En solo siete días familiares de Brian Esteban Fernández pasaron de esperarlo para cenar el viernes 20 de enero a pintar una estrella roja en su memoria en una de las aceras del Centro de Justicia Penal de Rosario (CJP). Fue en la previa de la audiencia imputativa contra Jesús Angel M., de 32 años, a quien la fiscal Georgina Pairola acusó de homicidio en ocasión de robo a partir de indicios que lo ubican como quien la noche del viernes 20 de enero asesinó a Fernández para robarle una bicicleta rodado 26 en el cruce 27 de Febrero e Iriondo. Una tragedia por demás de absurda si se tiene en cuenta que, con la víctima ya sin vida, el matador dejó tirada el arma homicida en la escena del crimen e intentó fugar con la bici. Sin embargo se topó de frente con una pareja que circulaba en moto, se sorprendió y abandonó el botín obtenido en su ataque mortal.
Entre las evidencias en contra de M. hay una pericia realizada con el reactivo químico luminol dio positivo en restos de sangre tanto en la bermudas como en el calzado del acusado, que quedó en prisión preventiva por el plazo de ley, es decir al menos dos años.
Espontaneidad
La última imagen con vida de Esteban Brian Fernández fue captada a las 21.34 del viernes 20 de enero por una cámara de vigilancia del supermercado La Reina, donde el muchacho de 30 años trabajaba desde hacia una década en el área de verdulería. Se lo veía feliz, sobre una bicicleta que se había armado con un cuadro viejo y pesado.
Quince minutos más tarde, en inmediaciones de 27 de febrero e Iriondo, cuando circulaba por la bicisenda del bulevar, un hombre robusto se le interpuso en el camino para robarle la bicicleta que él mismo había armado para reemplazar la moto en la que se movía y que le habían robado. El asaltante le aplicó a Fernández una puñalada en la región del intercostal debajo de la tetilla izquierda que le provocó una hemorragia masiva que decantó en su muerte, en la misma escena, en cuestión de minutos.
Toda la secuencia fue registrada por al menos cinco cámaras de vigilancia que expusieron cómo sucedió el atraco mortal y la ruta de fuga del homicida. El hombre dejó en la escena del crimen el cuchillo, a unos metros la bicicleta y fugó del lugar.
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Nada se supo del homicida de Brian hasta que el miércoles a la tarde, acompañado por un abogado, se presentó espontáneamente en la sede de la Agencia de Investigación Criminal (AIC). Allí dijo que se ponía a disposición de la Justicia porque sus vecinos lo acusaban de haber cometido un asesinato del que era ajeno. Aseguró que no tenía nada que ver con el crimen de Fernández y por eso se presentaba.
La fiscal lo sometió a dos ruedas de reconocimiento con testigos del robo seguido de muerte, ordenó que le allanaran su casa en barrio Vía Honda donde se incautaron un par de zapatillas y una bermudas. La indumentaria fue sometida a una pericia con el reactivo químico Luminol, que puede exponer manchas de sangre aunque la prenda, en este caso, hubiera sido lavada. Restan aún pericias de ADN y sobre celulares que se incautaron en la vivienda del sospechoso.
Testimonios y pericias
Con testimonios de al menos dos testigos directos del hecho y las evidencias colectadas de cámaras y pericias, Jesús Angel M. se sentó en el banquillo para escuchar la acusación de Pairola. La fiscal le atribuyó haber asesinado a Fernández aproximadamente a las 21.50 del viernes pasado en 27 de Febrero e Iriondo.
Según la acusación, Fernández circulaba en su bicicleta blanca por el bulevar hacia el oeste por la bicisenda, pegado al cantero central. Al aproximarse a la esquina con Iriondo un hombre robusto cruza por la senda peatonal de 27 con sentido hacia el sur. Se detiene sobre la bicisenda por la que iba el ciclista y al quedar frente a frente con éste se produce un forcejeo. En ese marco el delincuente le asestó al ciclista la puñalada mortal.
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Foto: Francisco Guillén.
Acto seguido, y sin haber podido consumar el robo, huyó del lugar corriendo por Iriondo hacia el sur dejando tirado en la vía pública el cuchillo utilizado. Una pareja que circulaba en moto se topó con el delincuente que trataba de fugar con la bicicleta, pero cuando el ladrón los vio decidió tirar la bicicleta que acababa de robar y la abandonó a unos metros del cadáver de su dueño. Entonces se fue por Iriondo en contramano —hacia el sur— y dobló hacia el oeste en el pasaje Independencia. Vestía una remera mangas cortas claro o blanca, bermudas y zapatillas color negras con suela blanca.
Luego de formular su acusación Pairola apuntó en rueda de prensa que el imputado presenta un “antecedente en trámite por una tentativa de delito contra la propiedad”. Además indicó que está domiciliado a unas 15 cuadras del lugar donde asesinó a Fernández. Y que si bien se realizaron pericias sobre el cuchillo que quedó en la escena del crimen “no se pudieron recabar huellas” ni “tampoco se encontraron armas similares” en su vivienda, que fue allanada luego de que se pusiera a disposición de la Justicia.
La fiscal defendió la acusación, que “está basada en las pruebas recolectadas por la Fiscalía” y ponderó el aporte de testigos en la causa. “Presenciaron la secuencia inmediata posterior al hecho y con sus dichos posibilitaron que se realizaran dos ruedas de reconocimiento, cuyas descripciones coinciden con la fisonomía del acusado, y dieron mayor margen de probabilidad en relación a las prendas de similares características a las que vestía al momento de cometer el crimen (bermudas y zapatillas). Todo esto sumado a videos y demás descripciones", consideró Pairola, al tiempo que convocó a "cualquier testigo que haya presenciado lo sucedido" a que se presente en el CJP. El juez de garantías Nicolás Foppiani dictó para el acusado prisión preventiva por el plazo de ley.
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Foto: Francisco Guillén.
Una estrella y un corazón
Un par de horas antes de la audiencia, bajo un cielo amenazante de tormentas, familiares, amigos y compañeros de trabajo de Fernández se congregaron en inmediaciones del ingreso al CJP para realizar un masivo pedido de justicia de la que también participaron miembros del colectivo de Familiares de Víctimas de Violencia. Buena parte de la manifestación se tiñó con el verde de las remeras del supermercado en el que trabajaba Fernández.
Allí estuvieron su ex esposa Claribel, su pequeño hijo de 7 años y Joel, uno de sus hermanos que se transformó en el portavoz del dolor de la familia. “Hoy nos toca estar de este lado, algo impensado hace una semana. Y duele. Pedimos que se haga justicia y que no haya más Esteban. Por suerte, no nos sentimos solos. La gente fue muy solidaria con nosotros. Dentro de todo este dolor, tenemos el cariño de la gente”, dijo Joel.
“Lo único que queremos para la audiencia es que se haga justicia, nada más. Si este sospechoso tuvo algo que ver, que quede detenido y que no pueda hacer más daño a la gente. No tenemos más detalles de la investigación. Sabemos que hay similitudes entre el autor y el sospechoso, pero nada más que eso”, agregó el hermano de Brian.
El minuto de máxima emoción en una jornada muy triste fue cuando Esteban, el hijo de 7 años de Fernández, pintó un corazón de color rojo sobre el piso de la plaza del CJP, debajo de la estrella dibujada, también roja, que lleva el nombre de su papá y la fecha del crimen.