Nada de lo que podía pensarse y planificarse le salió a Newell's. Jugó por debajo de lo esperado frente a las inseguridades propias de Huracán. Pero si superó a un conjunto cuyo promedio es una preocupación se debió a que sostuvo su arco en cero, más allá de la liviandad ofensiva del rival, y al acierto de Scocco. Suficiente para esperar la seguidilla de cruces trascendentes que se vienen, Independiente el domingo, luego Central, ambos en el Coloso, y después Boca en La Bombonera.
Las dificultades de Newell's en la tarde de ayer empezaron en la salida desde el fondo. Quignon, encargado del primer pase, fue deglutido por la presión rival. Y si Quignon no aparece, los laderos son limitados para el toque. Entonces la Lepra recurrió a los pelotazos. Nada fructífero para Scocco, Maxi y Formica, necesitados de que se las den justa para iniciar cualquier jugada.
Newell's era menos que Huracán porque Romero Gamarra se desplazaba a gusto por el sector derecho del mediocampo, sin que Quignon o Paz le entorpecieran el juego. Y con algunos destellos del jugador que Mariano González supo ser, el local insinuaba.
Las ocasiones, algunas tibias, otras mal terminadas, fueron de Huracán. La primera fue un tiro desde lejos de Villalba por arriba, ante el retroceso desesperado de Pocrnjic luego de rechazar con los puños un córner. Otra, al cuarto de hora, cuando Romero Gamarra enganchó hacia el medio y cedió para la proyección de Villalba, cuyo zurdazo se fue cerca.
Newell's no tenía juego asociado, estaba impreciso y era carente de resolución cerca del área rival. Ni sus futbolistas más relevantes mostraban señales de reacción hacia el resto.
Huracán, apenas una brisa ayer, chocaba cuando se aproximaba a partir de los cierres de Sebastián Domínguez y Néstor Moiraghi. Y si tenía alguna, fallaba, como en el cabezazo de Fritzler sin oposición que fue mansamente a las manos de Pocrnjic.
En la primera etapa quedó la polémica de la tarde, que fue la zambullida de Romero Gamarra ante Moiraghi en el área no sancionada por el árbitro.
Era imprescindible que Newell's modifique su imagen para el segundo tiempo. Osella lo intentó. Sacó a Joel Amoroso y entró Jacobo Mansilla. El futbolista que ingresó contribuyó para obstaculizar a Romero Gamarra por ese sector. Pero no le dio vuelo futbolístico.
Lo conseguiría con la entrada de Víctor Figueroa por Juan Ignacio Sills. Sin hacer nada de otro mundo, le dio más juego a Newell's en medio de un trámite sin emociones. Es que el Globo se había desinflado por completo y la visita tampoco hacía mucho.
Pero Newell's cuenta con Scocco. El derechazo del delantero entró en el arco de Huracán y resolvió lo que hasta ese instante parecía imposible: ganar para acceder a la punta.