El dirigente justicialista Luis Rubén Scarazzini, presidente de la flamante Unidad Básica Coronel Cogorno, inaugurada ese día, invitó a Razzetti a la Cena del Triunfo, que celebraba la vuelta de Perón luego del derrocamiento y de los 18 años de exilio, y su victoria en las elecciones, con un asado servido en la noche del viernes 13 de octubre de 1973 en el Club Sarratea, del barrio Alberdi.
Razzetti asistió a la cena acompañado por su esposa, la farmacéutica Néllda Gitrón, y por uno de sus tres hijos, quienes se sentaron en la cabecera de una mesa, en una cena para unas 150 personas. Razzetti fue el orador principal del encuentro, con una exposición en la destacó “el valor de la lucha de la Juventud y de la Resistencia Peronista durante los 18 años de exilio del general (Juan Domingo Perón)” y en la que también fustigó a “los traidores como los integrantes de la burocracia sindical”, en una unívoca referencia a los integrantes de la patota del Sindicato de la Carne, que lo miraban desde una mesa del fondo, con los brazos cruzados y sin participar de los aplausos finales.
“Yo no sé para qué me invitan, acá hay gente que no me gusta”, confió Razzetti a sus familiares cuando volvió a su mesa.
Antes de salir del Club Sorrento, el dirigente de la Resistencia Peronista Juan Luis Lucero le ofreció a Razzetti que se dejara acompañar por un grupo de compañeros, una idea rechazada de plano por el vicepresidente del Banco Municipal, quien tampoco aceptó el convite del “Chancho” Lucero de que se llevara un arma.
Razzetti llevó en su Valiant 3 verde clarito a Ana Fared de Mancilla y a su esposo -ambos vinculados al Sindicato de la Carne- hasta su vivienda de San Lorenzo y Corrientes, y sufrió el atentado cuando llegó a su casa de San Lorenzo entre Callao y Rodríguez. Su esposa y su hijo entraron, pero cuando Razzetti bajó del auto fue acribillado por la espalda por al menos tres atacantes. Su esposa Nelly oyó los disparos y los gritos, salió corriendo de la casa a socorrerlo, pero también fue víctima del ataque, aunque en este caso alcanzó a tirarse al piso y los disparos pegaron en un árbol, según narran las crónicas de La Capital del día siguiente.
El velatorio en su casa, como se acostumbraba en la época, fue multitudinario, con una gran presencia de militantes de la Juventud Peronista, de la Juventud Universitaria Peronista y de la Unión de Estudiantes Secundarios, quienes cortaron la calle San Lorenzo en la esquina con Callao, y tenían dos guardias en la puerta, que revisaban a todo el mundo y hasta las coronas.
Falsa acusación al ERP
“Después del crimen de mi viejo, integrantes del Sindicato de la Carne tiraron volantes que acusaban del asesinato al ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo). Inclusive, el Torino que usaron para el crimen era de Vicente Miguel Ferrero, un rematador de ganado fundador de las Ferias Ganaderas, vinculado al Frigorífico Swift y al Sindicato de la Carne, que denunció que se lo habían robado y que dijo que los ladrones le dijeron que «eran del ERP, que iban a matar a un sujeto y que después iban a matar a Perón»”, recordó Razzetti a este diario.
“A los pocos días del crimen de mi padre, un sábado a la tarde vinieron a mi casa dos muchachos en un Peugeot 404 blanco, preguntaron por mí y me dijeron: «Somos del ERP, sabemos quiénes mataron a tu viejo y tenemos pruebas. Si querés saber quiénes fueron tenés que acompañarnos». Yo pensé que no me iban a matar porque, si no, me habrían pegado un tiro cuando les abrí la puerta, así que me subí al Peugeot, me hicieron acostar en el piso del asiento trasero con los ojos vendados y me dieron un montón de vueltas hasta que me bajaron en una casa, donde estaba Pedro Saucedo sentado en una silla, atado, en una pieza que tenía una estrella del ERP en la pared del fondo. Le pregunté quíén había matado a mi viejo y me contó todo, algo que me pareció cierto porque me dio datos muy precisos, como la cantidad de disparos. No le habían pegado porque, si no, me habría dado cuenta. Y al poco tiempo lo largaron sano y salvo”, narró Razzetti.
Los militantes del ERP que secuestraron a Pedro Saucedo y lo hicieron declarar ante Carlos Razzetti eran dos estudiantes de la Facultad de Humanidades: Raúl Oscar Tettamanti, un rafaelino de 24 años, y Ricardo Silva, un rosarino de 23, domiciliado en Medrano al 1400, quienes fueron asesinados por efectivos policiales en la madrugada del viernes 23 de noviembre de 1973, en un oscuro operativo registrado en el barrio La Guardia, que habría culiminado en la Seccional 15ª, de Sarmiento y Ameghino.
La crónica policial con supuestos datos oficiales cuenta que Silva y Tettamanti, junto a otros cuatro militantes del ERP -dos varones y dos mujeres, una de ellas la “Vasca” Nelly Noemí Emalarriaga- robaron dos autos Peugeot 504 de una cochera de Mendoza 2430, con los cuales volanteaban en la madrugada del viernes 23 de noviembre la zona de avenida Uriburu -entonces con la mano sur de tierra- y avenida San Martín, donde habrían protagonizado un tiroteo con los efectivos del Comando Radioeléctrico que circulaban en Jeep, entonces popularmente conocidos como “Cuartito Azul”.
La crónica da cuenta de un supuesto segundo tiroteo a la vuelta, en San Martín entre Uriburu y Estado de Israel, de una presunta huida de los guerrilleros en uno de los autos hasta la zona de Gutiérrez e Italia, donde se habría producido un tercer enfrentamiento a disparos, desde donde los guerrilleros habrían concluido su raíd en una casa de la vuelta, situada en el pasaje Florencia al 4700, del barrio La Guardia.
“Esta versión policial no coincide con la declaración que dio la madre de Silva, quien denunció ue a su hijo y a Tettamanti los llevaron heridos hasta una comisaría de la zona, donde los mataron. Además, la mujer denunció que sufrió «un vía crucis» para recuperar el cuerpo de su hijo y que, cuando consiguió que se lo entregaran, era el cuerpo de Tettamanti”, abundó Razzetti.
“Además, lo más extraño e increíble es que de un presunto enfrentamiento de un grupo guerrillero con la policía, que habría terminado con dos muertos, no hay una causa judicial provincial ni federal. Esto parece emparentado con el desembarco en Rosario del coronel (Jorge) Osinde y una patota que vinieron a apretar al juez Iturraspe, al intendente y al presidente del Banco Municipal. Cuando hablé con el juez y le conté lo que había averiguado por Saucedo y le pregunté si ya tenía los paraderos de él y de Garcilazo y Aguilera, Iturraspe me contestó: «Mirá, pibe, esto es un fierro caliente y yo te aconsejo que te abras del caso de tu viejo. Esto es un fierro caliente y yo por un sueldo no me juego el pellejo». Entonces lo puteé, me fui y no lo vi nunca más”, reveló Carlos Razzetti.
Razzetti denunció al fiscal Villate
Carlos Razzetti denunció ante la Justicia y la Corte Interamericana de Derechos Humanos al fiscal Adolfo Villate, a cargo de la Unidad de Asistencia Fiscal por Graves Violaciones a los Derechos Humanos, por sus recientes declaraciones al diario El Ciudadano en las que acepta que a Luis Rubeo padre-quien murió la semana pasada- le dan la posibilidad de que se muera sin llegar a declarar en la causa.
“Creo que se está buscando extender esto en el tiempo lo más que se pueda. No sé qué edad tiene Rubeo en este momento (N. de la R: tiene 86 años), pero es una persona muy grande y a medida que pasa el tiempo más se acerca la posibilidad de que muera sin ser juzgado. Estamos peleando contra el tiempo en este caso”, declaró el fiscal Adolfo Villatte a El Ciudadano.
Desde Fiscalía explicaron que por el caso consideran que detallaron todos los argumentos necesarios para que el crimen sea considerado de lesa humanidad, que por lo tanto no prescribe y que por eso solicitan el pedido de indagatoria. Sin embargo, este fallo de revocación no establece si el crimen es o no de lesa humanidad al no haberse probado vinculación de la Triple A con los acusados y en verdad, consideraron desde Fiscalía, tampoco analiza la comisión o no del delito. “La Cámara lo que dice es que hay que profundizar, que hay un deber del Estado nacional de investigar este tipo de hechos y que no se podía cerrar la investigación. Entonces queda a mitad de camino la decisión porque no declara que fue un delito de lesa humanidad y que por lo tanto haya una obligación de parte de (el juez federal número 2 de Rosario, Marcelo) Bailaque de tomar la indagatoria y tampoco dice que es nula la decisión porque no está bien analizado si es delito o no es delito”, abundó Villate en sus declaraciones.
Villatte consideró que el fallo los deja a mitad de camino porque si se hubiera tomado una u otra determinación desde Fiscalía podrían tomar diversas vías recursivas. “Lo que está jugando es la imprescriptibilidad”, concluyó.
A raíz de esta situación y luego de que la Cámara Federal de Rosario revocara la absolución de Luis Rubeo padre y del militante Eduardo Aguilera, según un fallo del juez federal número 2 Marcelo Bailaque, Carlos Razzetti denunció al fiscal Villate, a quien le envió una copia, en la que sostiene que “en el marco de la causa que me califica como doble víctima de gravísimas violaciones a los derechos humanos y al derecho internacional humanitario (...), resuelta con sentencia favorable hacia esta víctima en primeras instancias, (...) expongo una situación que es altamente preocupante para cualquier víctima de delitos de lesa humanidad, razón de más para que ello sea mucho más lesivo, dañoso y demasiado lacerante la nota vertida por el señor fiscal doctor Adolfo Villate al diario El Ciudadano del 29 de marzo de 2023, titulada “Revocaron la absolución de Luis Rubeo padre por el asesinato de Constantino Razzetti”, que sumada a las lúgubres y sombrías actuaciones del juez Marcelo Martín Bailaque, queda perfectamente expuesto que el crimen de mi progenitor el doctor Constantino Razzetti y los delitos contra mi madre la doctora Nélida Gitrón siguen impunes a casi 50 años, es decir medio siglo, pese a haberse demostrado la culpabilidad de quienes fueron autores ideológicos y materiales, además de la falta de correcta tipificación del carácter del mismo (lesa humanidad, por ende imprescriptible) que el expediente de marras está repletos de pruebas”.
En este punto, Razzetti advirtió que “es totalmente execrable y obviamente un delito que el señor fiscal Villate sostenga que la resolución de los camaristas es deficiente y que le están dando tiempo a que este asesino AAA se muera por su avanzada edad. Esta afirmación es reconocer que los camaristas y el juez Bailaque cometen un grave delito que se tipifica como incumplimientos de los deberes de funcionario público, encubrimiento de homicidio de lesa humanidad y obstrucción a la Justicia. Pero lo más preocupante es que lo dice públicamente, pero como prueba del delito no se comprende que no haya hecho la denuncia pertinente, todo funcionario público y más un fiscal de derechos humanos si toma conocimiento de un delito tiene la obligación de denunciar el mismo”.
El denunciante aseguró en su presentación que “una apelación, marca el código, debe ser resuelta en cinco cinco días hábiles y la Cámara Federal de Apelaciones tardó desde diciembre de 2021 hasta marzo de 2023 y dejo expresa reserva de derechos que si no culminan exitosamente mis causas dejo abierta la posibilidad de demandar al señor Luis Rubeo padre o su descendencia por los daños y perjuicios que les correspondan, salvo que este asesino pueda demostrar fehacientemente su inocencia, no es mi culpa si la Justicia paralizó y /o lo protegió de mis demandas”.