Con el malestar creciente de la sociedad con la política como telón de fondo, en la izquierda no quieren regalarle a Javier Milei la bandera del antisistema. “La rebeldía sigue estando en la izquierda y no en estos sectores que terminan defendiendo el statu quo. Hablan de ser anti casta y después se van con los Bussi”, señalan Celeste Fierro y Jimena Sosa, dirigentes del Movimiento Socialista de los Trabajadores en el Frente de Izquierda (MST-FIT).
Entrevistadas por La Capital, Fierro y Sosa, precandidatas a presidenta y a gobernadora respectivamente, indicaron que apuntan a interpelar a votantes decepcionados con el peronismo y, en el caso de la provincia, con la incorporación del socialismo al frente de frentes. Además, se diferenciaron de otros partidos del FIT, como el Partido Obrero y el PTS: señalaron que “no hay instancias en la que se logre trabajar de manera conjunta para intervenir” y cuestionaron “posiciones sectarias” de sus socios en el FIT. “Gane quien gane en las próximas elecciones habrá más ajuste, más precarización y más luchas. Y cuando quieran aplicar ese ajuste vendrán momentos de mayor tensión. Es clave tener una izquierda más fuerte, organizada y para dar esas peleas de forma conjunta”, sostuvieron.
—Empiezo por la situación nacional, ¿están viendo al Frente de Todos en un estado de descomposición?
—Celeste Fierro: sí, de mucha debilidad y crisis interna. Es algo que ve el conjunto de la población, no solo quienes estamos en política. Está llevando adelante políticas que generan mucho descontento en su base social. Eso hace que muchos votantes que esperaban otro rumbo estén muy desilusionados, porque no se puede esperar un camino distinto de la mano del Fondo Monetario Internacional, al que habían criticado antes de asumir. Los sectores progresistas que apoyaron a este gobierno no encuentran nada de progresismo en un Massa con casi todo el poder público y en las últimas medidas, que han sido para favorecer al sector del poder económico concentrado y no dan respuestas reales a la situación de los trabajadores de los sectores populares. El dato de pobreza en los últimos días grafica eso.
—¿Ven que el FIT puede crecer entre los desencantados con el peronismo?
—CF: tenemos que encontrar una forma de dialogar con esos sectores. Rosario ha sido un motor de la lucha por la ley de humedales, con la que hizo campaña el gobierno y con la que no avanzó. Vemos cómo se agudiza la crisis climática y el gobierno continúa con el extractivismo, que es más saqueo, más contaminación, y se le va cayendo el discurso. Desde el Frente de Izquierda estamos llevando adelante esas luchas y acompañando esos procesos. Hay un sector de votantes que nos empieza a ver como alternativa.
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—En el FIT ya presentaron candidaturas el PO y el PTS, ¿cuál es el diferencial del MST respecto a estas opciones?
—CF: el debate es cómo hacemos que la izquierda sea más grande y más fuerte. Para nosotros hay dos cuestiones clave. La primera es cómo logramos traspasar el acuerdo electoral. El Frente de Izquierda-Unidad ha sido un paso muy importante. Logramos romper el dique de contención en la provincia de Buenos Aires, conquistando bancas en los concejos deliberantes y sumamos diputados nacionales en algunas provincias. Sin embargo, eso no nos tiene que conformar. Participamos de las luchas socioambientales, sindicales, de los movimientos sociales, por los derechos de género pero no hay instancias en la que se logre trabajar de manera conjunta para intervenir. La segunda cuestión clave es un debate sobre posiciones sectarias del resto de los compañeros del Frente de Izquierda. La pregunta es con qué otros sectores nos abrimos a trabajar. Para nosotros es fundamental hacerlo con sectores de la izquierda independiente, con los activistas de derechos humanos y de todas estas luchas de las que participamos y que no integran nuestras organizaciones. Probablemente vean al FIT como alternativa pero no tienen un espacio de organización al que los convoque. Lo que nosotras planteamos es cómo se transforma al FIT en un gran movimiento político, sin perder la identidad de cada organización. Es fundamental para las batallas que se vienen, porque vemos cómo aparecen estos sectores de la derecha reaccionaria y el arco político patronal se corre más a la derecha. Gane quien gane en las próximas elecciones habrá más ajuste, más precarización y más luchas. Y cuando quieran aplicar ese ajuste vendrán momentos de mayor tensión. Es clave tener una izquierda más fuerte, organizada y para dar esas peleas de forma conjunta. También en las elecciones, para no perder el espacio que conseguimos.
Foto: Héctor Río / La Capital
—¿Cómo están viendo el gobierno de Omar Perotti? También la provincia parece encaminarse hacia un fin de ciclo.
—Jimena Sosa: vemos que la política de ajuste a nivel nacional también se traduce a Santa Fe. En la política salarial ha dejado correr todas las paritarias con salarios a la baja de todos los trabajadores y trabajadoras del Estado provincial. Es un gobierno que no ha invertido en infraestructura en salud y educación. Como MST venimos acompañando muy fuertemente la lucha de los trabajadores del servicio de ambulancias 107, que vienen denunciando el vaciamiento del sistema de salud por falta de móviles y de insumos, que se suma a la lucha de las enfermeras, tanto del municipio como de la provincia. Lo mismo sucede con la educación. Hace unas semanas, con las olas de calor, nos acercaron un relevamiento que decía que el 59% de las escuelas no accedían a agua potable. Es una gestión que en estos cuatro años no pudo revertir ninguno de los problemas profundos, como el narcotráfico. La escalada de violencia que se vivió en Rosario es un primer acercamiento a la estructura que hay por detrás. Me refiero a la complicidad con la narcocriminalidad entre los políticos de los partidos tradicionales, los empresarios ligados al lavado de dinero y la policía. Son cuestiones muy complejas, que no se solucionan con show o la vieja receta de los sectores conservadores, de mandar más gendarmes a los barrios.
—¿Qué medidas se deberían tomar, diferentes a lo que se viene haciendo?
—JS: en primer lugar, hay que estatizar los puertos. La ruta del dinero está porque el negocio es ilegal, y en esa clandestinidad hay un montón de recaudaciones. Otro aspecto es romper los privilegios de los políticos: tenemos que eliminar los fueros absolutos de los legisladores. También decimos que hay que disolver la policía. No es una cuestión de uno u otro jefe de policía, la institución está metida en esta situación donde todos tienen su tajada. Está claro que tenemos que pensar además en salidas sociales, porque los narcos reclutan soldaditos entre los jóvenes de los barrios populares. Tenemos que hacer un plan de emergencia de primer empleo, un programa real, con salario y obra social. No se trata de una medida sino de un plan integral.
Foto: Héctor Río / La Capital
—¿El armado del frente de frentes abre una oportunidad a la izquierda en Santa Fe para crecer?
—JS: sí, con el frente de frentes hay muchos sectores que pueden ser interpelados desde la izquierda. Como izquierda tenemos el desafío de interpelar y dialogar con ese sector a la que no le gusta nada que el socialismo se junte con la derecha. Además, esta alianza entre el Partido Socialista y el PRO confirma que todo lo que parece progresista si no toca los intereses de los grandes empresarios termina asociándose con lo viejo. Hoy un sector del PS está dialogando con el espacio de Giustiniani y del Frade que, si bien tienen un discurso progresista, muchos integrantes de ese grupo ya han gobernado.
—Hablando de interpelar, Milei está llegando a sectores jóvenes, precarizados, con los repartidores en moto como ejemplo paradigmático. ¿Cuál es la política hacia ese sector, muy enojado con la política y que está canalizando la bronca por derecha?
—CF: Es muy importante, porque están captando lo que se conoció como voto bronca. Están intentando capitalizar la bronca contra los políticos del sistema y la situación social. La tarea es explicar quiénes son y que ese descontento contra las políticas es contra el sistema capitalista, que genera mayor desigualdad, precarización laboral y pobreza extrema. Esta semana él mismo salió a decir que no es antisistema, que está adentro. Hablan mucho de la libertad, pero la libertad que persiguen es que se profundice aún más la explotación. Los únicos antisistema, que planteamos patear el tablero y poner todos los resortes de la economía a favor de las mayorías somos nosotros, la izquierda. La rebeldía sigue estando en la izquierda y no en estos sectores que terminan defendiendo el statu quo. Hablan de ser anti casta y después se van con los Bussi.