"Nunca como ahora se estuvo tan cerca de reformar la Constitución provincial", asegura Oscar Blando, quien se ha transformado en el disco rígido de la hipotética nueva Carta Magna. El funcionario —director de Reforma Constitucional y Política— encabezó desde el principio las reuniones con diversos sectores de la sociedad, trasladando el deseo y los objetivos del gobernador Miguel Lifschitz.
Blando considera que la oportunidad de la reforma es ahora, en 2018, aunque deja abierta la puerta para que se trate el año próximo. A la vez, critica a Carlos Reutemann por haber recurrido en su momento al Pacto de San José de Costa Rica para intentar ser reelecto, y lo compara con Lifschitz, quien pone un eventual nuevo mandato en la voluntad de una Convención Constituyente.
—¿En qué le cambiará la realidad a los santafesinos si se aprueba la reforma?
— La reforma permite discutir los temas y derechos que la gente reclama: discutir qué seguridad publica y privada queremos tener. Cómo mejoramos la Justicia para que sea no sólo independiente sino rápida y no consagre impunidades. Cómo abordamos el tema de la violencia contra las mujeres desde una perspectiva de género. Cómo hacemos una Constitución más igualitaria: en acceso a la Justicia, igualdad en acceso a la información pública, igualdad religiosa, igualdad ciudadana con Nación con el voto joven. Cómo pensaremos la educación con responsabilidad indelegable del Estado con gratuidad, laicidad, inclusión; o una salud pública como derecho humano que ya es modelo, consagrando a nivel constitucional los derechos sexuales y reproductivos y la producción pública de medicamentos como bien social.
—El gran flagelo en la provincia es la inseguridad. ¿Se contempla esta cuestión en el proyecto que enviaron a la Legislatura?
—El proyecto promueve el debate sobre la seguridad ciudadana, pública, democrática. Y, además, sobre la seguridad privada y el derecho de las víctimas. Se establecen mecanismos de promoción de jueces idóneos y democráticos, elegidos por un Consejo de la Magistratura con rango constitucional y un sistema de enjuiciamiento que sea más eficiente y rápido. Se plantea que el jefe de policía tenga acuerdo legislativo. Se amplía el derecho a la educación y a la salud. En educación, también se plantea la responsabilidad indelegable del Estado. En salud se plantea la integralidad y la continuidad de la producción de medicamentos. También la cuestión de los derechos sexuales y reproductivos. Ahí Santa Fe avanzó con los protocolos mucho antes que el resto de las provincias.
—La autonomía es un largo anhelo de los rosarinos. ¿Cómo quedó plasmado en el proyecto de reforma constitucional?
— ¿Por qué Rosario tiene que tener tutores y sus habitantes no pueden decidir cuántos concejales quieren tener y cómo elegirlos sin preguntarle al poder central? ¿Por qué Rosario tiene que pedir permiso a la provincia para solicitar un crédito a organismos internacionales? ¿Por qué las habilitaciones de comercios y emprendimientos dependen de regulaciones provinciales? ¿Por qué Rosario no se puede hacer cargo de algunos servicios públicos y de obras de infraestructura? ¿Por que Rosario no puede decidir, bajo el concepto del derecho a la ciudad, qué ciudad queremos; discutir los límites a los intentos de apropiación pública de sectores la ciudad en beneficio propio? ¿Por qué no pensar en una Justicia vecinal para la resolución de conflictos de menor cuantía, como temas referidos al consumidor?
—El tema de la reelección del actual gobernador es el que genera las mayores polémicas.
—Es tan legítimo que alguien renuncie a la reelección como el que quiere ir por ella. Siempre y cuando se respete el procedimiento constitucional. Es la diferencia entre Lifschitz y Reutemann. El ex gobernador Reutemann, en el período 91-94, intentó ser reelecto violando la Constitución. Y lo hizo por medio de una acción judicial que se llamó "Partido Justicialista sobre acción declarativa". Pedía declarar inconstitucional el artículo 64 de la Constitución, que prohíbe la reelección, invocando el Pacto de San José de Costa Rica. Un gobernador en funciones quería violar la Constitución que, claramente, le prohíbe la reelección. Lifschitz, por el contrario, respeta el procedimiento constitucional y dice que lo decidirá la Convención Constituyente, que se conforma por el voto popular a los convencionales.
—¿Y por qué trae a la escena el caso Reutemann?
—Porque Reutemann era justicialista cuando planteó esto y hoy es el senador por Santa Fe de la alianza Cambiemos.
—Para que la eventual nueva Constitución sea sancionada este año, ¿cómo deberían ser los plazos?
—Hubo disidencias sobre la oportunidad de la reforma. La oposición le dijo a Lifschitz que no era el momento, como antes a Binner y a Bonfatti. En el 2016, le dijeron que no porque se venía de un proceso electoral, en el 2017 porque había elecciones y en el 2019 porque va a haber elecciones. El 2018 es el año en el que se aspira a tener la reforma. Pareciera que los políticos santafesinos no hubieran discutido nunca la reforma, y lo vienen discutiendo desde hace años. No veo al ex gobernador Sylvestre Begnis ni a los que fueron convencionales constituyentes, como Roberto Rosúa, Gómez Machado, Tessio, Malaponte y Luciano Molinas, preguntarse sobre si era oportuno o no. Lo hicieron sobre la base de la necesidad.
—Parece primar la hipocresía. El socialismo y la oposición se negaban a una reforma en años electorales, ahora la oposición dice que se haga en el 2019, en conjunto con los comicios a gobernador.
—Aspiramos a que durante el actual mandato del gobernador Lifschitz haya reforma de la Constitución. La propuesta oficial es hacerlo en 2018, y sobre fin de año tener una nueva Constitución. Pero también es posible hacerla con posterioridad, en 2019. No lo descarte.
—¿La elección de candidatos sería mediante las Paso o vuelven las internas cerradas?
—Si se pretende hacer la reforma en 2018, como dice el proyecto, se propone que no haya primarias.
—Usted también estuvo en el proceso de reforma constitucional que intentaron Binner y Bonfatti, pero la sensación es que nunca se estuvo tan cerca.
—Nunca como ahora se estuvo tan cerca de la reforma constitucional. La Legislatura puede ampliar, modificar o restringir la iniciativa que envió el Ejecutivo. La Convención Constituyente debate los temas que están en la necesidad de la reforma, no puede habilitar temas que no han sido propuestos. No se puede declarar soberana.
DIFERENCIAS. "Aspiramos a que durante el mandato de Lifschitz se reforme la Carta Magna".