Tres personas fueron imputadas por conformar la banda de “Los Colorados”, una violenta organización que creció en Nuevo Alberdi sobre la base de la usurpación de terrenos y viviendas que luego eran alquiladas o vendidas, la intimidación a sus dueños con balaceras, la comercialización de armas y la adulteración de guarismos de vehículos robados. La actividad del grupo quedó plasmada a lo largo de seis meses en escuchas telefónicas entre las cuales se detectó cómo el sindicado jefe de la banda coimeaba al titular de la subcomisaría 2ª para que liberara a uno de sus hombres a cambio de 50 mil pesos.
El fiscal Mariano Ríos Artacho les asignó integrar una asociación ilícita a un hombre y dos mujeres que la jueza Marcela Canavesio dejó en prisión preventiva por el plazo legal de dos años. El principal acusado es Walter Daniel “Colorado” M., imputado como jefe de la organización, por tres hechos de usurpación y por la coima que la semana pasada le costó el cargo al subcomisario Maximiliano Rodrigo Fernández, también acusado por cohecho y en libertad tras pagar una fianza de 200 mil pesos.
La pareja de M., Mónica Graciela P., fue imputada en el rol de recaudadora y encargada de conseguir ocupantes para las viviendas. Rosa Lorena C. como otra de las personas que se ocupaba de recaudar los alquileres y además proveía de armas a la organización. A ambas les reprocharon su pertenencia a la organización además de las violentas usurpaciones a tres viviendas de Caracas al 2600, Ciudadela al 3200 y Caracas entre Bouchard y Somoza cuyos dueños fueron despojados mediante amenazas y violencia.
La primera propiedad fue vendida por la banda en febrero de 2020 y el boleto de compraventa se recuperó en los allanamientos de la semana pasada. La segunda llevaba dos meses alquilada. En la última reside una mujer que dijo haberla comprado a una de las acusadas, pero sin documentación que lo respalde.
Un cuarto acusado, Lisandro Nicolás “Turu” M., es sobrino del Colorado y pidió no ser trasladado a la audiencia por ser día de visita en prisión. Será imputado más adelante al igual que Natalia Z., cuñada del acusado como jefe, a quien se le atribuirá en libertad la comercialización de un terreno.
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La Banda de los Colorados comenzó a ser mencionada en los últimos años como una de las que se disputan los emprendimientos delictivos en Nuevo Alberdi. De la investigación y del relato de testigos de identidad reservada se desprende que comenzaron a hacerse fuertes a partir de la caída o retracción de Los Romero, la familia que en algún momento dominó esa zona del noroeste rosarino con terrenos aún disponibles para construir.
Los Colorados no tardaron aparecer en las denuncias de sus vecinos por usurpaciones concretadas con un idéntico patrón: primero aparecen las intimidaciones por escrito contra los habitantes de las viviendas, luego se ejecutan balaceras contra esos domicilios _a los que incluso se han lanzado bombas molotov_ o son agredidos sus moradores, que finalmente deciden abandonar sus casas por temor. Entonces la organización ubica a gente de confianza hasta destinarlas para alquiler, venta o kioscos para la venta de drogas.
La investigación se inició con la denuncia de un hombre en representación de cuatro personas que se encontraban fuera del país por la usurpación de un terreno situado entre el Club Olimpia y el canal Ybarlucea, donde se formó un asentamiento que avanzó más allá del cerco de la propiedad. A partir de esa denuncia se intervino el teléfono de un hombre que terminó condenado por esas usurpaciones. En diciembre pasado se detectó que intentaba comprarle armas y una moto a alguien identificado como Walter y apodado “Colo”.
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La pesquisa del fiscal Ríos Artacho junto con la Tropa de Operaciones Especiales (TOE) avanzó sobre el entorno y el grupo familiar de Walter hasta llegar a los allanamientos y detenciones del jueves pasado. La imputación le adjudicó al grupo criminal haber concretado de manera organizada la “venta y locación de inmuebles usurpados”, además de delimitar lotes de terreno. “Ellos, los M., a la madrugada golpean la puerta o de día le roban o buscan problemas. Cuando la persona sale a defenderse te sacan la casa por amenazas”, contó un testigo de identidad reservada.
“Para usurpar ellos acusan de algo, balean la casa y meten a la gente más vulnerable para que no los saquen. Primero ponen a alguien de confianza, después las alquilan o venden”, apuntó otro. “En caso de que la persona que les alquila no abone en término ingresan al domicilio, le sacan las pertenencias y las esconden hasta que abona”, añadió. En otro pasaje un testigo indicó que “Walter es el dueño de todas las casas, donde meten a sus sobrinos. Las más precarias son las que alquila”. Un vecino cifró en alrededor de 50 las propiedades usurpadas.
Además del rubro inmobiliario, al grupo se le atribuye la compra venta de armas detectada en las conversaciones. “Van rotando las armas en una bolsa negra. Hay 9 milímetros, una ametralladora casera 22, un arma larga”, manifestó uno de los testigos reservados, y añadió: “Walter no solamente hace usurpaciones sino que también desmantela autos y motos robados y los vende. El remarca los guarismos. Es difícil que se den cuenta de que las motos están remarcadas porque lo hace muy bien”.
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Surgió así que el propio M. se ocupaba de adulterar guarismos de chasis y motores de autos y motos robados para hacerlos coincidir con los números de vehículos legales. En un galpón de la casa del acusado como líder se secuestraron un taladro, pintura en aerosol, un juego de punzones para acero conteniendo el abecedario y otro con números. En una conversación telefónica M. le explicó a un conocido cómo marcar bien los números y recomendó lijar la pintura para que no se note la adulteración. En otra llamada fue contactado para cambiar la numeración de una moto, servicio por el que cobró 4 mil pesos.
Por último el “Colorado” fue acusado por el delito de cohecho por el incidente pasado del 17 de abril tras un allanamiento en Bouchard al 3800. Roberto G., un hombre que aparece nombrado en escuchas a la organización, entonces fue detenido tras el hallazgo en su casa de una escopeta tumbera y autopartes robadas. De las escuchas surgió que Walter M. ofreció 50 mil pesos para liberarlo a través de un intermediario, lo que se concretó esa tarde.
La gestión dio como resultado que el detenido fuera acusado sólo de encubrimiento y adulteración de guarismos, pero no por la tenencia ilegal del arma que fue hallada en un cajón del despacho de Fernández. El jefe de la seccional fue imputado el lunes por cohecho e incumplimiento de los deberes y a esa secuencia se sumó ahora el Colorado como quien propició la transacción ilegal.