En el enorme abanico de posibilidades que pueden aparecer a la hora de análisis en el fútbol, el resultado suele tener un lugar preponderante. Casi todo se mira desde ese lado, aunque con la obligación de meter en la bolsa las cosas que les dan forma. Este Central de a poco va fusionando forma y resultado. A veces se luce, otras sufre más de la cuenta por propias impericias, pero hay algo a lo que no se puede escapar: está tomando una familiaridad más que interesante con los buenos resultados. Este equipo vino ayer a Temperley a buscar esos tres puntos que lo pusieran a tiro de la clasificación a la Copa Sudamericana. Y se fue del Alfredo Beranger con la panza llena por la misión cumplida. También con la tarea para la semana por las cosas que le pasan cuando se expone sin medir consecuencias. Pero será tela para cortar con la tranquilidad de saber que hay otros tres puntos bajo el brazo y una aproximación importante en la zona con la que quiere coquetear.