El esquema que acordaron en tiempo de descuento los sectores de Gisela Scaglia y Federico Angelini para que la vicegobernadora presida el PRO Santa Fe y el actual titular del partido, Cristian Cunha, encabece la asamblea dejó ganadores y perdedores y llevó alivio a las filas de Unidos.
La presidenta del Senado tendrá la presidencia y una vicepresidencia, a cargo de la concejala rosarina Anita Martínez, y controlará el consejo directivo.
En tanto, el oficialismo saliente puso al otro vice: el intendente de Santo Tomé, Miguel Weiss Ackerley.
“Es una victoria de Gisela”, dice un armador de la titular de la Cámara alta. Y agrega: “Manejamos el partido y garantizamos la vigencia de Unidos en 2025”.
Si bien tuvieron que resignar la presidencia, en el otro campamento tratan de ver el vaso medio lleno.
“El consenso es lo mejor. La interna no era buena, iba a generar un quiebre. Ellos tenían muchos fierros, pero nadie iba a ganar la batalla”, plantea un operador del oficialismo, que tuvo que ceder posiciones pero no fue aplastado por sus adversarios.
La interna, agendada para el 29 de junio, iba a contramano de las expectativas de una sociedad cansada de las peleas fraticidas y las frustaciones económicas, que se suma al “sangre, sudor y lágrimas” que signa al primer semestre del gobierno de Javier Milei.
A eso se agrega que de los 9 mil afiliados que tiene el PRO en Santa Fe podrían haber votado entre dos mil y 500 personas, según el optimismo o el pesimismo de quien realizara la proyección. “Iba a ser un papelón”, coinciden en las dos trincheras.
La entronización es un triunfo para el gobernador Maximiliano Pullaro, que empoderó a su vice en el armado del gabinete.
En los momentos más calientes de la rosca, los halcones mostraron las garras porque entendieron que el sector del mandatario santafesino -aunque no él mismo, remarcaban- intentaba reducir al PRO Santa Fe en un partido satélite de la UCR.
Un poroto para Pullaro
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“Fue una buena salida, para Maxi hubiera sido una derrota dura que Gisela perdiera en la interna”, dice un jugador de peso en Unidos.
“La interna del PRO interesaba porque el partido no podía quedar en manos de gente que coquetea con La Libertad Avanza”, señala un operador de la coalición que nuclea al radicalismo, el PRO, el socialismo, Creo, UNO, GEN, PDP, Encuentro Republicano Federal, Ucedé y Unir.
La alianza no sólo cuenta con el Poder Ejecutivo. También controla las dos Cámaras de la Legislatura y gobierna las ciudades y comunas donde vive el 90% de la población santafesina. Una hegemonía en ciernes, que podría verse amenazada si se rearma un escenario de tercios.
Con mayor crudeza, en Unidos algunos plantean que el acuerdo protege a la gestión provincial de un eventual chantaje en 2025 y 2027. “Ahora no van a poder extorsionar al gobierno con que arman otro frente electoral a cambio de un ministerio”, deslizan.
Por lo pronto, cualquier definición electoral requerirá un acuerdo entre ambas facciones. Las decisiones en la asamblea requiere llegar a los dos tercios y ningún grupo lo reúne por su cuenta. Lapicera compartida.
Pujas por el cronograma
El acuerdo en el PRO Santa Fe terminó con varios meses de negociaciones, con sus idas y vueltas.
Con el regreso de Mauricio Macri a la conducción nacional del PRO, más por necesidad de contener y evitar el desbande que por elección, la dupla Cunha-Angelini pretendió aprovechar el momento y acelerar el cronograma electoral en la provincia.
Sin embargo, la junta electoral nacional del PRO, primero, y la Justicia federal electoral, después, observaron irregularidades en el proceso y obligaron a comenzar el proceso de nuevo.
Diálogo recompuesto
En el medio de esas disputas judiciales, los puentes de negociación entre ambas orillas se detonaron. El jueves pasado, los dos espacios inscribieron su nómina, aunque la fecha de la oficialización de listas para el 25 de mayo dejaba margen para tejer un entendimiento.
>> Leer más: Scaglia y Angelini anotaron sus listas, pero a la interna del PRO aún le falta un capítulo
Ese acuerdo llegó el domingo. Cunha viajó a la ciudad de Gálvez, donde vive Scaglia, antes de que la vicegobernadora viaje a un encuentro de dirigentes con el Papa Francisco.
El secretario de Cooperación de la provincia y la vicegobernadora definieron el esquema que se anunció al día siguiente. Un diagrama que, reconocen, generó decepción entre algunos referentes que ya se habían pintado para ir a la guerra pero que descomprimió la tensión en el PRO y la alianza oficialista.