Desde el anochecer del martes comenzaron a escucharse disparos en la zona de Rouillón y las vías, un sector del barrio Ludueña que es custodiado por la Gendarmería al ser considerado uno de los puntos rojos marcados por la violencia callejera. Los vecinos advirtieron esa tensión y se metieron a sus casas, un recaudo ya habitual ante este tipo de situaciones. En ese contexto, Mauricio Obennells, de 31 años, estaba en la puerta de su casa cuando al menos dos personas que pasaron a pie le dispararon. Un balazo le entró por el pecho y fue tan certero como mortal: minutos más tarde el muchacho falleció en el Policlínico San Martín. Se investiga posible vinculación a una disputa relacionada al comercio de drogas.
Cerca de las 21 del martes Mauricio salió a fumar un cigarrillo a la puerta de su casa de Rouillón al 200 mientras esperaba que estuviera lista la comida para cenar con su madre. Ella, contaron a La Capital sus familiares, escuchó una serie de estruendos tan cerca de la puerta de su casa que se espantó y solo atinó a salir corriendo pensando en su hijo. Al asomarse se lo encontró desplomado en la vereda.
El grito desgarrador de la mujer alertó a otros parientes que viven en la zona y que en cuestión de segundos se reunieron alrededor de esa escena trágica. El 911 y el SIES se demoraron en llegar, por lo cual un hermano de Mauricio tomó prestado el auto de un vecino y lo llevó al Policlínico San Martín. Allí los médicos constataron que la víctima había sido ingresada ya sin vida y que tenía una herida de bala en el tórax, del lado izquierdo y sin orificio de salida.
Este miércoles los allegados a Mauricio, si bien pidieron que se mantuviera en reserva sus identidades, se dispusieron a hablar con La Capital. Contaron que en la zona suele haber agentes de la Gendarmería custodiando a pie, pero que incluso así el martes al anochecer comenzaron a escucharse disparos. Cuando dos individuos a pie atacaron a Mauricio había gendarmes a unos cincuenta metros y, según relataron los allegados de la víctima, hubo una breve persecución pero los presuntos homicidas se perdieron por la zona de Pedro Lino Funes y las vías.
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Diario La Capital / Virginia Benedetto
"Los gendarmes me dijeron que fueron dos pibes, uno con una 22 y uno con una 9, que el de la 22 le dio el tiro que lo mató", contó a La Capital un familiar de Mauricio. "Me dijeron que los corrieron, pero que no pudieron tirarles porque había civiles. Los pibes agarraron por la vía, que te metés ahí y es tierra de nadie", agregó. En el lugar del hecho trabajó el gabinete criminalístico de la Agencia de Investigación Criminal (AIC), donde juntaron 7 vainas servidas, aunque no especificaron de qué calibre. Además, constataron disparos en el frente de la casa y en una camioneta blanca que estaba estacionada sobre la vereda. Todo será parte de la investigación que quedó a cargo del fiscal de Homicidios Patricio Saldutti.
Los familiares de la víctima contaron que Mauricio era electricista en una empresa que hace trabajos en el country Kentucky de Funes. Incluso el muchacho mostraba en sus redes sociales fotos con Lionel Messi, quien tiene una vivienda en ese complejo. "Era un pan de Dios, un pibe trabajador que se hacía cargo de su hijo, ayer había cualquier cantidad de gente en el policlínico", contaron sus allegados. Los Obennelles se instalaron en Ludueña hace más de 30 años cuando el padre de la familia, que era policía, consiguió una vivienda destinada a empleados de la fuerza. Allí vivió Mauricio junto a cuatro hermanos y sus padres hasta que tuvo un hijo y se fue a convivir con su pareja y la criatura, que hoy tiene 8 años. Hace un tiempo, luego de separarse, había vuelto a vivir con su madre a la casa de toda la vida donde este martes lo mataron.
Barrio en conflicto
"Si hablás te pueden matar". "La droga maneja la ciudad y vos tenés que mirar para el otro costado". "Acá en Rouillón, en Magallanes y Tupac Amaru, por Barra también. Pasás caminado y desde los búnkeres te saludan. Pero qué vas a denunciar si está todo arreglado, lamentablemente esa es la verdad". Los testimonios de los vecinos dan cuenta de una problemática arraigada en este sector del barrio Ludueña. Un terreno que hace al menos dos décadas es fértil para el crecimiento del narcomenudeo, pero que desde fines de 2021 es sobre todo el escenario de una fuerte disputa entre bandas que también tiene coletazos de broncas internas.
Las investigaciones judiciales posicionan en esta zona del noroeste rosarino a dos bandas narcocriminales que funcionan como subestructuras de otras más grandes. De un lado la que fue imputada como asociación ilícita con Mauro Gerez, Andy Benítez, Julián Aguirre y Matías César como líderes, que responderían a Los Monos. Del otro, la que tiene a la cabeza a Francisco "Fran" Riquelme como hombre de confianza de Esteban Alvarado. Con los barrios Industrial, Empalme Graneros y Ludueña como campo de batalla, esa disputa costó al menos 30 de los 51 homicidios ocurridos en 2022 en ese sector del noroeste.
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Diario La Capital / Virginia Benedetto
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Pero desde comienzos de 2023 se dieron nuevos episodios violentos, algunos vinculados a ajustes y peleas hacia el interior de la banda ligada a Los Monos. Con la caída de quienes manejaban la calle para el grupo -Mauro Gerez y Jonatan Almada detenidos a mediados de 2022, Cristian "Larva" Fernández asesinado cuando estalló la bronca- llegaron los reacomodamientos.
Los investigadores tienen en cuenta el apartamiento de Almada y Benítez del núcleo de la banda, lo que incluso provocó agresiones contra uno de ellos en la cárcel en la que está alojado junto a sus antiguos pares. Todo eso repercutió en la calle y es lo que se sospecha, por ejemplo, del asesinato en enero pasado de Alan Carlini, primo de Jonatan Almada, que era sindicado como sicario del grupo. Ese homicidio ocurrió en Solís y Navarro, a menos de 100 metros de donde este martes mataron a Mauricio Obennelles. Con todo ese trasfondo se investiga la posibilidad de que este último crimen, más allá de sus pormenores y el margen de error de los homicidas, esté relacionado a esta saga interminable.