En el final del acto donde una Cristina durísima habló de "fierros mediáticos" y de "fierros judiciales", llegó el tiempo de la distensión. La presidenta ensayó unos minutos de baile sobre el escenario junto a Choque Urbano, el grupo de percusión que animó la Fiesta Patria Popular de ayer en la Plaza de Mayo. Fue después de 40 minutos de un discurso con alto voltaje político y lejos de la mera conmemoración y saludos de ocasión —como algunos especularon— para el día de los Derechos Humanos y los 29 años de la recuperación democrática de la Argentina.
El kirchnerismo recuperó con holgura la calle que le había sido puesta discusión por la movilización opositora del 8N. Apiñó unos 180 mil militantes y público suelto que durante 8 horas se fueron renovando en todo el área de la mítica Plaza, y en las tres avenidas que desembocan en ella: De Mayo, Diagonal Norte y Sur, hasta el borde de la Avenida de 9 de julio.
Cigarra. "Somos como la cigarra (la de María Elena Walsh), mil veces nos mataron, y mil veces vamos a resucitar", en abierto desafío a la estocada judicial que una Cámara de Apelaciones le produjo al gobierno al mantener suspendida la aplicación de una articulo sustancial de la ley de medios audiovisuales, el 161.
Según pasan los años, y las circunstancias políticas, el kirchnerismo va mutando el carácter, y en algún sentido, también la composición de sus movilizaciones. Acto tras acto, el universo K muestra un creciente volumen de militantes activos, jóvenes y de organizaciones hijas de La Cámpora. Ahora ya hay al menos media docenas de ellas: "Güemes", "Tendencia", "Scalabrini", entre otras. Aunque también ahora hay ausentes en los actos del kirchnerismo que en la época de Néstor Kirchner eran número puesto: el sindicalismo moyanista.
La Fiesta Patria Popular fue profusamente anunciada en los días previos por los medios del Estado. Anunciada, en lo formal, como una celebración cultural y no estrictamente política. Sin embargo, nadie fue a la plaza sólo a visitar unos puestos de comidas típicas, y escuchar a su músico favorito. El carácter político de la fiesta estuvo marcado desde el arranque.
La masividad juvenil que de manera creciente convoca y organiza el kirchnerismo, desde ya, no habita mayoritariamente en los mismos barrios acomodados donde domina la oposición, y que nutrieron con fuerza el 8N: Eso explica que ayer, la Avenida Diagonal Sur, que llega a la Plaza desde ese punto cardinal de la ciudad, estuviera abarrotada de gente. Como una tradición, por allí ingresan a la Plaza los desangelados de siempre. Y el 8N estuvo vacía. Detalle más o menos, el sistema de representaciones políticas se mantiene constante.
Cristina usó gran parte de los 40 minutos de su discurso para emplazar a las corporaciones judiciales "que favorecen las minorías económicas". "Les pido decoro, les exijo decoro republicano, independencia y respeto a la voluntad del parlamento y del pueblo argentino".
También CFK fue dura con las corporaciones mediáticas (sin nombrar al grupo Clarín). Señaló que "se sirvieron de los golpes cívicos militares. Y decían que con cuatro tapas volteaban un gobierno, pero nosotros soportamos 365 tapas en contra y demostramos que teníamos un proyecto. Y como le fallan los fierros mediáticos ahora tienen los fierros judiciales, y creen que con cuatro fallos se cae un gobierno", expresó con ironía, y agregó: "Hace falta una Justicia menos corporativa".
Mientras tanto, y de temprano, en toda la zona de la Plaza una marea de gente busca un lugar para expresarse, y en lo posible ver algo del escenario. Una tarea imposible. En los actos peronistas en general, y kirchneristas en particular, la profusión de banderas, grandes, chicas, de todas los tipos y colores que son portadas con orgullo y de a miles, y colocadas en las alturas por los militantes, impiden inexorablemente la visión del escenario. Sin embargo, la diversidad de convocatoria que sólo el kirchnerismo puede suscitar en la Argentina, hace que a cada paso en la plaza suceda una atracción nueva.
Está por cantar Fito Paéz, pero en la esquina de Rivadavia y Reconquista sueña la música de los bombos que hace vibrar una delegación de la 12 (hinchada de Boca). Es un show aparte. Con descomunal energía —una veintena, si se quiere una delegación modesta— de bosteros hacen malabares con los bombos, y arrancan admiración.
Escenario. Como se ve, en una movilización K todo puede pasar. Arriba del escenario, un cuidadoso armado donde se destacan las custodias eternas de la democracia y los derechos humanos, las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. Además, el kirchnerismo esta vez puso especial énfasis en subrayar el apoyo mayoritario con que cuenta entre artistas e intelectuales. Federico Lupi, Pablo Echarri, Andrea Del Boca, entre los artistas, y León Ferrari y Víctor Hugo Morales, entre otros intelectuales y hombres de medios que recibieron el premio Azucena Villaflor —entregado en mano por la presidenta—, parecieron marcar el pulso en la disputa política por la adhesión de las clases medias acomodadas y profesionales de la Argentina.
Abajo del escenario, en cambio, hubo amplio dominio de los sectores clásicos que sustentan al kirchnerismo: sectores medios?medios, hacia abajo.
La presidenta, entre tanto, reivindicó la democracia. Recordó que Hipólito Irigoyen fue depuesto por el primer golpe de Estado de la historia, en 1930. "Y que la Corte Suprema de entonces validó el golpe", disparó, como advertencia a los fallos que están venir del máximo tribunal en relación a la ley de medios audiovisuales.
"Es una ley del Congreso, y si no podemos aplicar las leyes ¿qué democracia tenemos?", se preguntó CFK. Pero de todos modos, avisó: "Las madres de Plaza de Mayo esperaron 20 años para obtener justicia, ¿por qué nosotros no vamos a poder esperar unos días, o unos meses más?".