Un hombre de 29 años y una mujer de 23 fueron condenados a prisión perpetua por el crimen del remisero Horacio Colberg, ocurrido en mayo de 2016 en el barrio Costa Esperanza de Villa Gobernador Gálvez. Para el tribunal, los dos sospechosos cometieron el homicidio para ocultar un atraco que habían planificado y que tuvo como víctima a conductor del remís, y por eso fueron sentenciados a la pena máxima prevista por el Código Penal.
Para la Fiscalía, el crimen fue el resultado de un plan premeditado que incluyó la división de roles entre los acusados. Los fundamentos de la resolución serán dados a conocer en las próximas semanas.
Martín Ezequiel Cardozo y Karen Ayelén Trejo fueron encontrados culpables de los delitos de "homicidio críminis causa" y "robo calificado por el uso de arma de fuego". Cardozo, además, fue hallado penalmente responsable de "tenencia ilegal de arma de fuego de uso civil".
La condena para ambos fue la de prisión perpetua, que es la que prevé el Código Penal para quien mate a una persona para ocultar otro delito, en este caso el asalto que ambos estaban cometiendo cuando Colberg, un remisero de 52 años, la víctima del robo, recibió un tiro en la nuca y, agonizante, fue arrojado a la calle.
Ayer al mediodía el tribunal oral integrado por los jueces Isabel Mas Varela, Rodolfo Zvala y Román Lanzón dio lectura al veredicto, aunque los fundamentos de la resolución se darán a conocer recién en las próximas semanas. Los magistrados hicieron lugar a la teoría del caso que el 30 de octubre pasado, cuando se inició el debate, propuso el fiscal Florentino Malaponte.
El crimen
Colberg fue asesinado el 20 de mayo de 2016. Para el fiscal Florentino Malaponte el homicidio fue un plan pergeñado para cometer un robo que contemplaba distintos roles para las distintas personas implicadas. Y en el transcurso del mismo el remisero terminó muerto.
Según la teoría que los jueces dieron por válida, cerca de las 13 Trejo llamó a la remisería en la que desde hacía poco tiempo trabajaba Colberg. Es que si bien el hombre trabajaba como chofer desde hacía más de una década, unos 15 días antes de ser asesinado había empezado a hacerlo para una nueva empresa: uno de sus hijastros, que fue testigo en el juicio oral, había abierto una remisería en Villa Gobernador Gálvez y él se sumó al plantel cuando se lo pidieron.
El llamado de Trejo había sido para pedir que un auto la pasara a buscar por la casa de Cardozo, ubicada en Ayacucho al 6100 de Rosario. La mujer no dio la dirección exacta, sino la numeración de una casa de la vereda de enfrente.
Plan
"Ese llamado tenía que ver con robarle al remisero. Al señor Colberg lo mataron para lograr la impunidad. Un disparo que fue un fusilamiento desde atrás, a centímetros del cráneo. Y después lo arrojaron como a un objeto desde su propio auto. Lo dejaron en el lugar y se fueron con las pertenencias de la víctima", remarcó el fiscal durante los alegatos de apertura del juicio.
Para Malaponte, el llamado a la remisería fue la primera acción del plan. Cuando Colberg fue a buscar a los pasajeros, Trejo y Cardozo pidieron ser llevados hasta Villa Gobernador Gálvez. Y cuando estuvieron en la zona de José Ingenieros y San Luis, en el barrio Costa Esperanza, revelaron sus verdaderas intenciones: cometieron el asalto y le dispararon al chofer en la nuca para encubrir el robo.
Después arrojaron al remisero a la calle y huyeron con el auto y sus efectos personales. Colberg murió después de ser trasladado al hospital, como consecuencia de la gravedad de las lesiones.
Pruebas
Consumado el ataque, los investigadores dieron con las identidades de los sospechosos y los fueron a buscar a la vivienda de calle Ayacucho, donde secuestraron pertenencias de la víctima. Trejo, por su parte, tenía varios proyectiles en la cartera, de los que quiso desentenderse en la primera jornada del juicio, cuando aseguró haber estado drogada ese día y no recordar nada de lo que había ocurrido.
De esos hechos surgió la imputación para ambos por el delito de robo agravado y de homicidio críminis causa, de los que ayer fueron encontrados culpables.
En el caso de Cardozo la condena prevé además el delito de tenencia ilegal de uso de fuego de uso civil. Es que cuando su departamento fue allanado, los pesquisas hallaron un revólver calibre 22 cargado, alrededor de cien proyectiles de distintos calibres y un cargador de ametralladora calibre 9 milímetros.