Cristian Ferreira apareció en un momento que era urgente. Newell’s debía recomponerse, de lo contrario podía traerle consecuencias negativa, la principal la continuidad de Gabriel Heinze, si bien el presidente Ignacio Astore dijo que es de respetar los plazos. Y el volante creativo respondió, a lo que tanto se espera de él y a la confianza que desde un principio le brindó el entrenador. Nada mejor entonces que salir a respaldarlo con una gran tarea, principalmente por esos dos goles que condujeron a la lepra a una victoria imprescindible, ante San Lorenzo en el Nuevo Gasómetro.
Heinze siempre apostó por Ferreira y sus condiciones. El DT llegó a decir que el futbolista tenía que confiar más en sus cualidades.
En la cancha, desde que lo dirige, el mediocampista tuvo rendimientos elogiables y otros, los más, para el olvido. Pero con el ciclón, con un futuro que parecía sombrío para la lepra, puso la luz con su pegada.
Justamente fue con la pierna derecha, la más hábil, que la tocó a la derecha de Batalla, ubicado a corta distancia, para inaugurar el marcador. El volante tuvo la virtud de controlarla dentro del área, sin que nadie lo marque, y entrarle con justeza, luego de la peinada de Martino.
Una precisión todavía mayor, e incluso con más potencia, fue el balón que impactó para el segundo tanto.
Llegó a la altura de la medialuna para capitalizar esa pelota que dejó pasar el paraguayo Recalde tras el centro de Ramiro Sordo.
Esa pegada que tanto se elogia del diez, pero que saca a relucir de tanto en tanto, esta vez fue letal. Lo sufrió San Lorenzo y lo gozó Newell’s. Ferreira dio el presente, no solo con los goles sino con la personalidad para ocuparse de iniciar los ataques. Un diez para el volante, que puso la cara por Heinze.