Si bien los circuitos de tenis del ATP y WTA son los más importantes del mundo, los que mayor dinero reparten y a los que la mayoría de los jugadores aspiran llegar; realmente son muy pocos los que pueden acceder y mucho menos los que pueden vivir de esos ingresos. Se considera que solamente los primeros 100 del ranking internacional pueden hacer una diferencia económica, que irá incrementándose mientras más se acerquen a la cima. Pero no todo se agota en el circuito mayor, hay otros caminos que se pueden recorrer para dedicarse a ser profesional de la raqueta y de esto saben mucho los hermanos rosarinos Mauro y Juan Manuel Ferrer, quienes durante unos 25 años desarrollaron sus carreras prácticamente en Europa. En la actualidad, además de seguir compitiendo en algún que otro torneo en Francia, acompañan a grupos de jugadores para que puedan formarse y cumplir su sueño.
Los Ferrer fueron unos de los pioneros en viajar al primer mundo para competir y si bien el camino fue duro, también fueron grandes las satisfacciones. “La primera vez que viajamos fue en el 2000, solo fuimos a jugar torneos a Francia. Ese año nos quedamos cuatro meses para conocer como era todo y realmente fue una aventura para nosotros”, contó Mauro Ferrer, recordando sus primeros pasos en Europa y agregó: “Teníamos que saber cómo era el tema de los torneos y las clasificaciones. Había muchas competencias en canchas rápidas, nos fuimos adaptando y pudimos conseguir jugar Interclubes. En mi caso hace 22 temporadas que sigo jugando para el Cognac Tennis Club”.
Los clubes de Europa invierten y contratan jugadores de otros países para elevar su nivel y ser más competitivos. “Junto a mi hermano, también participamos de Interclubes en Italia, Alemania y Suiza, entre otros países, coordinábamos siempre para poder ir jugando un torneo detrás del otro. Tuvimos la suerte de ir mejorando y aprendiendo, además de haber desarrollado un buen nivel, para que los clubes nos vayan contratando y poder seguir realizando temporadas ininterrumpidas año tras año”.
Con el tiempo, los hermanos Ferrer instalaron su academia de alto rendimiento en el Sorrento Open, en la zona norte de la ciudad: “La Escuela Ferrer ya lleva diez años y desde hace seis surgió la idea de comenzar a acompañar a jugadores para que realicen sus propias experiencias en el circuito francés y que se vayan insertando en los distintos campeonatos. De hecho en este 2024 estamos aquí en Francia con un grupo de siete jugadores de entre 15 y 21”, dijo Mauro y agregó: “Aquí, continuamos con los trabajos de entrenamiento diarios, sumando hasta dos o tres torneos por semana, lo que les permite a nuestros jugadores adaptarse a las diferentes superficies y así poder competir la mayor parte del tiempo, que es lo más importante en este deporte”.
Ferrer1.jpg
Albertina Echeñique, Benjamín Asker, Matteo Cardoso, Gino Nisi, Gerónimo Aimo, Regina Bulatovich, Mauro Ferrer y María Victoria Crosa.
Los tenistas que viajan a competir en el circuito europeo también tienen distintos objetivos, algunos buscan ganar horas de torneo en distintas superficies y otros tratan de insertarse en el profesionalismo. “La idea de este viaje es poder seguir con la rutina de entrenamientos que hacemos en nuestra academia de Rosario, a eso sumarle competencias, porque aquí hay una variedad enorme torneos”, explicó Ferrer y agregó: “Lo bueno del circuito francés es que pueden llegar a tener hasta tres torneos por semana y cuando están cerca, hasta los pueden jugar en simultáneo. El objetivo es, repito, que los chicos entrenen y se adapten a distintas superficies”.
La delegación completa se está alojando en una vivienda muy cerca del club Cognac, desde donde se hace base hacia todo el sur de Francia. “Uno de los principales desafíos es que los chicos puedan jugar en todo tipo de canchas, aquí hay de polvo de ladrillo, duras y otras que se llaman quick, que es como un granulado, que tiene el rebote de la pelota similar a la del polvo, pero no deja de ser rápida”, contó Ferrer y agregó: “Lo lindo que tienen estos partidos es que nunca se suspenden, por ahí se está jugando en polvo de ladrillo, se largó a llover y tenés que ir a jugar a una cancha techada, en la superficie que sea y por ahí terminas jugando en una rápida indoor. Cambia todo completamente y hay que estar enfocado mentalmente para poder adaptarse y encontrar el ritmo en otra superficie totalmente diferente, tan rápido”.
La experiencia y los objetivos
La gira tiene una duración de dos meses para que los jugadores puedan tratar de desarrollar y lograr incorporar todas estas experiencias. “Con este grupo nos estamos quedando ocho semanas, nos fuimos el 24 de abril y nos volveremos el 23 de junio. Ese es un tiempo muy lindo para que los chicos logren adaptarse, incorporar cosas nuevas y tener sus propios aprendizajes”, expresó Mauro y añadió: “Hay diversos tipos de objetivo, primero que los chicos logren desarrollarse, madurar y que aprendan a estar lejos de su familia durante cierto tiempo, cosa que no lo hacen muy frecuentemente. Son experiencias de vida”.
Pero también están los objetivos deportivos, que tienen que ver con su formación como tenistas y su proyección dentro del profesionalismo para quienes así lo deseen: “En relación a lo propio del tenis, las metas están relacionadas con mejorar día a día, adaptarse a las distintas circunstancias, que logren aprender a manejar la presión, poder hablar un idioma totalmente diferente y defenderse cuando tienen un problema”, detalló Ferrer quien agregó: “El hecho de estar en otro país, con otro idioma y cultura, hace que los chicos vayan madurando, en un ámbito que dentro de poco tiempo les va a ser natural”.
Los jugadores viajaron sin sus padres, quienes son los que habitualmente colaboran con sus quehaceres diarios. En Francia el grupo completo se aloja en una vivienda, por lo que cada chico se tiene que ocupar de sus cosas. “Casi todo los chicos están acostumbrados a que sus padres los atienden, que les lavan la ropa, les cocinan. Aquí en la casa adonde estamos, tienen que aprender a hacer sus cosas solos, a ser ordenados, a tener en condiciones sus raquetas. Todo esto es un complemento del orden que necesitan tener adentro de la cancha”, explicó.
Inserción al profesionalismo
Algunos de los tenistas, en poco tiempo tendrán la posibilidad de ser contratados por un club europeo para jugar Interclubes. Según contó Mauro, “generalmente los clubes que están necesitando y se interesan por algún jugador para mejorar el nivel de los equipos comienzan con pagarle el pasaje de avión, el alojamiento, le dan la comida. Así, los tenistas van logrando solventar sus gastos y poder seguir, haciéndolo año tras año, como venimos haciendo nosotros hace tanto tiempo. Esa es más o menos la idea de que el tenis, más allá de ser un deporte hermoso para practicarlo, pueda llegar a ser una forma de vida y un trabajo”.
Cuando los Ferrer organizan la gira desde la Argentina, lo hacen pensándola abierta a todo tipo de jugadores y dependiendo los objetivos de cada uno de ellos van planificando los torneos de manera diferente. “En Francia hay una variedad enorme de competencias de todos los niveles, entonces dependiendo de cada jugador vamos organizando. Hay muchos factores para que la estadía sea efectiva”, concluyó.