Ángel Di María hizo un gol y su compañero Nicolás Otamendi evitó la caída de Benfica ante Boca, que podría haber acelerado su vuelta a Rosario Central.
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El toque exquisito de Ángel Di María para darle vida a Benfica, que lo perdía 2 a 0 ante Boca. Todo Central estuvo atento a este partido.
Curioso el caso de Ángel Di María. Que ya es futbolista de Central, pero aún juega con otra camiseta. Por eso los hinchas auriazules seguro estuvieron pendientes de la TV para verlo en el debut del Mundial de Clubes, con Benfica ante Boca. Fideo celebró un gol y su compañero Nicolás Otamendi le evitó la derrota.
Por supuesto, el hincha de Central venía bien hasta los 84' cuando Nicolás Otamendi empató, ya que Di María había dejado la cancha sin problemas hacía poquito y una derrota aceleraba la vuelta a Rosario. Ahora habrá que esperar.
Di María se mostró en buena forma, la pidió mucho, la peleó y hasta marcó el gol de su equipo con una exquisita definición de penal. Pero todo Benfica fue sorprendido en el primer gol de Boca, mucho más en el segundo que llegó enseguida, y además se encontró con un equipo que se reseteó con Russo y que volvió a ser muy combativo.
El ya jugador de Central y campeón del mundo entró un poco en la confusión general de Benfica luego del 0-2, pero descontó y luego fue el que le daba esperanzas a su equipo de encontrar huecos, algo que no hicieron sus compañeros. Pero a los 76 minutos fue sustituido.
La roja a Belotti preanunciaba una derrota para el equipo de Di María, pero el tremendo testazo de Otamendi, al que también le habían hecho el penal, le evitó una caída que lo hubiera dejado nocaut, porque Bayer Munich es el favorito del grupo.
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El viernes Di María jugará ante Auckland City y el martes 24 ante Bayer Munich. Ahí se sabrá si ya vuelve a Rosario o sigue en el Mundial de Clubes.
Ángel Di María empezó con todo el partido en el Hard Rock Stadium, reclamando a sus compañeros porque la pelota no iba por su lado, la derecha del ataque de Benfica.
Pero en la primera que entró en juego fue cuando buscó por el medio del área encontrar el huevo para el remate, pero Luis Advíncula le entró fuerte dejándolo en el piso. Reclamó penal, pero el peruano exNewell's trabó primero pelota.
No fue la primera vez que terminó dolido en el piso Angelito, que volvió a sentir el rigor que le impuso el equipo de Miguel Ángel Russo, cuando también le fueron fuertes en campo de Benfica. Entre Miguel Merentiel y Ayrton Costa le hicieron un sandwich.
Ahí el nuevo futbolista canalla quedó tendido en el césped, quejándose de un golpe en el pecho. Sí se cobró falta, pero no hubo tarjeta como Fideo reclamó.
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El gol de Miguel Merentiel a los 21', tras el caño y la gran asistencia de Lautaro Blanco, frenó la embestida inicial de Benfica y Di María empezó a tener apariciones más esporádicas.
Ni hablar cuando del córner desde la izquierda de Kevin Zenón, llegó el cabezazo en el segundo palo de Ayrton Costa y el nuevo testazo de otro exauriazul, Rodrigo Battaglia, para el 2 a 0 de Boca. Un baldazo de agua fría para Benfica.
Desde ahí Boca fue consolidando su ventaja ante la sorpresa y la desesperación de Benfica, que sin embargo encontraría impensadamente el descuento, a través de Angelito.
Todo por la imprudencia de Carlos Palacios en un centro que parecía ya perdido pero el topetazo que descubrió el VAR sobre Nicolás Otamendi, que estaba de espaldas y sin chances, le dio la chance al campeón mundial del gol con un toque sutil desde los doce pasos.
En el complemento Boca dominó las acciones y mucho más cuando expulsado, correctamente, Belotti por una patada en la cabeza sobre Ayrton Costa a los 72'.
Enseguida Ruí Costa optó por sacar a Di María para darle cabida a la juventud del exVélez Gianluca Prestianni. Y de un córner desde la derecha, otra vez Otamendi tomó protagonismo, saltó solo en el primer palo y batió completamente a Marchesín.
Fue 2 a 2 entre Boca, que lo lamentará más porque iba 2 a 0, y Benfica. Di María volverá a escena el viernes. Los hinchas canallas volverán a hacerle el aguante.
Por Martín Stoianovich
Por Gonzalo Santamaría
Por Mila Kobryn