César Roldán, el colectivero asesinado el sábado dentro de una unidad de la línea 116, fue la víctima al azar de un asesinato provocado para enviar un mensaje a un preso. Esa es la principal hipótesis de la investigación que busca esclarecer el contexto en el que fue acribillado este chofer de 40 años. De confirmarse, sería un nuevo caso que ya tiene al menos tres antecedentes recientes con otras cuatro personas asesinadas en circunstancias similares.
Tal como lo confirmó el fiscal Ademar Bianchini, a cargo de la investigación del crimen del colectivero, no hay indicios para ligar de manera directa a César Roldán con el posible trasfondo de su asesinato. En ese marco lo que se sugiere es que los sicarios dispararon sin saber quién era la víctima, pero con el objetivo de matarlo para que junto con el crimen trascendiera el mensaje que dejaron en un papel. Se trata de una amenaza dirigida a un preso vinculado a la banda de Alan Funes.
Con ese contexto se afirma la hipótesis de que se trató de una víctima al azar. Que así como los sicarios pararon la línea 116 que conducía Roldán pudieron haberlo hecho con cualquier otro ciudadano. El hecho de que haya sido de esta forma, y a la vista de los pasajeros que viajaban en el colectivo, le imprime detalles horrorosos a un crimen que volvió a superar los límites de lo conocido.
Claudia Deldebbio y Virginia Ferreyra
A su vez se trata de una modalidad que encuentra en el último tiempo algunos antecedentes de otros asesinatos con víctimas al voleo. Uno de los casos más resonantes fue el doble homicidio de Claudia Deldebbio y su hija Virginia Ferreyra, baleadas el 23 de julio de 2022 cuando esperaban el colectivo en una parada de Maestros Santafesinos e Isola. Como instigador de ese crimen está imputado René "Brujo" Ungaro, condenado por narcotráfico y por matar al ex jefe de la barra brava de Newell's, Roberto "Pimpi" Caminos.
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Virginia Ferreyra y su mamá, Claudia Deldebbio, atacadas a balazos en la zona de Isola y Maestros Santafesinos.
Según el fiscal a cargo de la acusación, Patricio Saldutti, la orden que Ungaro impartió a los sicarios fue la de matar a cualquier persona que estuviera en inmediaciones de la Torre II de ese complejo de Fonavi ubicado en el barrio Parque del Mercado. El pago, aseguró el funcionario, fue de "30 mil pesos por cada fallecido".
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"¿Qué miran?", fue lo que preguntó uno de los sicarios antes de disparar en dirección a las víctimas, según describió este diario en su crónica sobre el hecho. Los balazos mataron casi al instante a Claudia Deldebbio, hirieron a su hija Virginia Ferreyra que falleció dos meses después y lastimaron a un adolescente que estaba en la plaza donde se sitúa la parada de colectivos. "El móvil del hecho fue la promesa remuneratoria con el fin de causar temor en la zona y herir o matar a cualquier persona ajena al conflicto para asegurar el territorio", explicó el fiscal Saldutti en su ocasión.
Lorenzo "Jimi" Altamirano
A comienzos de este año otro homicidio generó fuerte conmoción pública cuando a las pocas horas se supo que se había tratado de una víctima al voleo. El 1º de febrero pasado Lorenzo "Jimi" Altamirano, de 28 años, fue bajado de un auto en una de las puertas del estadio de Newell's y asesinado a balazos. Entre sus prendas había un mensaje enviado por personas que están presas, ligadas a Los Monos y a los negocios de la barra brava, y destinado a otros reclusos de la misma organización con la que mantenían una disputa interna.
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Lorenzo "Jimi" Altamirano, víctima de un crimen con características sin precedentes en Rosario.
Foto: Celina Mutti Lovera / La Capital
El crimen de Altamirano fue cerca de las 22.50 del 1º de febrero. A esa hora un Renault Sandero llegó a la avenida Esteban Morcillo al 2600, en cercanías del antiguo palomar del Parque Independencia, y frenó a metros de la puerta 6 del estadio Coloso Marcelo Bielsa de Newell's. Del vehículo bajó un grupo de personas, entre ellos Altamirano, a quien en cuestión de segundos lo mataron de tres balazos: uno impactó en el pecho, uno en la cabeza y otro en una mano. Al cabo de unos minutos llegó al lugar una ambulancia del Sies, llevaron a la víctima al Hospital de Emergencias Clemente Álvarez, donde confirmaron su deceso luego de unas horas.
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Al día siguiente sus familiares y amigos dejaron en claro que "Jimi" era músico y artista callejero, que no tenía vinculación con la barra ni con el narcotráfico. Algo que con el correr de las horas dejaron en claro los investigadores. "Una persona elegida al azar para mandar un mensaje", dijo el fiscal Matías Edery en aquella oportunidad. "Cuando se escucha a funcionarios de distintos órdenes del Estado que hablan de no naturalizar, pido que actuemos en consecuencia. No naturalizar implica tomar medidas para asumir lo que está pasando", agregó su par Luis Schiappa Pietra, también a cargo de la investigación.
Leonardo Rodríguez
Otro caso similar, tal vez con menor trascendencia, fue el del albañil Leonardo Rodríguez. Ocurrió el 16 de abril pasado a la madrugada en la zona de Teniente Agneta y las vías, barrio Ludueña. El hombre de 45 años caminaba con un amigo con quien volvía de comprar cervezas cuando se topó con una pareja a bordo de una mto. El hombre que iba como conductor se bajó del vehículo, encaró a Leonardo y le comenzó a disparar.
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Estela, la madre de Leo, no sabe qué pudo haberle pasado a su hijo.
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La investigación del fiscal Gastón Ávila develó que el homicidio fue instigado por Francisco Riquelme, por entonces preso en la cárcel de Piñero como jefe de una organización dedicada al narcomenudeo en el barrio Empalme Graneros. En ese marco se supo que la orden era "matar a cualquiera" que pasara cerca de un búnker de drogas de una banda rival. En la causa consta que los autores del homicidio, que fueron identificados e imputados, dejaron un cartel con un mensaje sobre el cadáver. El mismo no apareció y los investigadores suponen que fue retirado por miembros de la banda rival.