Los libros de pases suelen ser verdaderos termómetros, en el que se trabaja para potenciar el actual plantel. Y es demasiado lo que se habla (y se habló) sobre los requisitos indispensables que debe cumplir un jugador para transformarse en refuerzo, en este caso de Rosario Central. Transcurrida la tercera parte del torneo es un buen momento para poner sobre la mesa los números, que no hacen otra cosa que indicar qué injerencia tuvieron las caras nuevas que arribaron después de la asunción de Eduardo Coudet. Y lo primero que hay que destacar es que a excepción de Ruben y algo de Villagra, el resto viene con números de tono rojizo. A la décima fecha, cuatro de los siete futbolistas que llegaron no alcanzan el 50 por ciento de los minutos jugados. Gustavo Colman y Jonathan Ferrari fueron los de menos participación.
Por supuesto que hay una lectura que debe hacerse y que es condición sine qua non ponerla sobre la mesa. Tiene que ver con el hecho de que este torneo tiene la particularidad de ser largo y que de a poco el Chacho va buscando la mejor forma física de todos ellos, a los que, por convencimiento, les insistió para que recalaran en Arroyito. Ni hablar de los imponderables que siempre existen (este caso no es la excepción a la regla), como las lesiones, suspensiones y, hasta si se quiere, cuestiones personales, como la que le tocó vivir a Pablo Alvarez.
Lo cierto es que en las primeras diez fechas hay una tendencia insoslayable sobre el hecho de que la gran base del equipo está formada por futbolistas que venían del proceso anterior.
Hay una cara de la moneda que otorga una licencia importante. Tiene que ver con el caso de Marco Ruben, quien hasta aquí y por lejos resultó la mejor incorporación. No sólo en cuanto a la frialdad que entregan los números, sino en rendimiento propiamente dicho. Amén de la base y la consolidación de equipo como tal, el delantero es la máxima expresión en cuanto a satisfacciones y alegrías. Es el goleador del equipo y la mayoría de los puntos llegaron gracias a esa capacidad goleadora. Villagra está en esa sintonía. Ese 70% de minutos jugados se debe a que su habilitación se demoró más de la cuenta, lo que lo obligó a arrancar recién en la 4º fecha. ¿El resto? Todos están por debajo del 50%. Y hay algunos casos que resultan llamativos. Porque Delgado también está en vías de consolidación, pero al Chelito también le llevó un tiempo prudencial ponerse a punto desde lo físico. Alternó en el inicio y recién en las últimas tres fechas estuvo desde el arranque (en total lleva cinco encuentros desde el primer minuto).
Si hay algo que no se le puede reprochar a este Central es su capacidad para arrancar como protagonista y en la fecha diez formar parte del lote de vanguardia. Tal vez sea un mérito del entrenador, que al no poder contar a pleno con todos los refuerzos haya sabido encontrar alternativas potables.
Gustavo Colman está tildado como “el distinto”, como el futbolista que le imprime un destello de calidad al equipo. Lo concreto es que lleva un solo partido de titular e ingresó en otros cinco. Pese a su escaso aporte en cuanto a minutos jugados (apenas 178), el Canalla ha sabido mantener la cabeza erguida.
Su aporte (siempre atendiendo al tiempo en cancha) es tan flaco como el de Jonathan Ferrari, quien carga con los peores números. Con dos partidos desde el inicio (en uno de ellos fue reemplazado en el entretiempo) es quien menos parece haber rendido. Su participación está apenas en el 15 por ciento.
La inactividad con la que algunos llegaron tal vez haya jugado un rol determinante. Colman pudo haber sentido la exigencia y de allí su lesión. Lo mismo para Alvarez, quien antes de ausentarse por cuestiones personales también fue víctima de un desgarro, que seguramente lo hubiese parado no menos de tres semanas. A José Luis Fernández también le jugó una mala pasada una lesión.
“Central necesita jugadores que vengan, se pongan la camiseta y jueguen”, se escuchó en reiteradas ocasiones. Las pruebas están a la vista de que en fútbol 2 más 2 no siempre da cuatro, que no se trata de una ciencia exacta.
Y esto nada tiene que ver con la capacidad futbolística de tal o cual refuerzo. Nadie puede discutir las condiciones de Delgado, de quien todavía se espera mucho más. Sí puede hablarse hoy de que muchas presunciones y muchas palabras pueden hacerse añicos cuando la pelota comienza a rodar.
Nada opaca esta muy buena campaña que el Canalla está llevando adelante. Ni siquiera ese por ahora apenas discreto aporte (en líneas generales) de aquellos que llegaron como refuerzos.