Son como una empresa, pero abiertamente delictiva. Una estructura piramidal dividida en células donde los soldaditos saben que tienen un jefe que les baja órdenes pero jamás le vieron la cara al dueño. Todos saben que tienen un “dios” al que le tributan y aunque nadie lo conozca personalmente, le temen. Los integrantes de una de esas empresas o gavillas fueron imputados este miércoles por estar, según la acusación, cumpliendo órdenes de Ariel Máximo “Guille” Cantero y su lugarteniente Leandro “Pollo” Vinardi en el organigrama de una estructura de al menos tres bandas que tributaban al líder de Los Monos y que quedó al desnudo el sábado tras 84 allanamientos realizados por fiscales federales y provinciales.
Los 16 integrantes de la banda puesta bajo la lupa por la acusación del fiscal Pablo Socca, de la denominada Unidad de Balaceras, es la que regenteada por Jonathan Agustín Camino, quien junto a su hermano Pablo Nicolás (ambos detenidos), tiene bajo su dominio los barrios Godoy y Villa Nueva (en la zona oeste de la ciudad) y Bajo Cullen (en las inmediaciones de Cullen al 3400, en la vecinal Unión y Progreso, zona sudoeste). De todos los acusados, nueve quedaron en prisión por el plazo de ley (es decir un máximo de dos años); seis estarán tras las rejas durante 60 días; y una mujer joven recuperó la libertad bajo una fianza de 100 mil pesos.
Las otras gavillas en observación están manejadas por Marcos Jeremías “Pato” Mac Caddon, a quien algunos sindican como virtual jefe de la barra de Newell's y sospechado de gerenciar un polirrubro delictivo en la ciudad de San Lorenzo; y Nicolás “Pupito” Avalle, con injerencia en Villa Gobernador Gálvez.
En una extensa audiencia, las 15 personas lideradas por Jonatan Camino, también reconocido en la causa como “amigo”, fueron acusados de integrar una asociación ilícita dedicada a cometer homicidios, lesiones, robos, encubrimientos, amenazas, extorsiones, usurpaciones, abuso de armas, portación y tenencia ilegal de armas de fuego y venta ilegal de estupefacientes con el objetivo de obtener beneficios económicos. Al menos la mitad de la banda ya estaba detenida por otros delitos. Según la Fiscalía, esta estructura funcionó desde los primeros días de marzo de 2020, “fecha en la cual se le secuestró a Pablo Nicolás Camino en su lugar de detención un teléfono celular y de la la pericia realizada se extrajo información diversa que daba cuenta de la existencia a esa fecha de una asociación ilícita”, y hasta el viernes pasado cuando se produjo la detención de varios integrantes de la banda que estaban en libertad. Los líderes del grupo, siempre según la acusación, son Jonatan y Pablo Camino, quienes se encuentran detenidos en el pabellón 7 de la cárcel de Piñero junto al Pollo Vinardi y Héctor Daniel “Gordo Dany” Noguera entre otros.
Según la imputación, debajo de los líderes se encolumnan Brian Maximiliano “Maxi” o “Aurelio” M., uno de los sicarios de la organización y hombre de confianza de Jonatan Camino; Manuel Elías “Carita” M., quien además de la logística de aprietes y amenazas se encargaba de administrar los puntos de venta de droga de la banda ubicados en Fraga 3000 y Rouillón esquina Doctor Riva; Silvana Jaqueline “Jakie” O., pareja de Pablo Camino y encargada de tareas vinculadas con la venta de estupefacientes y de gestionar las órdenes dadas por su pareja desde la cárcel. Por su parte Vantentin “Valen” C., es considerado uno de los encargados de dar seguridad a las bocas de expendio; Mirco G. es un tiratiros dedicado a conseguir la movilidad para efectuar los ataques; Martín Omar “Tin” G., Federico Sebastián “Chema” o “Cebita” B. son isoldaditosr y a todos ellos les dictaron la prisión preventiva por el plazo de ley. También cumplían esa función Franco Fran C. y Axel Catriel C., a quien le dictaron prisión preventiva por 60 días al igual que a Maximiliano T., encargado de guardar material balísticos (vainas servidas, armas y municiones) y realizar amenazas.
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Asimismo Vanesa G., hija de una empleada del Ministerio de Seguridad de la provincia con una antigüedad de 17 años, fue acusada de realizar personalmente amenazas y quedó presa por 60 días; Sheila Oriana M. atendía el punto de venta de Rouillón al 3900 y “estiraba” cocaína pero quedó en libertad bajo fianza; Erica M. administraba el quiosco de venta de drogas de Campbell al 3400 y quedó presa por el plazo de ley. Para ella trabajaban su pareja, Mario Polonio D., Gonzalo U., Brian Ricardo M. (todos con prisión preventiva por 60 días) y Brisa Nerina M. aún prófuga. Otra de las mujeres aún no localizadas de la banda es Adriana Ch., encargada de amenazar en persona a las víctimas de extorsión y de la atención de los puestos de venta de la banda.
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Deán Funes al 7100. La banda de Jonatan Camino hostigó a una vecina porque quería su casa. La mujer era madrastra de una víctima de homicidio por la que fue acusado Camino.
Individualmente y en grupo
Individualmente Jonatan Camino, quien ordena su negocio desde su celda en Piñero, fue acusado por seis hechos de amenazas, extorsiones y como instigador del homicidio de Nicolás Ezequiel “Nikito” Ríos, ocurrido el 21 de septiembre de 2020 en Barra y 27 de Febrero. Nikito recibió un disparo en la cabeza y murió tras agonizar más de doce horas. Entre las acusaciones a Camino se incluyeron la saga de ataques a Andrea, una vecina de Deán Funes al 7100 que era madrastra de Isaías Leonel Catán (quien era pareja de Vanesa G.), de 29 años, asesinado pasada la medianoche del lunes 5 de febrero de 2019 en la colectora de la avenida de Circunvalación entre Estudiante Aguilar y Monte Flores. Catán era un muchacho ligado al mundo del narcomenudeo. Desde ese momento se registraron en barrio Godoy 23 balaceras y 12 homicidios.
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Un año después de ese asesinato, en la vida de Andrea apareció un contacto telefónico al que todos llamaban “amigo”, pero que de amistoso nada tenía. A partir de septiembre de 2020, siete meses después del crimen de Catán, la presencia de “amigo” se hizo casi cotidiana. En sus advertencias “amigo” le hizo saber a Andrea que estaba en medio de una guerra de pacificación de la que terminó desplazando de barrio Godoy a Ariel Maximiliano “Chanchón” Cantero y a Alexis “Tartita” Schneider (ambos hijos de Ariel “El viejo” Cantero), al dominicano Otniel De León Almonte y a los remanentes de la banda de Nicolás “Fino” Ocampo (ex hombre del asesinado Luis Medina que terminó siendo la mano derecha de Esteban Lindor Alvarado) para quedarse con el territorio de barrio Godoy entre otras zonas del oeste rosarino.
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El traslado de uno de los detenidos el sábado pasado.
Las amenazas contra la mujer primero fueron a partir de intermediarios. Posteriormente por mensajes directos. Todo lo que ocurría en la vida de Andrea, “amigo” se lo hacía saber. Así se fueron sucediendo hechos violentos que arrancaron con el “toreo” de motos en la puerta de la vivienda y continuaron con ataques a balazos. En el mientras tanto, “amigo” negociaba ofreciéndole una casa por su casa “a la vuelta de la (comisaría) 32ª”. Luego 2 millones de pesos. Y ante la negativa, nada. A cara de perro. Siempre dejándole claro que tenía un arreglo con la seccional del barrio. Entre septiembre y octubre del año pasado, “amigo” le hizo robar la casa a Andrea y le mandó un flete con dos secuaces para que limpiaran el domicilio, pero ambos terminaron detenidos.
Fue entonces que “amigo” se comunicó otra vez con la mujer: “Vas a pagar lo que yo perdí”, le escribió. Y amplió “Perdí 30 mil pesos con la yuta para que me liberen a los dos pibes porque tenían pedido de captura”. Eso a la mujer le costó un pago de 5 cuotas de 5 mil pesos, un Volkswagen Gol modelo 99 y un Fiat Uno. En medio, el marido de la mujer murió de una enfermedad terminal y ella se quedó temiendo porque le mataron a sus otros dos hijos. Cada vez que un móvil policial llegaba a asistirla de oficio, porque el trato era “si denuncias con la yuta es peor”, la sugerencia era policial “vaya a la 32ª y haga la denuncia”.
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Por estos hechos ya habían sido acusados Manuel Elías “Carita” M., de 23 años; Martín Omar G., de 26, y Mirco G., de 19 años, detenidos el 10 de octubre de 2020 a bordo de un auto con un revólver calibre 38 con 6 proyectiles y una pistola Bersa Thunder calibre 380 con 8 balas intactas en su cargador. Se los imputó por el delito de portación de arma de fuego compartida en dos hechos en concurso ideal y quedaron bajo prisión preventiva por el plazo de ley, es decir al menos dos años. Un pibe de 16 años, apodado “Bebuchi”, que también estaba en el auto puesto bajo la lupa quedó a disposición de la Justicia de Menores en turno. Carita M. también fue acusado ayer en solitario por un hecho de abuso de armas perpetrado con otro muchacho contra una vivienda de Saavedra al 3700 el 10 de octubre pasado. Entre los elementos que exhibió la Fiscalía en su contra hay una selfie en la que se ve al muchacho en compañía de su abuela portando un revólver. Aunque la mujer no fue imputada está bajo la mirada del fiscal Pablo Socca.