Los operarios que llegaron el viernes a la mañana a demoler una propiedad de Ayacucho al 4300 —la casa donde vivió la familia Funes y donde asesinaron a la madre de Alan, preso como jefe de un clan delictivo— fueron abordados por una joven que intentó impedir el derribo a gritos. “¿Qué es lo que hacen acá? Esta es mi casa, vengo de Fiscalía. Ustedes no pueden tocar nada. No saben lo que les va a pasar”, dijo Leila S., una amiga del interno de alto perfil, quien en el momento quedó detenida y este lunes fue imputada por amenazas.
S. fue acusada de intimidar a personal del Ministerio de Seguridad cuando iniciaba las tareas de demolición de un espacio relacionado con la venta de drogas, medida autorizada días antes por una jueza en el marco de la nueva ley de narcomenudeo. El fiscal Aníbal Vescovo le imputó los delitos de amenazas coactivas y resistencia a la autoridad ante la jueza Hebe Marcogliese, quien le otorgó la libertad bajo ciertas restricciones acordadas con su defensa.
La joven de 26 años deberá fijar un domicilio, pagar una caución de 400 mil pesos y presentarse una vez por semana ante la Oficina de Gestión Judicial. Tiene prohibido acercarse tanto al de departamento de Logística del Ministerio de Seguridad como al domicilio de Ayacucho al 4300 donde dijo residir, que de todos modos será reducido a escombros.
La situación, según planteó la Fiscalía, se dio a las 9.45 del viernes en el momento que el personal se encontraba dentro de la casa con una orden judicial para cumplir con la demolición y la joven ingresó a los gritos. “¿Qué es lo que hacen acá? Esta es mi casa, vengo de Fiscalía, ustedes no pueden tocar nada. Salen ya inmediatamente, ustedes no saben lo que les va a pasar, esta es la casa del Alan Funes”. Luego salió a la vereda donde fue detenida por la policía.
El inmueble es uno de los cinco que la jueza Silvia Castelli autorizó derribar por la gran cantidad de delitos violentos cometidos en su entorno. Lo hizo en el marco de la nueva ley de narcomenudeo, que faculta a derribar sitios emblemáticos usados como puestos de venta de drogas ilegalizadas. Un día antes, por el mismo motivo, había sido volteado otro puesto de drogas en Riobamba al 5000, en Azcuénaga Sur.
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Leila S. es amiga de Alan Funes, a quien conoció en la cárcel cuando iba a visitar a un familiar. En agosto pasado en una entrevista con este diario contó que es la persona que más visita al sindicado líder narco preso en Marcos Paz pero no tiene “nada que esconder”. Cuestionó que le secuestren sus celulares en cada requisa a su casa.
Funes, de 24 años, cumple condenas por un homicidio y por narcotráfico que suman más de 44 años de cárcel. “Yo entiendo que me van a investigar porque voy todas las semanas a ver a Alan o porque él me llama por teléfono a mí. Pero qué, ¿es un delito ser amiga de Alan Funes o hablar con él?", planteó entonces, y aclaró que no es la novia del muchacho. “Yo no tengo problema que me investiguen, pero que no vengan todas las semanas a allanarme la casa y a sacarme los celulares”, agregó, e indicó que es la única visita de Funes porque su madre y dos hermanos fueron asesinados entre 2016 y 2018 y el padre no puede ir por el trabajo.
La casa de Ayacucho al 4300 perteneció a la familia Funes y de hecho al momento de la demolición se encontraron allí elementos personales, como un documento de identidad de Ulises Funes, asesinado en enero de 2018, y fotos de una comunión. Allí ocurrió el crimen de Mariela Miranda, la madre de los hermanos Funes, asesinada el 13 de octubre de 2023 cuando pasaron tiradores en moto y rociaron a balazos el frente.