Pese a la bajante del Paraná y a las advertencias sobre la disminución del tamaño de los ejemplares, la exportación de sábalo creció en forma notable en los últimos cuatro años. De acuerdo a los últimos datos de la Secretaria de Agricultura, Ganadería y Pesca, en 2024 salieron de los puertos argentinos 6.700 toneladas de sábalo, mil más que en 2021. De todas maneras, el mejor año fue el 2023 cuando se exportaron 8.600 toneladas.
Las cifras están lejos de ser las de hace diez años, cuando la exportación de esta especie llegó a 17 mil toneladas, pero no dejan de causar preocupación frente a las investigaciones realizadas en los últimos años que mostraron una reducción de los ejemplares con capacidad reproductiva entre la población de sábalos, poniendo en riesgo la sustentabilidad del recurso ictícola.
Con esos argumentos, Santa Fe decidió prohibir por un año la exportación de pescado capturado en los ríos que atraviesan su territorio. La medida, explicó el ministro de ministro de Ambiente y Cambio Climático de la provincia, Enrique Estévez, "no afectará el consumo local ni la exportación de peces de criadero", pero permitirá "preservar la biodiversidad y garantizar el futuro de la actividad pesquera”.
Si bien la provincia ya había implementado otras medidas con el objetivo de preservar el recurso, como temporadas de veda de pesca o volúmenes máximos de captura, es la primera vez que se decide suspender la venta al exterior, pero el bajo nivel de altura registrados en el Paraná en los últimos años no dejó ver mejoras significativas en la población ictícola.
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Un pez muy valioso
El sábalo es, al mismo tiempo, la base de la cadena alimenticia de otros peces que pueblan el Paraná y el pescado de río más demandado a nivel internacional. La especie se convirtió en buen negocio durante los noventa por su similitud en sabor y en aspecto al bocachico, un pez colombiano condenado a la extinción por la sobreexplotación pesquera. Desde entonces el Paraná se convirtió en el gran productor de sábalos que tienen con destino Colombia, Bolivia, Brasil, Costa de Marfil y Nigeria.
Ese circuito comercial comenzó a generar inquietud en los últimos años, cuando las investigaciones de la fauna ictícola del Paraná empezaron a mostrar una disminución del tamaño de la población de esta especie. Según las últimas mediciones del Proyecto Ebipes _que tiene como objetivo mejorar el conocimiento sobre los recursos pesqueros de la cuenca del Río de la Plata para su manejo sustentable_ solo seis de cada 100 ejemplares de sábalo están en condiciones de reproducirse.
Congelados y eviscerados, acomodados en cajas de un kilo, estos peces salen de los frigoríficos de tres provincias del país: Entre Ríos es la principal exportadora, detrás está Santa Fe y, lejos, Buenos Aires.
Y si este trabajo está por estos días en boca de todos es porque la provincia de Santa Fe decidió suspender desde el desde el 3 de diciembre y hasta el 1º de octubre del año próximo exportar cualquier especie de pescado cuyos ejemplares hayan sido capturados en los ríos que atraviesan su territorio y se suspendió, por el mismo plazo, la entrega de licencias de acopio relacionadas con la comercialización y transporte con destino a la exportación.
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Una demanda en crecimiento
Según las estadísticas que publica la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca, en los últimos cuatro años la exportación de sábalos fue en ascenso. Las cifras son claras: en 2021 se exportaron 5.700 toneladas, el año siguiente fueren 5.200, pero en 2023 el volumen fue de 8.500. En tanto el año pasado se llegó a 6.700 toneladas.
Aún así, los cuatro años anteriores el nivel de operaciones fue mucho más grande. De 2020 a 2017, las toneladas de sábalo extraídas de las costas de Entre Ríos, Santa Fe y la provincia de Buenos Aires oscilaron entre 14 mil y 23 mil.
El número no alcanza a representar la cantidad de peces que se sacan del río, ya que hay pocos datos sobre el consumo a nivel interno, entre cooperativas, acopiadores y pescaderías y tampoco se conoce el volumen de pesca deportiva en la cuenta, que no es menor.