Convocados por redes sociales, o quizás sencillamente por el boca a boca entre amigos, Nazareno Benjamín Ciardia llegó con sus amigos a una fiesta en una casa ubicada en Matienzo entre Presidente Quintana y Doctor Riva, en la zona sudoeste de la ciudad. Era una fiesta en la madrugada del día de Navidad. Los vecinos coinciden en que "Naza", como lo conocían al pibe de 17 años, era ajeno a bronca alguna. También hablan de que la zona está siendo escenario de una disputa de pandillas por controlar el territorio. Y que en la fiesta, de la que participaron entre 100 y 150 personas según describen los residentes, había un muchacho que integra una de esas gavillas y cuya cabeza tenía precio para los rivales. El remate de la historia fue que a las 5 de la mañana, dos tiradores en moto pasaron por el lugar y dispararon contra la multitud. Un proyectil impactó en el cuerpo de Ciardia y otras cuatro personas fueron alcanzadas por más tiros provocándoles heridas de distinta consideración. "Naza" recibió un tiro en la zona dorsal y murió cuando era llevado al hospital Carrasco.
"Todo fue como una ráfaga. La gente se empezó a juntar como a las 4 de la mañana, venían de todos ladros. Se juntan convocándose por Internet. La música estaba insoportablemente alta y no dejaba dormir. Como a las 5 pasaron las motos (al menos dos) y se escuchó el clásico «pla, pla, pla» de los balazos. A partir de ese momento paró la música y lo único que se escuchaban eran lamentos de los pibes baleados, gritos de padres que los querían auxiliar y el ruido de las motos y autos que se iban. Así, de un momento para otro, en la cuadra no quedó nadie, salvo los heridos", explicó una doña de la cuadra al cronista del diario La Capital que llegó ayer ala mañana a la zona de los hechos.
El relato de los vecinos de la zona siempre está cruzado por dos coincidencias. Una, la oferta de droga a los pibes del barrio. Dos, la apatía en el control de la comisaría del barrio, en este caso la 19ª.
"Mirá que hay pibes traviesos en el barrio, pero justo le tocó a «Naza» que era un pibito re bueno y sano. No andaba en la droga, no andaba en ninguna cosa rara. Era un pibe bien criado", describió un vecino de Larrea al 4000, donde el adolescente asesinado vivía con su madre y sus hermanos.
"Después de lo que pasó con la policía en la casa del pibe muerto todos quedaron muy resentidos y tienen razón" (ver aparte), agregó una residente de la zona.
Lo que relatan los vecinos de la zona es que en las calles hay dos bandas que pelean por el control de las calles. Según con quien se hable, esas bandas tienen epicentros en diferentes lugares. Unos en la zona del tanque ubicado en Rouillón y Maradona. Otros en un complejo de casas iguales ubicado sobre Doctor Riva. El por qué del enfrentamiento estaría dado en la venta de drogas en el territorio que se abre al oeste de calle Felipe Moré y al sur de bulevar Seguí, y cual de esas dos bandas se queda con ese negocio.
Dos motos
De acuerdo a lo que se pudo reconstruir, Nazareno Ciardia y varios de sus amigos llegaron a una vivienda de Matienzo al 3900 donde a partir de las 3.30 o 4 de la madrugada estaba convocada una fiesta. "Los vecinos vemos con mucha preocupación que estas fiestas sean convocadas por Internet y eso hace que los pibes llegan desde cualquier lado, nadie los conoce y también llegan los que venden la droga. Es como que no hay una cosa sin la otra. La droga parece el sponsor de la fiesta. Y lo que pudo haber pasado acá es que uno de los bandos llegara buscando al vendedor de drogas de su rival", relató un vecino.
Ese "vendedor" tiene, según el residente con el que se hable, distintos apodos. Este diario registró al menos tres alias que no se publican para no entorpecer la investigación en manos del fiscal de la Unidad de Homicidios Florentino Malaponte.
Los relatos son coincidentes de que alrededor de las 5 de la mañana, cuando en la calle y la vereda no se podía circular por la cantidad de personas reunidas alrededor de la cumbia a alto volumen, pasó una moto Tornado color naranja con dos hombres. A esta escena otros vecinos le sumaron otra moto tipo enduro color blanca. Y comenzaron a disparar a mansalva contra la muchedumbre. No hubo advertencia ni diálogo previo. Tampoco un blanco específico.
"Algunos dicen que tenían «metras» (por ametralladoras) pero eran las pistolas calibre 9 milímetros con el cargador adaptado de 20 proyectiles", relató un joven del barrio que vio lo ocurrido. "Le tocan el mecanismo de disparo y quedan disparando a repetición con sólo jalar el gatillo. Así lo único que tiene que hacer el que dispara es hacer blanco", explicó.
"Esos son unos cobardes. Si tenían la bronca con uno, porqué disparar contra todos. Muy cagones fueron. Fue una cacería disparando al bulto. ¿Pero que querés? Cuando está metida la falopa no vas a querer que también se respeten los códigos", agregó otro residente.
Tres heridos
Cada vecino relató haber presenciado escenas dignas de películas y series de alta taquilla. La lluvia de balas hizo blanco en Ciardia, a quien un tiro alcanzó en la espalda. También hicieron blanco en Luis Matías L., de 19 años herido en el glúteo derecho; a Leonel C., de 13 años con un disparo en el glúteo izquierdo; a Gabriel D., también de 13 años y herido en la pierna izquierda; y a Natalia Belén M., de 29 años, quien recibió un proyectil en el abdomen.
Los parroquianos indicaron que las vainas servidas quedaron diseminadas en un radio de 30 a 40 metros. El frente de la casa contigua al epicentro de la fiesta, donde reside una adulta mayor, recibió al menos dos impactos. "Yo no tengo vidrios en la ventana —contó la mujer—, si pasaba un balazo a esa altura me mataba", relató. Uno de los amigos de Ciardia, que lo trasladó en un vehículo particular al hospital Carrasco, aportó a los pesquisas de la Policía de Investigaciones (PDI) media docena de vainas y plomos calibre 9 milímetros. "Naza" Ciardia murió camino al Carrasco. El resto de los heridos fueron asistidos en distintos nosocomios, sin que su vida corra peligro.
el lugar. La vereda en la cual un centenar de pibes festejaban hasta que los tiros interrumpieron la reunión.