La ciudad de Rosario congrega a muchas figuras del tenis masculino, varios ex top ten, algunos de ellos jugadores y capitanes de Copa Davis, pero desde hace un puñado de años los centros de entrenamiento de la región se destacan por contar con varias mujeres juniors entre las mejores del mundo y que son noticia, porque con solamente 15 o 16 años ya están haciendo su incursión en el profesionalismo, con excelentes resultados. Una de las más destacadas promesas locales es Luisina Giovannini, quien si bien nació en la localidad cordobesa en Coronel Moldes, desde pequeña se radicó en la Cuna de la Bandera, entrena en Palos Verdes bajo la conducción del coach Saul Erlicher y representa a la Federación Santafesina de Tenis.
Desde chica supo que la carrera de tenista iba a ser difícil, pero no se hizo problema, siguió para adelante y no bajó los brazos, siempre con la costancia y el sacrificio como estandartes.
Giovannini, de 16 años, viene compitiendo en los torneos de inserción y con su equipo de trabajo desde hace varias temporadas divide sus entrenamientos y el calendario de sus giras entre Argentina y Francia. En el 2022 esta rosarina por adopción marcó precedente cuando representó al país en los III Juegos Suramericanos de la Juventud y se quedó con la medalla dorada de dobles y la de plata en singles. Aunque ya en Sub 12 había disputado el sudamericano y clasificó para el Mundialito que se llevó adelante en Bolivia.
En lo que va de este 2023 tuvo grandes actuaciones, en Francia participó en 10 torneos nacionales y se quedó con nueve títulos, en tanto que a su regreso al país a principio de octubre se metió en cuartos de final del IFT Women’s World Tennis W25 de Lujan e hizo semifinales en el W25 de Mendoza, convirtiéndose de esta manera en la gran esperanza argentina y como una de las juniors de mayor proyección a nivel internnacional.
“Empecé a jugar al tenis a los 7 años en el Toro Club en Coronel Moldes, mi pueblo, que tiene unos 10 mil habitantes. Yo no sabía lo que era el tenis, hasta que un día vi con mucho entusiasmo como la gente practicaba este deporte, en las dos canchas que había en el club y le pregunté a mi mamá si podía probar. Hasta ese momento yo hacía gimnasia artística, natación y patín”, recordó Giovannini. Su madre con buen tino, primero le dijo que concluyera la temporada con las disciplinas que llevaba adelante y que luego iba a poder probarse en tenis: “Cuando terminé el año de patín, me fui a probar y me dijeron que tenía condiciones. Así que no lo dude y empecé a practicar una vez a la semana, luego le sumé más días”, contó la jugadora y agregó: “En una oportunidad, Fabián Ravetta, un vecino de Coronel Moldes y apasionado del tenis llamó a un entrenador amigo suyo, Saúl Erlicher, para que viaje y vaya a verme jugar”.
De inmediato Erlicher vio el potencial de la pequeña tenista y la invitó a que se incorpore a su academia en Palos Verdes: “A partir de ese momento comencé a viajar todos fines de semana a Rosario para entrenar con él, hasta que llegó un momento que se hizo muy difícil recorrer constantemente esa distancia, por lo que Saúl propuso que con toda mi familia nos mudáramos aquí, para estar más cerca”.
El cambio realmente fue radical, ya que tuvo que abandonar Coronel Moldes para radicarse a los 10 años junto a los suyos en otra ciudad y empezar de cero. “Alejarme de mi escuela, mis amigos, de parte de mi familia, del pueblo que quería fue todo un tema. Finalmente decidimos mudarnos, para poder seguir desarrollando mi nivel tenístico, ya que en mi pueblo no iba a poder lograrlo. Hasta el día de hoy seguimos aquí en Rosario y si bien fue un cambio que requirió de un esfuerzo muy grande, pasar de un pueblo muy chiquito a una ciudad tan grande, fue algo que, por suerte, nos pudimos acostumbrarnos bien”.
Giovannini destacó el esfuerzo de todos los involucrados para que ella pueda cumplir el sueño de llegar a ser profesional de la raqueta: “Mis padres dejaron todo e hicieron un gran esfuerzo para que yo pueda seguir adelante con mi carrera, por eso estoy muy agradecida con ellos, así como Saúl y su equipo de trabajo, que confió en mis condiciones deportivas, además del apoyo logístico que me brinda en Francia, Marilyne Minault. A los 11 años me fui por primera vez a Europa a jugar torneos, ahora voy por mi quinto año, hace un mes regresé a la Argentina y participé de varios torneos profesionales con muy buenos resultados”.
En la actualidad Luisina ocupa el puesto número 752 del ranking de WTA y su proyección parece no tener techo: “La verdad que estoy contenta con estas dos últimas semanas, me sentí muy bien , jugando un buen tenis y sobre todo mejorando la parte mental, muy importante para este deporte. Estos resultados me motivan y me dan confianza para lo que viene. Mis próximos torneos son los W15 de Buenos Aires y Córdoba. Nuestro objetivo para este año es quedar entre las 500 jugadoras del mundo”, concluyó.