Miguel Ángel “Ojudo” López y Diego Fernando Aguirre quedaron a un paso del juicio oral y público por el doble crimen de Jonatan Nicolás Schneider, de 31 años, y Graciela Paulina Carrizo, de 58, asesinados a balazos el domingo 4 de septiembre de 2022 en Bermúdez y Juan Pablo II, en barrio Molino Blanco. En audiencia preliminar el fiscal Gastón Avila pidió para ambos 28 años de condena como responsables del delito de homicidio agravado por el uso de arma de fuego (Schneider y Carrizo) y portación ilegítima de arma de fuego de guerra en grado de consumado. Schneider era tío de Gastón Ezequiel Schneider, uno de los hijos de Claudio “Pájaro” Cantero, asesinado líder de la banda de Los Monos. Carrizo, una víctima inocente que al momento de su asesinato tomaba mates con su hija embarazada en una plaza del lugar.
Este jueves en la sala de audiencias 8 del Centro de Justicia Penal (CJP) los acusados, que están detenidos en la cárcel de Coronda, escucharon cómo las partes acordaban qué documentación y otros medios de prueba materiales se utilizarán en el debate oral y público. La audiencia preliminar es la etapa previa al juicio oral, aunque hasta ese momento los acusados tendrán abierta la posibilidad de recurrir al proceso abreviado.
El asesinato de Jonatan Schneider fue el momento culminante de una serie de enfrentamientos generados en una vieja enemistad que la víctima mantenía con Ojudo López. Y el crimen sirvió para comenzar otro capítulo de violencia en la que hizo su aparición Gastón Schneider, hijo del Pájaro y hermano de Uriel Luciano “Lucho” Cantero, quien fue acusado de liderar una asociación ilícita generada para vengar el crimen de su tío.
Carrizo era una contracara de la violencia. Vecina vieja del barrio colaboraba con la copa de leche que funciona en el Centro Cultural Unión Sur, una institución del barrio Tablada ubicada en Esperanto al 300, cortada que cruza Ayacucho a la altura del 4200. Graciela fue una de las gestoras de que en la plazoleta en la que fue asesinada se instalaran unas mesas y unos bancos, que se plantaran unos árboles y se generara así un espacio para disfrutar.
El domingo 4 de noviembre, cerca de las 16, Schneider circulaba en su bicicleta por el pasaje 544 al 6600, a una cuadra de su casa y a unos 40 metros de la plaza en la que Carrizo tomaba mates. Fue entonces que dos personas lo interceptaron y lo acribillaron a balazos. Schneider quedó tirado, agonizante, con 17 orificios en el cuerpo. Falleció en el Hospital Roque Sáenz Peña, lugar al que lo llevaron sus familiares.
Dos disparos de esa misma ráfaga impactaron en el cráneo y el cuello de Graciela, quien estaba algunos metros más atrás intentando proteger a su hija embarazada y sus nietas. La mujer murió en segundos. En la escena se levantaron 15 vainas servidas calibre nueve milímetros.
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Doce días después del crimen, el viernes 16 de septiembre, el Ojudo se entregó. Desde un primero momento, familiares de Schneider indicaron que el trasfondo del ataque al hombre pudo haber sido un conflicto barrial con una persona apodada de esa manera. El fiscal Ávila le imputó la autoría del doble crimen. Según relató el funcionario, el acusado estaba junto a otro hombre cuando vieron a Schneider pasar en bicicleta junto a su primo.
"Los dejaron pasar (a Schneider) y luego les dispararon al menos 15 veces con dos armas de fuego”, detalló el fiscal. El 21 de septiembre se entregó Aguirre, quien fue imputado por el mismo delito que Ojudo. El doble crimen dejó a Molino Blanco en estado de conmoción y violencia extrema. A partir de ese momento familiares y allegados al Ojudo fueron perseguidos y atacados a balazos. Esos ataques generaron otra investigación donde los victimarios en una saga pasaron a ser víctimas en el capítulo siguiente.