Con los típicos rasgos de una ejecución, un hombre fue asesinado de al menos cuatro balazos ayer a la madrugada en un Fonavi de zona sudeste, a metros de un quiosco de drogas que quedó desierto y con la puerta abierta. Desde el bunker, instalado en una construcción precaria erigida entre dos torres del complejo edilicio de Hipócrates y Lola Mora, quedó marcado un reguero de sangre hasta el lugar de la vereda donde cayó la víctima, un hombre de 45 años que había cumplido condena por un homicidio en el año 1994. El lugar fue allanado y se encontraron unos 80 gramos de cocaína y algo más de 800 de marihuana en envoltorios.
Siete pasos. Esa es la distancia que quedó entre el cuerpo del hombre asesinado y el búnker deshabitado, según se describe en un parte policial. El quiosco está en Lola Mora 50, entre los núcleos 18 y 19 del complejo Fonavi, una cuadra al sur de Uriburu y Chacabuco. En este contexto, ayer los investigadores no descartaban que el hombre que cayó perforado a balazos sobre la vereda, apenas unos metros al sur, haya sido quien atendía el lugar.
Ocho heridas. Luego de varias horas sin que trascendiera su nombre, finalmente la víctima fue identificada como Daniel Ramírez, un hombre de 45 años nacido en Chaco.
Su cuerpo presentaba ocho perforaciones de bala y al cierre de esta edición se esperaba que la autopsia pudiera determinar cuántos de esos orificios son de entrada de proyectiles. Con estos datos y las tres vainas servidas 9 milímetros y un plomo encamisado del mismo calibre levantados de la escena del crimen, se estimaba que Ramírez había recibido al menos cuatro balazos.
Las fuentes policiales consultadas por este diario no aportaron datos sobre la mecánica del crimen. Señalaron que alrededor de la 1.30 de ayer un llamado telefónico alertó al Comando Radioeléctrico sobre el homicidio.
Cuando los efectivos de la tropa de calle y de la comisaría 11ª llegaron al lugar se encontraron con el cuerpo de un hombre de 35 a 40 años tendido en el piso.
Según el primer examen forense el cadáver tenía en total ocho perforaciones: en el sexto espacio intercostal izquierdo, entre el segundo y tercer espacio intercostal derecho, en la línea axilar derecha, en la zona dorsal derecha, en la cadera derecha y dos agujeros en el brazo derecho. Al cuerpo le tomaron las huellas dactilares para identificarlo y lo trasladaron hasta el Instituto Médico Legal.
Reguero de sangre. Un alto oficial consultado indicó que un rastro de sangre conectaba el cuerpo de Ramírez con el búnker de vente de drogas, una pequeña edificación precaria de 2 por 2,5 metros con techo de chapa y puerta de metal ubicado entre dos torres.
Al advertir la puerta entreabierta los policías presentes en el lugar convocaron a sus pares de la ex Drogas Peligrosas y una brigada llegó hasta allí. Así, se secuestraron, además de un celular Motorola Nextel y 406 pesos, 85 gramos de cocaína fraccionados en 78 bochas envueltas con precintos de distintos colores y 800 de marihuana repartidos en 43 envoltorios.
Condenado. El cuerpo fue identificado ayer a la tarde. En base a los datos de su prontuario, se determinó que Ramírez había cumplido pena por un homicidio cometido en diciembre de 1994. El juzgado de Sentencia 1ª lo condenó a 13 años y 3 meses de prisión y estuvo detenido hasta 2006, cuando salió con un permiso transitorio y no regresó. Según fuentes de jefatura, el hombre asesinado registraba varios domicilios, el último de ellos en Ituzaingó al 4600.
La investigación del crimen quedó en manos de la jueza de Instrucción Nº 6, Raquel Cosgaya; mientras que el procedimiento de secuestro de estupefacientes, sin imputados, fue reportado al juez Federal Nº 3, Carlos Vera Barros.