Lo que desde hace dos meses era una promesa, lentamente se va convirtiendo en realidad. El paño de territorio compuesto por los barrios El Churrasco, Parque Casas, La Cerámica, Cristalería y Nuevo Alberdi progresivamente va tomando fisonomía de campo de batalla. Y los partes que llegan desde esos lugares siguen hablando de autos o motos desde los cuales se dispara a lo loco y vecinos que mueren como perros. El último caso conocido es el homicidio de Gerónimo López, de 74 años. El hombre estaba el domingo a la tarde en la puerta de su casa ubicada en Larrechea y Cavia charlando con dos personas en el preciso momento en el que, desde un auto gris, pasaron disparando. López recibió un balazo en el abdomen y murió este lunes por la noche en el Heca. Si bien en la escena del ataque los peritos recolectaron solo cuatro vainas servidas, algunos vecinos indicaron que los agresores utilizaron una pistola ametralladora. Una mujer que charlaba con la víctima fatal resultó herida.
Los últimos días el repicar de tambores de guerra en las calles del nortoeste de la ciudad fue una señal inequívoca de nuevas batallas sobre todo en la geografía delos mencionados barrios. La última advertencia lisa y llana se produjo hace diez días en Casiano Casas y Baigorria, en los monoblocks de del Parque Field II, cuando fueron ejecutados César “Rambito” Navarro, hijo del asesinado barra de Rosario Central Julio “Cara de Goma” Navarro, y su amigo Cristian Marcelo “Rulo” Bogolín, quien portaba una tobillera electrónica y estaba en prisión domiciliaria. El doble crimen ocurrió a diez cuadras del lugar donde mataron a López. Ir desandando el camino hacia el pasado es aportar nombres de un campo plagado de mortajas. “Acá se pudrió todo el día que mataron a «Ema Pimpi». El mantenía el equilibrio de esta jungla”, indicó un vecino de la zona recordando a Emanuel Sandoval, asesinado el viernes 25 de octubre de 2019 mientras cumplía prisión domiciliaria en una casona señorial de barrio La Florida.
Es que las muertes y las detenciones han dejado al territorio puesto bajo la lupa sin una organización, banda o gavilla que predomine claramente. Los asesinatos de Emanuel Sandoval, Marcelo “Coto” Medrano y los encarcelamientos de Olga "La Tata" Medina, Norma “La Tía” López, Tania Rostro, Lucas Sandoval (hermano de Ema Pimpi), Hernán Ramón “Lichi” Romero y otros miembros de su familia dejaron el territorio atomizado. Un lugar donde el campo de juego quedó en manos de segundas y terceras líneas que cumplen las órdenes que llegan desde los pabellones carcelarios o que comenzaron a jugar su propio partido.
Lo novedoso hoy, para el público ajeno a esos vecindarios, es la construcción de una nueva o vieja banda compuesta por las huestes que solían componer la organización de “Coto” Medrano. Esta mano de obra, fuertemente armada, estaría conducida desde la cárcel Matías Medrano, hermano de “Coto”, quien fue asesinado el pasado 10 de septiembre en Pueyrredón y Eva Perón, en Granadero Baigorria. Y estarían dispuestos a ir a la conquista de los territorios de Tania Rostro, los Romero, Ema Pimpi, la Tata Medina y la Tía López para unificar esos centros de poder en uno solo. ¿Son ellos los que los vecinos refieren con el genérico de la banda de «El Churrasco»? Ningún residente se anima a confirmar ni desmentir esa data callejera. Cuando se llega a esa pregunta, los vecinos cambian de tema.
Pero el Estado, demasiadas veces ausente y somnoliento en este tipo de territorios, deberá prestar un ojo a este conflicto porque lo que se avizora en el horizonte es una inminente tormenta de violencia. Y amenaza ser sin cuarteles. Hay en esta contienda franquicias de grandes marcas. Un ejemplo está dado en que, según una investigación elevada a juicio por la fiscal federal Graciela Saccone, la gavilla de Tania Rostro está bajo el paraguas de Ariel Máximo “Guille” Cantero, Leandro Alberto “Gordo” Vilches (Los Monos) y su concubina Gisela Vanesa “La Gi” Boccutti.
Territorio en llamas
“Acá cada balacera, cada herido, cada muerto suma una venganza. No hay otra. Así se va generando una dinámica de «vueltos» que es de nunca acabar. Balean una casa en El Churrasco y balean una casa en Parque Casas: 1 a 1. Hieren a uno en Parque Casas y los tiradores erran en El Churrasco: 1 a 0. Es como un partido de fútbol cuyo resultado es daños, heridos o muertos”, explicó una vecina de la zona hace poco más de un mes cuando hirieron a balazos a María Elena P., madre de Ema Pimpi; su nieto Mateo, de 5 años; y un vecino de Cavia 1300, a unas ocho cuadras de donde fue asesinado Gerónimo López. “Hace dos meses que todo se pudrió otra vez. Vuelta las motos disparando. Otra vez los autos disparando. Mi papá no tenía nada que ver con nada. Estaba viniendo a comer el domingo a la tardecita cuando le tocó en la vereda de su casa. Después en este barrio se dicen tantas cosas”, explicó una de las hijas del hombre asesinado el mediodía del martes mientras esperaba que liberaran el cuerpo de la víctima para poder velarlo y enterrarlo.
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Foto: Celina Mutti Lovera.
Buena parte de la fisonomía de El Churrasco está dada por los monoblocks delimitados por Casiano Casas, Cavia, Castagnino y más allá Parque Field II, donde está la comisaría 30ª, aunque para el mapa municipal se extiende entre las calles Baigorria, García, Herrera y Boedo. En muchas de sus paredes pueden leerse pintadas con los colores de Central o Newell's o recuerdos de pibes que murieron asesinados a balazos o en accidentes. Uno de los mojones históricos que concentran la atención en el barrio es el histórico punto de venta de drogas ubicado en inmediaciones de Boedo y Ghiraldo y que a lo largo del tiempo ha transitado por todos los estados: fue búnker, delivery o stop and go. Pero siempre ha sobrevivido.
Gerónimo López, vecino de toda la vida en el barrio, vivía a poco más de 200 metros de los monoblocks, en una vivienda humilde con portón de madera al estilo tranquera. Sus familiares contaron que el domingo alrededor de las 19.30 salió de su casa para ir a la vivienda de una de una de sus hijas, ubicada a dos cuadras, y se topó con Claudia G., una vecina de 32 años, con quien se puso a charlar.
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En eso estaban cuando un VW Gol gris pasó raudo por el lugar. Desde el interior comenzaron a disparar a todo lo que se moviera. Algunos vecinos aseguran que lo hicieron con una pistola ametralladora. Otros aseguraron que las armas utilizadas fueron dos pistolas calibre 9 milímetros. López recibió un disparo en el abdomen y su vecina fue alcanzada por tiros en la pierna derecha y el abdomen. A López lo cargaron en un auto y lo llevaron al Hospital Alberdi.
La gravedad de las heridas hizo que fuera trasladado al Heca, donde fue operado e intubado. Pero la noche del lunes su vida se apagó. “El hombre no tenía nada que ver. Era un vecino de toda la vida en el barrio. No se metía con nadie. Pasó el auto y disparó. Así no más. Sin grandes misterios. El auto venía fuerte y disparando a lo que se moviera”, confió otro vecino.
El asesinato de López es investigado por la fiscal de la Unidad de Homicidios Marisol Fabbro, quien comisionó a efectivos de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) para que trabajaran en territorio recabando testimonios y a la búsqueda de cámaras de video vigilancia púbicas, que a simple vista no se percibían, y privadas.