Pablo Pérez está de vuelta. Su talento es inagotable, aunque el físico no le permita correr hasta el minuto 90’. Con lo que juega le alcanza para marcar una enorme diferencia en relación a los demás. A un mes de su último partido, regresó el viernes por la noche, en la cancha de Unión, y desparramó fútbol. Fue un retorno que se demoró una fecha por el fallecimiento del padre en la previa del partido contra Independiente. Atravesado por ese suceso difícil en la vida de cualquier persona, tuvo el carácter y la categoría para reponerse a la adversidad y conducir a Newell’s a una victoria que resultaba imperiosa. “Jugar me hizo bien para descargar un poco la angustia”, declaró el mediocampista en la zona mixta del estadio 15 de Abril, unos minutos antes de compartir una breve charla con su excompañero en Newell’s y Unión, Paulo Rosales.
No son muchos los partidos que Pérez disputó en la Liga Profesional. Lleva apenas 9 en 22 fechas. Las lesiones, la última un esguince de rodilla contra Godoy Cruz el 27 de agosto que lo mantuvo hasta el fin de semana afuera de las canchas, le impidieron a Newell’s contar con el futbolista más cerebral y criterioso del plantel. Para ningún jugador debe ser agradable que el cuerpo no le responda como en los momentos de mayor esplendor. Por esa razón, una vez que dejó atrás la última de las dolencias, estaba listo para hacer lo que más le gusta. Se preveía la reaparición contra Independiente, club donde estuvo previo a la vuelta al Parque. El deceso de su padre el jueves 22 de septiembre, dos días antes del enfrentamiento contra el rojo, por obvias razones lo dejó afuera del compromiso en Avellaneda.
Newell’s lo esperó entonces para la visita a Unión, una entidad donde explotó futbolísticamente antes de regresar al club del Parque y consagrarse con el equipo de Gerardo Martino.
Las dos derrotas seguidas del conjunto rojinegro y un desempeño preocupante requerían un cambio brusco y para conseguirlo era imprescindible contar con Pérez. Y el futbolista respondió a las expectativas, si bien no le resultó sencillo, considerando lo que le tocó atravesar en su vida personal.
“Fue un partido difícil por mí familia. La pasaron muy mal y ver sufrir a la gente que vos querés te hace mal. Por esto jugar me hizo bien, descargar un poco toda la angustia acumulada durante la semana”, declaró Pérez, mientras el resto de la delegación ascendía a los micros que estaban en el playón de estacionamiento del estadio de Unión.
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Durante varios minutos se quedó en esa zona, predispuesto a brindar sus sensaciones, analizar el triunfo rojinegro y luego a conversar con Rosales, aquel volante también surgido en la lepra y con el que consiguió el ascenso a primera con el tatengue en 2011, conducidos por otro exleproso, Frank Kudelka.
En el césped de Unión, Pérez expuso su clase, en forma intermitente pero distintiva. Desde bien temprano demostró que allí estaba presente para darle claridad al juego de Newell’s. A los 3’ la recibió en mitad de cancha y sin dudar la alargó de primera para la corrida solitaria de Armando Méndez. Durante los mejores pasajes de fútbol de la lepra en Santa Fe, en el primer cuarto de hora, fue el responsable de la distribución en la franja central, con toques precisos, cortos o largos.
Cerca de otro golazo
Hasta casi convierte a los 12’ cuando capturó un rechazo con los puños del arquero Mele y le dio el derechazo, sin frenarla. La cabeza de Calderón interceptó el fortísimo remate antes de que ingrese. Hubiese sido una conquista merecida, premio a la repentización para sacar semejante tiro. Y el que le hubiera permitido anotar por segundo partido seguido, tras la hermosa tijera que metió en el 1-2 contra Godoy Cruz.
En el debe de Pérez quedó que no colaboró tanto en la contención, pese al esfuerzo que hizo, por lo que Juan Sforza debió redoblar energías para obstruir en el medio.
El gol de Juan Manuel García fue un quiebre en el partido. “Sabíamos que ellos jugaban con una línea muy larga. La idea era agarrarlos de contragolpe. A los 15 minutos tuvimos tres situaciones. Y el gol de pelota parada cambia el juego. Ellos empiezan a hacer modificaciones y tuvimos que cambiar nuestro juego, sobre todo los volantes. En el segundo tiempo empezaron a hacer muchos cambios, armamos una línea de cinco y nos pudimos resguardar mucho más”, señaló.
Newell’s dejó pasar la oportunidad de aprovechar la contra con la ventaja en el marcador. El que jugó como se debía era Pérez. Los demás no pudieron. El forcejeo y la lucha primaron por sobre el juego y en ese contexto, sumado al desgaste, el volante fue perdiendo incidencia. A los 62’ fue reemplazado por Marcelo Esponda. Ya había cumplido su parte.
Un triunfo que "da respiro"
Pérez resaltó la importancia del triunfo en Santa Fe, que le permite a Newell’s continuar en zona de clasificación a la Copa Sudamericana y cortar los dos traspiés consecutivos. “Tres derrotas era demasiado. Si perdíamos de cara al final del campeonato iba a ser mucho más difícil. Esto nos da un poco más de respiro”, destacó.
Valoró el trabajo de los jóvenes, quienes fueron apareciendo en cantidad ante tantas bajas por lesiones. “Quiero felicitar a los chicos. Los veo encendidos, con muchas ganas. Los admiro, están metiendo por demás”, dijo.
Acerca del sueño de clasificar a la Sudamericana, manifestó: “Es el principal objetivo, el que quedó. Nos empuja cada vez más porque lo tenemos cerca. Lo deseamos y estamos bien. Va a ser duro. Hay varios equipos que, por no ganar en estas dos últimas fechas, se nos acercaron bastante. Pero la estamos peleando y espero termine de la mejor manera”.