El genio está entre nosotros. Lionel Messi, el mejor jugador del mundo, llegó ayer a su Rosario natal para pasar las fiestas de fin de año junto a su familia. Y lo hizo a bordo de su lujoso avión privado, que aterrizó por la mañana en el aeropuerto internacional Islas Malvinas de Fisherton, donde incluso se sacó fotos con uno de los trabajadores de la terminal aérea, imágenes que rápidamente se propagaron por las redes sociales. El crack de Barcelona jamás se olvida de sus orígenes y por eso elige disfrutar la Navidad y el Año Nuevo entre sus afectos más cercanos y en el rincón del mundo que lo vio nacer.
Leo llegó ayer a Rosario en su flamante avión privado para pasar las fiestas de fin de año en familia luego de jugar el sábado con Barcelona su último partido de 2018 y marcar un tanto en el triunfo 2-0 sobre Celta de Vigo, por la Liga de España, en la que el Barsa marcha como líder.
A bordo del Gulfstream V modelo 2004, la Pulga, junto a su esposa e hijos, además de su papá Jorge, aterrizó en esta ciudad como ocurre en cada diciembre durante el receso por Navidad y Año Nuevo.
El avión de Messi que arribó a Rosario cuenta con 16 asientos ejecutivos, ocho camas, baños y cocina. En una de sus escaleras pueden leerse los nombres del grupo familiar: "Leo, Antonella, Thiago, Ciro y Mateo". Y en la cola del avión está dibujado el "10", en honor al número que lleva Lionel en la camiseta de Barcelona y el seleccionado argentino.
Messi permanecerá en el país hasta el 1º de enero, ya que debe reintegrarse a los entrenamientos el miércoles 2. Su primer compromiso de 2019 será el domingo 6 enero, cuando Barcelona defienda su lugar como líder ante Getafe, por la fecha 18ª de la Liga de España.
Leo está en Rosario buscando tranquilidad y sosiego, luego de un año complejo desde lo futbolístico.
Porque sin dudas que su gran decepción en este 2018 fue la flojísima performance que tuvo la selección argentina en el Mundial de Rusia, certamen en el que en lo personal había depositado todas las energías para tratar de llegar a lo más alto y el equipo de Jorge Sampaoli no estuvo a la altura y se pegó la vuelta de manera prematura.
Messi (31 años) fue por la gloria al Mundial de Rusia en busca del último título que le falta a su abarrotada vitrina de trofeos, pero no se le dio y por eso el gran objetivo de este año en lo personal quedó trunco.
Claro que su talento jamás se marchita y por ello acaba de recibir la Bota de Oro por ser el máximo artillero en la temporada pasada de las ligas europeas al marcar 34 goles.
Tras el Mundial de Rusia, la Pulga se distanció de la selección y no volvió a lucir la camiseta albiceleste. En 2019 está la Copa América en Brasil y el actual DT Lionel Scaloni prende velas para que regrese a lucir la diez y la cinta de capitán del equipo de todos. Y por ello en estos días de descanso en Rosario el crack meditará sobre los pasos a seguir el año que viene.
Lo cierto es que ahora la Pulga está en Rosario, en familia, rodeado de amigos y cargando las pilas.
En su club Barcelona sigue brillando y deberá decidir si le devuelve su magia a la selección argentina. Lo que Lio decida estará bien. Es el mejor.