José Norberto Gutiérrez tenía 68 años y vivía solo en la que fuera la casa de su madre, una vivienda de pasillo en bulevar Seguí 171, entre Colón y Necochea, en barrio Tablada. Retirado de la policía como suboficial en 1992, sus vecinos lo valoraron como “un vecino que no se metía con nadie”. Este jueves alrededor de las 10 de la mañana Antonia, quien fue su compañera hasta 2011 y es madre de sus dos hijos, pasó por la casa de Gutiérrez porque tenías problemas con el bluetooth del celular. Cuando la mujer llegó a la puerta del pasillo, le llamó la atención que estuviera arrimada y sin llave. Lo mismo le pasó cuando llegó a la puerta de ingreso a la vivienda. Entonces entró y frente al baño se topó con el cuerpo del hombre en medio de un charco de sangre. Pensó que su ex se había caído accidentalmente, pero tenía varios cortes provocados en el cuello, el tórax, las manos y las muñecas. Junto al cuerpo había un cuchillo tipo Tramontina que fue secuestrado para determinar si se trata del arma homicida o si fue un elemento con el que el policía retirado intentó defenderse. Lo cierto es que en la casa no había ninguna cerradura forzada y según el médico forense, el crimen ocurrió entre las 20 y 22 horas del miércoles. De la casa faltaban al menos un televisor y el celular de la víctima.
Bulevar Seguí entre Colón y Necochea es una zona de barrio Tablada que durante varios años se presentó como territorio en disputa donde las balaceras eran y quizás aún sean frecuentes. José Gutiérrez se había instalado en la casa de su madre a mediados de 2014, donde cuidó de la mujer el último año de su vida hasta que murió a mediados de 2015. Antonia, su ex pareja, se quedó residiendo a unas 10 cuadras de ese lugar, en los monoblocks de Lola Mora e Hipócrates, en inmediaciones de lo que será el día que se concluya la obra la Estación Policial Sur, el segundo edificio que forma parte del Plan de Refuncionalización Integral del Sistema de Comisarías implementado durante la gestión del fallecido Miguel Lifschitz.
“Nos llevábamos bien a pesar de estar separados desde unos diez años. Yo tengo llaves de su casa. También su hijo. Era normal que pasáramos a verlo, aunque esta vez no le veía desde el fin de semana. Pero como tenía problemas con el bluetooth del celular pasé para que lo revisara antes de ir a trabajar”, contó Antonia mientras tenía en brazos a Kuky, la perra caniche del hombre asesinado.
“Me pidieron (los peritos) que la sacara porque andaba alrededor del cuerpo y no los dejaba trabajar”, agregó. “Serían las 10.15 cuando llegué. Me llamó la atención que la puerta del pasillo estaba apoyada y no cerrada con llave. Lo mismo me pasó cuando entre a la casa. Lo llamé y nada. Fui para la pieza y la cama estaba tendida como si no se hubiera acostado. Ahí lo encontré a la salida del baño. Lo primero que pensé fue que se había caído, pero cuando me acerqué vi que tenía un corte en el cuello”, indicó la mujer. “Por el momento vimos que faltan un televisor y su celular”, explicó Antonia.
image (98).jpg
El fiscal Patricio Saldutti, en la escena del crimen.
Foto: Silvina Salinas.
Otro tipo de violencia
Gutiérrez vivía a escasos 200 metros del geriátrico provincial y a unas cuadras de la escuela primaria Nº 114 “Justo Germán Deheza” y el jardín de infantes Nº 55 “Gustavo Cochet”. Una imagen de la Virgen María en un altar, ubicada casi en la esquina de bulevar Seguí y Colón, parece dispuesta a proteger la cuadra en una zona de Tablada acostumbrada a otro tipo de violencia. No la que se origina en la ocasión de robo. Sino a las disputas territoriales por la venta de droga o los ajustes en el marco de la violencia callejera. Dos casos como recuerdo. La mañana del jueves 10 de mayo de 2012 Daniel Ernesto “Caballo” Alcaraz, de 24 años, tomaba mate con su pareja en la vereda de su casa ubicada a unos 100 metros del lugar en donde fue asesinado el policía retirado Gutiérrez. Tiempos en los que en Tablada todo hacía pensar que una moto sería lo último que un cronista viera en su vida.
>>Leer más: Asesinan con siete tiros frente a su pareja a un joven en barrio La Tablada
“Caballo” era hermano de Joel Alcaraz, asesinado el 9 de noviembre de 2009, y de Sergio “Checho” Alcaraz, ultimado con media docena de puñaladas el 23 de febrero de 2014. Tiempos en los que la puja en la zona era entre las bandas "Del Puente" comandada por los Alcaraz y la "Del Tanque" conducida por los hermanos Benavente, teniendo como tercer eje de conflicto la presencia del peso pesado Milton César, recientemente condenado a 20 años de prisión.
Otro crimen emblemático en la zona fue el de los hermanos David Maximiliano “Chalita” y Juan Andrés “Mosquito” Flores, acribillados a balazos desde un auto la madrugada del 19 de enero de 2019 en Esmeralda al 3500, entre cortada Page y Saavedra, a 500 metros de la escena del crimen de Gutiérrez. Tiempos de contiendas recientes.
image (99).jpg
Antonia, la ex pareja de José Gutiérrez, tiene en brazos a la perrita de la víctima rodeada de efectivos policiales.
Foto: Silvina Salinas.
La casa de Gutiérrez está ubicada al lado de un kiosco y era la única vivienda en el pasillo que tiene uno 30 metros hasta el ingreso a la vivienda. Más allá hay un patio trasero. Los vecinos del policía retirado contaron que la última vez que lo vieron fue el miércoles sobre media tarde. “Ayer a la tarde se quedó charlando conmigo. Me dio una ensalada de fruta, un excelente vecino”, explicó una mujer que se movilizaba con un bastón trípode. “Una vecina vio salir a un muchacho del pasillo como a las 19.30”, agregó otra vecina de la cuadra. “José no era una persona confiada. No era una persona que fuera hacer entrar a la casa a cualquiera”, explicó Antonia, mientras a unos pocos metros uno de sus hijos lloraba su pena. Alrededor, cuatro patrulleros y una docena de efectivos aseguraban el perímetro, la escena del asesinato de un camarada.
Sobre bulevar Seguí al 100 no se visualizan a simple vista cámaras de video vigilancia públicas o privadas. “El barrio hoy está un poco más tranquilo. Pero esto depende de quien está adentro y de quien sale (de prisión). Después está como en todos lados de Rosario. Las motos que pasan y a las viejas del barrio las dejan dando vuelta como un trompo para chorearlas. No podés andar con el celu en la mano porque pasan y chau tu celu. Vas a tomar el colectivo con mil ojos, buscando quedarte en espera el menor tiempo posible porque te chorean. Pero eso es acá y en cualquier otro barrio”, contó un vecino de la zona.
Lo concreto es que a Gutiérrez lo mataron y le robaron. Habrá que esperar la evolución de la investigación para determinar las circunstancias del hecho. Es el tercer asesinato en ocasión de robo en poco más de un mes en Rosario y la zona. Los anteriores fueron el del arquitecto Joaquín Pérez, ocurrido el 19 de octubre en Juan B. Justo al 1700, en Arroyito Oeste; y el de Expedito Campos, que tenía 80 años y falleció maniatado en su casa de Matienzo al 800. La investigación está en manos del fiscal Patricio Saldutti.