La noche del martes un rosarino de 40 años se presentó en una comisaría de González Catán, provincia de Buenos Aires, y confesó que había matado a su pareja. Aseguró que había ocultado el cadáver en la habitación de una pensión de Rosario y ofreció el domicilio puntual. Ese fue el puntapié inicial para dar con el cuerpo de Laura Ramona Benítez, de 42 años, víctima de un femicidio acerca del cual hay muy pocas precisiones.
La madrugada de los miércoles agentes de la policía provincial llegaron a la zona de Latzina y Lisboa, barrio Parque Casado, a custodiar el ingreso de una pensión ubicada en la esquina noroeste. Allí habían llegado con el dato brindado por Julio Alberto Ramírez, de 40 años, quien horas antes había confesado el femicidio de Laura Ramona Benítez, con quien hacía unos cuatro años mantenía una relación sentimental. La custodia se extendió hasta el mediodía, cuando el fiscal de Homicidios Ademar Bianchini llegó al lugar junto al gabinete criminalístico para confirmar el hallazgo del cadáver, tal como lo había afirmado el presunto autor del crimen, que quedó demorado.
Para entonces en la Fiscalía Regional se trabajaba desde el domingo en la búsqueda de Benítez, que era oriunda de Villa Ana, al norte de la provincia de Santa Fe, tenía tres hijos y estudiaba medicinas alternativas. Familiares de la mujer habían realizado una denuncia por averiguación de paradero, a partir de la cual se realizaron algunas diligencias. Entre ellas habían entrevistado al dueño de la pensión, que a su vez habilitó el contacto de la pareja de la víctima. El hombre quedó en presentarse el lunes para ampliar la entrevista con personal policial, pero no lo hizo.
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Foto: Francisco Guillén
En cambio, el martes por la noche se presentó en la comisaría La Matanza 1ª de González Catán, provincia de Buenos Aires. No se sabe por qué ni cómo el hombre llegó a esa seccional, pero por algún motivo eligió realizar allí su confesión. Dijo que había matado a su pareja, brindó los datos necesarios y quedó detenido.
Con esa información esta mañana se procedió a dar finalmente con el paradero de Benítez. El cadáver de la mujer estaba escondido debajo de un armario de la habitación que compartía con su pareja. Si bien por el estado de descomposición avanzado del cuerpo no se pudo precisar en primera instancia la causa de la muerte, desde la Fiscalía confirmaron el femicidio y derivaron la investigación a Bianchini.
Laura Ramona Benítez nació en Villa Ana, un pueblo del norte de la provincia de Santa Fe ubicado a 570 kilómetros de Rosario. Allí todavía viven sus padres, sus hijos 25, 24 y 18 años, y un nieto de 5. Hace unos años ella decidió instalarse en Rosario, donde estudiaba medicinas alternativas como reiki o biodescodificación y donde desde hacía dos años compartía pensión con Julio Ramírez. Otras hermanas viven en Campana, provincia de Buenos Aires, y por ese motivo Laura solía viajar a esa localidad, tanto como a su pueblo natal.
Aunque por la distancia no se veían muy seguido, Laura mantenía comunicación permanente con sus hermanas. Por ese motivo, cuando vieron que la mujer registraba su última conexión de WhatsApp el 29 de septiembre, comenzaron a preocuparse. Sin saber de ella, optaron por comunicarse con su pareja. "Mentía, decía una cosa y después otra", contó a La Capital Vanesa, Benítez, una de las hermanas de Laura.
Por ese motivo, el domingo pasado viajaron a Rosario y realizaron la denuncia en la comisaría 14ª. "No nos dieron bola, nos dijeron que volvamos a Buenos Aires. Yo creo que se entregó porque nosotros lo apretamos llamándolo, no porque la Justicia haya hecho algo", criticó Vanesa.
A su vez, apuntó contra las demoras que debieron atravesar hasta tener la certeza que el cadáver hallado en la pensión era el de su hermana. "Nosotros recibimos el llamado a la 1 del miércoles desde González Catán, de que se había entregado. Empezamos a llamar a la 14ª, nos trataron mal. Estuvimos toda la noche despiertas sin saber nada. Eran las 8 de hoy y todavía no daban el ok del allanamiento. Tuvimos que esperar a que el juez se levante, desayune y dé la orden, cuando mi hermana ya estaba desaparecida hacía 15 días", indicó.
"Queremos justicia, no hay nada que esclarecer, él confesó", sostuvo Vanesa. "Quiero ir a buscar a mi hermana, llevarla al pueblo, volver y seguir. No me voy a conformar con que este tipo se coma 10, queremos que se pudra adentro", agregó.
La espera
Desde la mañana del miércoles el misterio se adueñó de la esquina de Latzina y Lisboa, barrio Parque Casado. Un vecindario de fisonomía particular, trazada por diagonales y curvas que en el medio tiene una plaza rodeada por una rotonda. Dos policías apostados desde la madrugada sobre la ochava noroeste llamaron la atención de los vecinos, que se multiplicó cuando a primera hora de la mañana comenzaron a llegar trabajadores de distintos medios de comunicación.
Por entonces todo giraba alrededor de rumores que habían llegado acerca del posible hallazgo de un cadáver dentro de la pensión. Más allá de que el lugar luce desmejorado, los vecinos aseguraban que se trata de un lugar tranquilo en el cual no suele haber problemas.
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Peritos del gabinete criminalístico trabajaban en la escena del crimen de Laura Ramona Benítez.
Foto: Virginia Benedetto / La Capital
En un momento a la espera se sumó un joven que llegó en moto y dijo ser el hijo de una prima de la mujer asesinada. Se había enterado por los medios de comunicación de las primeras versiones y se había acercado para poder darle alguna precisión a su madre, que desde su casa esperaba por alguna novedad. En ese marco tuvo que soportar comentarios de mal gusto de conductores que frenaban a preguntar y, ajenos a lo que acontecía, se tomaban el asunto a la ligera sin saber que hablaban con un allegado a la víctima.
El muchacho contó que Benítez y el presunto femicida tenían una relación desde hacía cuatro años. Sabía que desde hacía dos años compartían una habitación de esa pensión, por ese motivo aun cuando no había trascendido el nombre de la víctima relacionaron su ausencia repentina desde fines de septiembre con las primeras informaciones que habían trascendido por las noticias. "Seguro es ella", dijo el muchacho antes de marcharse sin la certeza que luego confirmó.
La investigación
Luego de que el gabinete criminalístico ingresara junto al dueño de la pensión a confirmar el hallazgo del cadáver, el fiscal Bianchini brindó una conferencia de prensa. Entonces reconstruyó que allegados de la mujer habían presentado el domingo pasado una denuncia por averiguación de paradero. Y que mientras aguardaban por los avances de las primeras diligencias investigativas les llegó la información desde la comisaría de González Catán.
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Foto: Virginia Benedetto / La Capital
"Se precisó el domicilio, comisioné personal al lugar básicamente para que verificaran si había algún tipo de indicio. Concretamente, si por el olor podía presumirse que había un cuerpo. Una vez que se constató el olor se preservó el lugar", explicó el funcionario. "La mañana de hoy se tramitó la orden de allanamiento, la presencia del gabinete y las tareas necesarias porque el cuerpo tiene unos 20 días de descomposición y requiere medidas de prevención sanitaria", agregó.
El fiscal indicó que por el momento, a raíz del estado de descomposición del cadáver, no se pudo verificar una causa preliminar de la muerte. Sin embargo, desde un principio, a raíz de la confesión de Julio Alberto Ramírez, el hecho se investigó como un femicidio. El cuerpo estaba oculto debajo de un armario, motivo por el cual se aguardó la llegada de Bomberos Zapadores para poder retirarlo y trasladarlo al Instituto Médico Legal.