la Ley Orgánica del Poder Judicial de Santa Fe establece que “los Colegios no podrán inmiscuirse, opinar ni actuar en cuestiones de orden político, religioso u otras ajenas al cumplimiento de sus fines”. Para Mario Fito Romano, representante de la minoría en el directorio se violó, además, otra norma.
“Los abogados no venimos de Júpiter, tenemos una posición política. Pero siempre se respetó una cláusula no escrita de que las actividades políticas partidarias no se podían hacer en el Colegio”, dijo a La Capital. En la carta dirigida al presidente de la entidad, Carlos Ensinck, Verónica Reynoso, Eva Calabria y el propio Romano sostienen, además, que la charla viene floja de pluralismo.
“Da toda la impresión de que el Colegio, a través de quien o quienes propician este tipo de actividades, quiere instaurar una suerte de pensamiento único propio de sociedades autoritarias. Y le consta al señor presidente que sobre estos temas hay más de una opinión en el seno del directorio”. deslizan.
“No sabemos quién dio carta blanca en el oficialismo para que se organice esta actividad porque no pasó por el directorio”, dijo Romano a este diario. La nota ingresó este martes y será tratada en la próxima reunión, pautada en principio para la semana que viene. “Vamos a debatir sobre un hecho consumado”, se quejó.
Lo cierto es que desde Juntos por el Cambio intentaron desactivar el conflicto y mudaron la actividad para este jueves a las 18 en el hotel Ariston. Pero no se ahorraron críticas.
“Es la conducta constante del kirchnerismo, al que se suman sectores duros del socialismo, que no tienen nada que ver con los que dialogamos nosotros. A López Murphy le pasó lo mismo en la UBA, son autoritarios”, dijo Angelini a este medio.
La semana pasada, un grupo de estudiantes de la Facultad de Derecho referenciados en el kirchnerismo bloqueó el salón donde iba a dar una charla el ex ministro del gobierno de la Alianza, que debió cambiar de aula.
“Hacíamos la actividad en el Colegio de Abogados por una cuestión de facilidad, pero no queremos entrar en ninguna discusión innecesaria”, agregó Angelini.
Más allá de los chispazos internos del Colegio, de fondo se recortan las pujas de poder en la política santafesina, sobre todo en el no peronismo.
Mientras en Foro Unido juegan sectores del Partido Socialista refractarios al frente de frentes, como la corriente Bases de Eduardo Di Pollina y Claudia Balagué, el actual oficialismo, Consenso Gremial, reúne a la UCR, el PRO, los socialistas del riñón político de Miguel Lifschitz y a dirigentes de Creo, el partido de Pablo Javkin.
El cerebro político del armado que ganó en diciembre las elecciones en la entidad gremial de los abogados es el hermano del presidente del Colegio, el diputado provincial Julián Galdeano, a quien el año pasado le salieron todas bien. Fue, además, el arquitecto de la candidatura de Carolina Losada como senadora nacional. Sin embargo, el 2022 luce más trabado.
Sin grandes electores que ejerzan su fuerza gravitacional sobre los potenciales socios, con desconfianzas cruzadas y varias diferencias ideológicas todavía por pulir, la propuesta de replicar en tamaño real los acuerdos que permitieron ganar en el Colegio de Abogados de Rosario todavía está verde.
En este marco, todos se concentran en acumular para sus propios proyectos y postergan las definiciones para fin de año, antes de que el mundial de Qatar y las fiestas se lleven toda la atención.