Coronel Arnold. — El macabro episodio que se produjo en esta localidad a
mediados de noviembre de 2007 cuando fueron sustraídos del cementerio Cristo Redentor dos féretros
con los cadáveres que contenían aún sigue sin esclarecerse aunque todo indica que se trató de un
hecho con fines extorsivos. La investigación ahora está focalizada en un pedido de rescate que
recibió un familiar.
Si bien no trascendieron mayores detalles, algunas
versiones afirman que la cifra pedida rondaría los 300 mil pesos. Sin embargo, hasta el momento
todos los intentos que se realizaronpara que los apropiadores devuelvan los cadáveres no tuvieron
éxito.
En el marco de esta causa, el miércoles se desarrolló en
Rosario un operativo que culminó con un policía herido de bala. El procedimiento se efectuó en la
zona de Pellegrini y Circunvalación, tal como se había pactado, pero fracasó y además un efectivo
de la Unidad Regional San Lorenzo que estaba a bordo de un auto fue atacado por un hombre de una
villa lindera que al confundirlo con un civil intentó robarle y le disparó, aunque el proyectil lo
alcanzó tras impactar en un parante del auto, lo cual evitó que sufra mayores consecuencias.
Tras los pasos. Por este hecho se supo que la policía estaba detrás de
quienes habrían pedido rescate a cambio de los cadáveres sustraídos y cuya pista se mantenía en
hermetismo para no entorpecer la investigación.
El caso ocurrió el 16 de noviembre cuando dos empleados de
la necrópolis local advirtieron que había sido violentado el acceso a un panteón propiedad de la
familia Rosati. Luego se comprobó que faltaban los féretros tipo cofre con los restos de Alberto
Rosati, fallecido en 1993, y un familiar, Emilio Tiberi, ex jefe comunal que murió hace cinco años.
En principio se especuló que el insólito episodio se habría perpetrado para comercializar los
féretros, debido a su alto valor de mercado. Tras el paso de los días la situación se tornó más
compleja ya que los rastrillajes para hallar los féretros no daban resultados y los familiares
estaban desconcertados.
Sin embargo a fines de noviembre, y sin que trascienda lo
sucedido, el propietario del panteón, Oreste Rosati, padre y cuñado de Rosati y Tiberi, recibió un
llamado telefónico donde un hombre le pidió dinero para retornar los cadáveres, lo que se convirtió
en un elemento clave.
"Confiamos en recuperar los cadáveres de mi hijo y mi cuñado, todo esto es
muy doloroso y raro. La persona que me llama es siempre la misma, pero no arreglamos nada y estamos
dispuesto a pagar", dijo Oreste ayer a La Capital. La policía no descarta que los que piden
el rescate "sean delincuentes que no tengan nada que ver con el robo, pero que lo aprovecharon para
hacer una mejicaneada y quedarse con la plata".